Desde siempre me gusta este mes de junio, un mes lleno de actividades, el fin de curso, el inicio de las vacaciones, la playa… Hace unos años se sumó el cumpleaños de mi hija lo cual lo hizo más especial si cabe. Además, meses atrás, me entero que la Sociedad de Investigación de la escoliosis declara este mes para su concienciación, siendo el 25 de junio el Día Internacional del conocimiento de la Escoliosis.
Y os preguntaréis, ¿que tiene que ver la escoliosis conmigo? Pues mucho más de lo que imagináis. Cuando tenía 13 años me detectaron esta enfermedad que consiste en una curvatura anormal de la columna. Tal era la desviación que el único tratamiento posible era la cirugía. Pero antes tuve que estar con un corsé ortopédico durante un año.
El paso por el quirófano dejó en mí una enorme cicatriz que se aprecia en mi espalda recorriéndola toda entera; eso sí, con cuidados y cirugía estética conseguí disminuir su impacto visual. Pero claro, este diagnóstico médico llegó a mi vida siendo adolescente lo cual me acarreó un impacto psicológico.
Aceptar la cicatriz y llevar puesto un corsé durante las 24 horas, me supuso enfrentarme a un trabajo de crecimiento personal, para ello mis padres me llevaron a una psicóloga que me ayudó bastante. Esto provocó, además de otros aspectos, que decidiera dedicarme a la psicología (suele ocurrirle a muchos compañeros de profesión).
La atención psicológica en cualquier enfermedad es necesaria, el acompañamiento emocional a lo largo de todo el proceso es fundamental para sostener al paciente y transitar junto a él y su familia durante los distintos aspectos a los que se tienen que enfrentar.
El objetivo de la psicología en la enfermedad es que el paciente pueda mejorar su condición y adquirir toda la autonomía posible, minimizando las limitaciones y potenciando los recursos que posee. Así, una vez que finaliza el tratamiento, la persona que ha sido acompañada terapéuticamente durante su enfermedad, cuenta con más recursos para desarrollar su vida.
Mi finalidad con esta entrada tan personal, es transmitir que debemos dar importancia a la atención psicológica durante cualquier proceso de enfermedad. Además, específicamente, con la escoliosis también, puesto que está en juego muchos aspectos como la autoestima, la imagen corporal, etc…
La relación con el propio cuerpo es determinante en nuestro desarrollo, los adolescentes, niños que pasan por la escoliosis deben trabajar estos aspectos para que el impacto de la enfermedad sea el mínimo posible.
Me despido hasta la próxima entrada.
Saludos virtuales.
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