Cada año, cuando las hojas otoñales van sembrando de ocre el entorno, llega el día en el que me regocijo en celebrar el nacimiento de esa belleza natural (ojos verdes, cabello rubio, esbelta figura, con mente preclara), vinculada a mi por mor de su excelsa y dulce madre.
Es, en verdad, una alegría celebrar cada año (y van…) no solamente el nacimiento de esta Katia querida, sino especialmente gozarnme de su presencia entre nosotros, con su bondad expansiva, su dulzura de lenguaje, su clarividencia vital, y comprobar que, pese a que los años nos van pasando (¡ay dolor!) sigue estando en nuestras vidas esta bella dama que llegó a España muchos años ha y que sigue ornando la Valencia suya y nuestra, en la que ejerce con maestría y popular elogio su docencia en lenguas.
Es como si el plenilunio se hubiera instalado entre nosotros, y, realzada por la belleza de miles de estrellas en su entorno, iluminara con su persona y su presencia el diario transcurrir de nuestros días.
Parecería que faltan palabras para glosar a Katia, pero no; basta tenerla presente, cual flor delicada de existencia, para que la luz invada las mentes y los pensamientos.¡Felicidades mil, Katia! Que la vida te siga bendiciendo en tus bondades y en tu devenir entre nosotros. Que sigas siendo la luna plena que refleja el sol de tu propia vida, que honra tu admirable madre.
¡Que Dios te bendiga!
"La belleza es una carta de recomendación que nos gana de antemano los corazones"
Arthur Schopenhauer (1788-1860) Filósofo alemán.SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA