Revista Opinión

Kalam: Cosmología y la Existencia de Dios

Por Beatriz
Tomado de: menteabierta.es
El autor de este interesantísimo artículo se atreve a afirmar en él que la creencia en Dios es intelectualmente coherente. Y esto, basándose en "argumentos filosóficos y confirmaciones científicas".
Para dirigirnos en esta aventura intelectual se vale de una interesante variación del argumento cosmológico. El autor le llama "kalam", y se originó en los esfuerzos cristianos de rebatir ideas de los filósofos griegos. Luego fueron teólogos medievales judíos e islámicos los que lo completaron.
Nota: Ésta es una versión resumida y simplificada del artículo. Puede ver la versión original.



Introducción
La primera pregunta que se debería hacer es, como escribió G.W.F. Leibniz, “¿Por que hay algo en lugar de nada?”. Igualmente, un filosofo contemporáneo comenta: “El hecho de que algo exista, en verdad, me parece un motivo para el asombro mas profundo”. Leibniz contesta esta pregunta alegando que existe algo en lugar de nada porque un ente necesario existe, el cual lleva en si mismo su razón para existir, y es razón suficiente para la existencia de todo el ente contingente.
John Hick dio una explicación más sencilla de la necesidad de la existencia en términos de lo que él llamó “necesidad real”: un ente necesario es un ente eterno, infundado, indestructible e incorruptible. Leibniz identifico ese ente necesario como Dios. David Hume, en cambio, propone que el universo material en sí puede ser el ente necesario, la cual suele ser la posición del ateo.
Pues bien, como se ha dicho previamente, una característica esencial del ente necesario es su eternidad. Si, entonces, se puede hacer creíble que el universo comenzó a existir y que, por lo tanto, no es eterno, uno podría demostrar la superioridad del teísmo como una visión racional del mundo. Hay un argumento que apunta a la demostración del comienzo del universo llamado argumento cosmológico Kalam:
1. Cualquier cosa que comience a existir tiene una causa para su existencia.
2. El universo comenzó a existir.
2.1 Argumento basado en la imposibilidad de un infinito real.
2.11 Un infinito real no existe.
2.12 Un retroceso temporal infinito de acontecimientos es un infinito real.
2.13 Por lo tanto, un retroceso temporal infinito de acontecimientos no puede existir.
2.2 Argumento basado en la imposibilidad de la formación de un infinito real por adición sucesiva.
2.21 Una colección formada por adiciones sucesivas no puede ser infinita realmente.
2.22 La serie temporal de acontecimientos pasados es una colección formada por adiciones sucesivas.
2.23 Por lo tanto, la serie temporal de acontecimientos pasados no puede ser infinita realmente.
3. Por lo tanto, el universo tiene un motivo para su existencia.
DEFENSA DEL ARGUMENTO COSMOLOGICO KALAM
La segunda premisa crucial en este argumento es la (2), y se ofrecen dos argumentos independientes para apoyarla.
Primer argumento de apoyo
Primero se debe entender la diferencia entre un posible infinito y un infinito real. Un infinito posible es una colección que esta en aumento hacia el infinito como un limite, pero nunca llega ahí. Un infinito real es una colección en la que el numero de miembros es realmente infinito, esta “completa”. Ahora, (2.11) mantiene que un numero infinito real de cosas no puede existir. La mejor forma de verlo es mediante una ilustración, el Hotel de Hilbert, producto de la mente del matemático David Hilbert.
Imaginémonos un hotel con un número finito de cuartos, Suponga, entonces, que todas las habitaciones están ocupadas. Cuando un huésped nuevo llega solicitando una habitación, el propietario se disculpa: “Lo siento, todas las habitaciones están ocupadas”. Pero, ahora, imaginémonos un hotel con un número infinito de habitaciones, y suponga que, una vez más, todas las habitaciones están ocupadas. No hay una sola habitación disponible en todo el hotel infinito. Ahora, suponga que llega un nuevo huésped solicitando una habitación. “¡Por supuesto!”, dice el propietario, e, inmediatamente, cambia a la persona en la habitación No.1 a la No.2, la persona en la habitación No.2 a la No.3, la persona en la habitación No.3 a la No.4, y así sucesivamente hasta el infinito. Como resultado de estos cambios de habitación, la habitación No.1 ahora está desocupada, y el huésped nuevo, agradecido, se inscribe y toma la habitación. Pero recuerde, antes de que él llegara, ¡todas las habitaciones estaban ocupadas! Ahora suponga que el huésped de la habitación No.1 se va. ¿No habría una persona menos en el hotel? No, según los matemáticos; ¡pero sólo pregúntele a la mujer que prepara las camas! Este tipo de absurdos ilustran la imposibilidad de la existencia de un numero de cosas realmente infinito.
Si el universo nunca comenzó a existir, entonces, antes del acontecimiento presente, ha existido un numero de acontecimientos anteriores realmente infinito, lo cual ya hemos visto que no es posible. Entonces la serie de acontecimientos pasados debe ser finita y tener un principio, y por lo tanto el universo comenzó a existir.
Segundo argumento de apoyo
El argumento (2.2) para el principio del universo esta basado en la imposibilidad de formar un infinito real por adición sucesiva. La premisa (2.21) es el paso crucial en el argumento. Uno no puede formar una colección de cosas realmente infinita añadiendo sucesivamente un miembro después del otro, porque como ya hemos visto, un infinito real está, por definición, completo, y no se le puede añadir nada.
Ahora bien, si no se puede formar un infinito real comenzando en un punto y añadiendo miembros, ¿se puede formar sin comenzar y terminando en un punto? Verdaderamente, la idea de una serie sin principio terminando en el presente parece absurda. Veamos una ilustración, imagine a un hombre que afirma haber estado contando desde infinito y ahora está terminando: …, -3, -2, -1, 0. Pero, ¿por qué termino de contar ahora y no ayer, o el año pasado? Para entonces, un tiempo infinito habría transcurrido, así que él debería haber terminado ya para entonces. Por consiguiente, en ningún punto del pasado infinito podríamos encontrar al hombre terminando su conteo, ya que para entonces debería haber terminado, y esto contradice la hipótesis de que él está contando desde la eternidad. Esto ilustra el hecho de que la formación de un infinito real por adición sucesiva es igual de imposible si uno procede hacia o desde el infinito.
La premisa (2.2) presupone que los acontecimientos del pasado han sucedido uno después del otro, lo que resulta obvio. Entonces se llega al (2.3) ya que el pasado se formó por adiciones sucesivas, y dado que una colección formada por adiciones sucesivas no puede ser infinita realmente, la serie temporal de acontecimientos pasados no es infinita realmente.
Primera Confirmación Científica
Estos argumentos puramente filosóficos para el comienzo del universo han recibido unas notables confirmaciones en los descubrimientos en astronomía y astrofísica durante este siglo. Estas confirmaciones pueden resumirse bajo dos encabezamientos: la confirmación desde la expansión del universo, y la confirmación desde las propiedades termodinámicas del universo.
En cuanto al primero, el universo como un todo se concebía que era estático; pero la sorprendente conclusión a la que llegó Hubble en 1929 fue que la desviación roja en la luz desde galaxias distantes se debía al hecho de que el universo está expandiéndose. El resultado final del descubrimiento de Hubble fue que, en algún punto en el pasado finito, todo el universo conocido se hallaba concentrado en un solo punto matemático, el cual marcó el origen del universo. La explosión inicial se conoce como el “Big Bang”. Lo que parece requerir la teoría del Big Bang es que el universo comenzó a existir y fue creado de la nada.
Segunda confirmación científica
Hay una segunda confirmación científica del comienzo del universo basada en las propiedades termodinamicas de varios modelos cosmológicos. Según la segunda ley de termodinámica, los procesos que ocurren en un sistema cerrado siempre se inclinan hacia un estado de equilibrio, y el universo es un enorme sistema cerrado. Dado el tiempo suficiente, el universo alcanzará un estado de equilibrio termodinámico, conocido como la “muerte térmica” del universo, y puede ser fría o caliente, dependiendo de si el universo se expandirá por siempre o si se volverá a contraer. Pero, si el universo alcanzará la muerte térmica en un momento determinado, ¿por qué no está ahora en un estado de muerte térmica si ha existido por un tiempo infinito? Si el universo no comenzó a existir, entonces debería estar en un estado de equilibrio ahora.
Así que la termodinámica implica que el universo comenzó a existir. Según el físico P.C.W. Davies, la energía del universo fue “puesta” en la creación como una condición inicial.
Por lo tanto, tenemos argumento filosófico y confirmación científica para el comienzo del universo, y queda justificada la verdad de la premisa (2): el universo comenzó a existir.
Primera premisa
La premisa (1) está basada en la intuición metafísica de que algo no puede salir de la nada. Si originalmente no había nada (ni Dios, ni espacio, ni tiempo), entonces, ¿cómo pudo llegar a existir el universo?
La verdad de esta premisa parece obvia, no obstante, algunos pensadores se han sentido movidos a negarla. Davies hace referencia a una teoría cuántica de la gravedad según la cual el espacio-tiempo mismo podría surgir sin causa a existir de la nada. Este fenómeno cuántico, incluso si fuera una excepción al principio de que todo acontecimiento tiene una causa, no provee una analogía a algo que llegue a existir de la nada. A pesar de que los físicos hablan de la creación y destrucción de pares de partículas, tales términos son filosóficamente engañosos, ya que todo lo que ocurre realmente es la conversión de energía a materia o viceversa. Así lo admite Davies: “Los procesos descritos aquí no representan la creación de la materia de la nada, pero sí la conversión de energía preexistente a forma material”. Entonces, el mundo de la física cuántica nunca produce algo de la nada. Así pues, la idea de alguna probabilidad de que algo salga de la nada parece incoherente.
Conclusión
Todo lo que comienza a existir tiene una causa (1), El universo comenzó a existir (2), entonces el comienzo del universo fue causado (3). Además, se puede demostrar creíblemente que esta causa es un Creador personal, porque ¿de qué otra manera una consecuencia temporal podría salir de una causa eterna? Si la causa fuera simplemente una serie de condiciones necesarias y suficientes que existen desde la eternidad operando mecánicamente, entonces, ¿por qué las consecuencias no existen también desde la eternidad? La única manera de tener una causa eterna pero una consecuencia temporal parecería ser si la causa fuera un agente personal que escoge libremente crear una consecuencia en el tiempo. Por lo tanto, hemos llegado, no meramente a la primera causa del universo, sino a su Creador personal.
Resumen y Conclusión
En conclusión, hemos visto, basándonos en argumentos filosóficos y confirmaciones científicas, que es creíble que el universo comenzó a existir. Dado el principio intuitivamente obvio de que cualquier cosa que comience a existir tiene una causa para su existencia, somos guiados a concluir que el universo tiene una causa para su existencia. En la base de nuestro argumento, tendría que ser sin causa, eterna, inmutable, atemporal e inmaterial. Por otra parte, tendría que ser un agente personal quien, libremente, elija crear una consecuencia en el tiempo. Por lo tanto, basados en el argumento cosmológico kalam, concluyo que es racional creer que Dios existe.
© William Lane Craig
William Craig obtuvo un doctorado en filosofía en la Universidad de Birmingham, Inglaterra, antes de obtener un doctorado en teología de la Ludwig Maximiliens Universitat-Munchen de Alemania Occidental, en la cual fue, por dos años, un “Fellow of the Alexander von Humboldt-Stiftung”. En la actualidad, es un erudito visitante de la Universite Catholique de Louvain. Ha escrito varios libros, incluyendo The Kalam Cosmological Argument, The Cosmological Argument from Plato to Leibniz y The Problem of Divine Foreknowledge and Future Contigents from Aristotle to Suarez; así como artículos en diarios profesionales tales como British Journal for the Philosophy of Science, Zeitschrift fur Philosophische Forschung, Australasian Journal of Philosophy y Philosophia.
Traducción de Mercedes Cordero
Resumido y adaptado por Esli D. Martínez Maldonado
Mente Abierta (www.menteabierta.org)
Barcelona, noviembre 2001.
NOTAS
(1) G.W. Leibniz, “The Principles of Nature and of Grace, Based on Reason”, en Leibniz Selections, e.d. Philip P. Wiener, The Modern Student’s Library (New York: Charles Scribner’s Sons, 1951), p. 527.
(2) Aristotle Metaphysica Lambda. 1. 982b10-15.
(3) Norman Malcolm, Ludwig Wittgenstein: A Memoir (London: Oxford University Press, 1958), p. 70.
(4) .J.C. Smart, “The Existence of God”, Church Quarterly Review 156 (1955): 194.
(5) G.W. Leibniz, Theodicy: Essays on the Goodness of God, Freedom of Man, and the Origin of Evil, trans. E.M. Huggard (London: Routledge & Kegan Paul, 1951), p. 127; cf. idem, “Principles”, p. 528.
(6) John Hick, “God as Necessary Being”, Journal of Philosophy 57 (1960): 733-4.
(7) David Hume, Dialogues concerning Natural Religion, ed. con Introducción por Norman Kemp Smith, Library of the Liberal Arts (Indianapolis: Bobbs-Merrill. 1947), p. 190.
(8) Bertrand Russell y F.C. Copleston, “The Existence of God”, en The Existence of God, ed. con Introducción por John Hick, Problems of Philosophy Series (New York: Macmillan & Co., 1964), p. 175.
(9) Vea William Lane Craig, The Cosmological Argument from Plato to Leibniz, Library of Philosophy and Religion (London: Macmillan, 1980), pp. 48-58, 61-76, 98-104, 128-31.
(10) Wallace Matson, The Existence of God (Ithaca, N.Y.: Cornell University Press, 1965), pp. 58-60.
(11) J.L. Mackie, The Miracle of Theism (Oxford: Clarendon Press, 1982), p. 93.
(12) Quentin Smith, “Infinity and the Past”, Philosophy of Science 54 (1987): 69.
(13) Richard Sorabji, Time, Creation and the Continuum (Ithaca, N.Y.: Cornell University Press, 1983), pp. 213, 222-3.
(14) Charles Hartshorne, Man’s Vision of God and the Logic of Theism (Chicago: Willet, Clark, & Co., 1941), p. 37.
(15) G.J. Whitrow defiende una forma de este rgumento la cual no presupone una visión dinámica del tiempo, aseverando que un pasado infinito tendría que ser “vivido” por un ser eterno, conciente, incluso si la serie de acontecimientos físicos subsistieron intempestivamente (G.J. Whitrow, The Natural Philosophy of Time, 2da ed. [Oxford: Clarenton Press, 1980], pp. 28-32).
(16) Mackie, Theism, p. 93.
(17) Sorabji, Time, Creation and the Continuum, pp. 219-22.
(18) K.R. Popper, “On the Possibility of an Infinite Past: a Reply to Whitrow”, British Journal for the Philosophy of Science 29 (1978): 47-8.
(19) R.G. Swinburne, “The Beginning of the Universe”, The Aristotelian Society 40 (1966): 131-2.
(20) Richard J. Gott, et.al., “Will the Universe Expand Forever?” Scientific American (Marzo 1976), p. 65.
(21) Fred Hoyle, From Stonehenge to Modern Cosmology (San Francisco: W.H. Freeman, 1972), p. 36.
(22) Beatrice Tinsley, personal letter.
(23) David N. Schramm y Gary Steigman, “Relic Neutrinos and the Density of the Universe”, Astrophysical Journal 243 (1981): p. 1-7.
(24) Alan Sandage y G.A. Tammann, “Steps Toward the Hubble Constant. VII”, Astrophysical Journal 210 (1976): 23, 7; vea también idem, “Steps Toward the Hubble Constant. VIII”, Astrophysical Journal 256 (1982): 339-45.
(25) Duane Dicus, et.al., “Effects of Proton Decay on the Cosmological Future”, Astrophysical Journal 252 (1982): 1, 8.
(26) I.D. Novikov y Ya. B. Zeldovich, “Physical Processes Near Cosmological Singularities”, Annual Review of Astronomy and Astrophysics 11 (1973): 401-2.
(27) John Gribbin, “Oscillating Universe Bounces Back”, Nature 259 (1976): 16.
(28) P.C.W. Davies, The Physics of Time Asymmetry (London: Surrey University Press, 1974), p. 104.
(29) David Hume a John Stewart, Febrero de 1754, en The Letters of David Hume, ed. J.Y.T. Greig (Oxford: Clarendon Press, 1932), 1:187.
(30) Paul Davies, God and the New Physics (New York: Simon & Schuster, 1983), p. 214.
(31) Ibid., p. 215.
(32) Ibid., p. 31.
(33) Ibid., pp. 215, 216.
(34) A.N. Prior, “Limited Indeterminism”, en Papers on Time and Tense (Oxford: Clarendon Press, 1968), p. 65.
(35) Davies, God, p. 217.http://www.historiadelaiglesia.org/feeds/posts/default http://www.oecumene.radiovaticana.org/spa/rssarticoli.asp http://www.aciprensa.com/podcast/evangelio.xml

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