David Ricardo y sus ventajas comparativas.
Uno de los argumentos a favor del libre comercio internacional manifiesta que a través de éste los países incrementarían sus posibilidades de consumo de bienes.Un fundamento de estos beneficios es la diferenciación tecnológica existente entre los países, ya que esta determinaría que los países difieran en sus productividades relativas entre sí, encontrando cada cual ventajas comparativas en la producción de algunos de sus bienes.
Bajo este enfoque sencillo, pero fundamental para la justificación del libre cambio internacional, se deduce que todos los países, incluído el más pobre y el más atrasado tecnológicamente, tendrían ventajas comparativas en la producción de alguno de los bienes que pueden producir. En consecuencia, si no existiera trabas para que los países participen libremente en el comercio, y cada cual aprovechara sus ventajas comparativas; entonces la especialización conllevaría a un incremento de la producción mundial y por ende a un mayor bienestar de los habitantes de los países que comercian.
Sin embargo, ya en esta versión ricardiana del comercio está implícito que este proceso conllevaría a la destrucción de industrias en todos los países, justamente de aquéllas en las que no se tienen ventajas en los costos relativos de producción. Por ende, la única manera de compensar tal pérdida sería la ampliación del sector exportador a un punto tal que garantice el pleno empleo de los recursos desempleados en los sectores "destruidos". Así que, el beneficio que se derive del libre comercio necesariamente tendría que implicar pleno empleo, caso contrario las pérdidas podrían contrarrestar los beneficios. ¿Cómo podrían los desempleados de la industria liquidada concretar en el mercado de bienes sus mayores posibilidades de consumo?
Otro de los puntos interesantes de esta propuesta, es que incluso si un país tiene una bajísima productividad absoluta en la producción de todos sus bienes que genera, aún podría ganar en el comercio con otros países más avanzados que él. ¿Cómo así? La lógica de este argumento pasa de contrabando dos puntos esenciales en su respuesta, pues, realmente, ¿son los países los que deciden qué producir y qué comerciar? Si la respuesta a la pregunta anterior fuese afirmativa, queda una segunda cuestión a resolver, ¿es el costo relativo el criterio para tomar decisiones económicas?
Si no son los países los que toman decisiones económicas sino los agentes productores; entonces las empresas de un país que tiene ventajas comparativas en todos sus sectores tendrían que renunciar a mercados como el de aquel país que carece de ventajas absolutas en la producción, lo cual implica renunciar a posiblidades mayores de beneficios; pero, ¿acaso el beneficio no era una razón fundamental de su accionar?
Ver el análisis ricardiano de las ventajas comparativas desde la óptica de que son las empresas y no los países los que toman las decisiones económicas, y en segundo lugar, verlo bajo la lógica de maximización de beneficios y no de las ventajas comparativas, cambia totalmente las conclusiones “benefactoras” del libre comercio.
Por último, un punto complejo obviado o divorciado en el análisis, es el papel que el libre comercio implicaría sobre el tipo de cambio. En el modelo ricardiano estándar, como se lo presenta en la formación de estudiantes de Economía, y que fundamenta la posición ideológicas de los defensores del libre comercio, se tiene que los países siempre terminarían con un comercio equilibrado.(i) Acaso, ¿la evidencia muestra que ningún país que participa en el comercio tiene problemas crónicos de endeudamiento?---------------(i) Como el texto básico de KRUGMAN, Paul y Maurice OBSSTFELD. Economía Internacional. Teoría y política, 7ma. Edición, Madrid: McGraw - Hill, 2006, pp. 27 - 54; hasta los textos intermedios de GANDOLFO, Giancarlo. International Trade. Theory and policy, Heidelberg: Springer, 1998, pp. 9 - 30; y MARKUSEN, James et al. International Trade. Theory and evidence, Boston: McGraw - Hill, 1995, pp. 84 - 97. Por otro lado el documento que generaliza el modelo de Ricardo sigue la misma línea. Ver DORNBUSCH, Rudiger; FISCHER, Stanley y Paul SAMUELSON. Comparative advantage, trade and payments in ricardian model with a continuum of goods. En American Economic Review, 67, diciembre, 1977, pp. 823 - 839.