-Carta de una desconocida, de Stefan Zweig -El último encuentro, de Sándor Márai -Mister Vértigo, de Paul Auster -La mecánica del corazón, de Mathias Malzieu -El sueño de una noche de verano, de William Shakespeare -El guardián entre el centeno, de J.D. Salinger -La zona muerta, de Stephen King -El castillo de los destinos cruzados, de Italo Calvino -Flores azules, de Raymond Queneau -La tienda de los suicidas, de Jean Toulé Y pude ver también cómo esos títulos se iban eligiendo unos a otros por su cuenta, se iban uniendo entre sí, se emparejaban y se abrazaban en duetos de lo más variado y dispar. Así, por ejemplo, el libro de Malzieu se fundió con el de Auster dando lugar a La mecánica del vértigo, y el de Zweig se mezcló con el de King convirtiéndose en Carta de la zona muerta. Después el de Shakespeare se combinó con el de Calvino y el resultado fue El sueño de los destinos cruzados, mientras que la novela de Márai se juntó con la de Toulé y formaron El último de los suicidas. Por último, vi cómo el libro de Salinger se mezclaba con el de Queneau y de la mezcla resultó El guardián entre flores azules.Este baile de títulos, esta cita a ciegas de las historias, me dieron que pensar, y me pregunté una vez más si no será verdad –como venimos sospechando- que los libros tienen vida propia, que tienen cierta autonomía y que son capaces de tomar decisiones.
Y también me pareció que era sorprendente la naturalidad y la facilidad con que se mezclaban unos con otros. Entonces, inevitablemente me pregunté: si estos títulos mezclados correspondieran a libros de verdad, si alguien los hubiese escrito alguna vez, ¿qué historias nos contarían? Y me fui imaginando algunas. ¿Y ustedes? ¿Han observado si sus libros se mezclan, si se funden unos con otros? Echen un vistazo, porque es muy probable.








