Revista Arte

Kenneth Kemble. La rebeldía en el collage

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

"Quiero ser el artista que tiene la libertad de hacer lo que quiere"

Kenneth Kemble, Buenos Aires (1923-1998) hijo único de Wilfred Kemble y de Olga de Witt. Inicia sus estudios de pintura en los talleres de Raúl Russo y Rafael Oneto.

Kenneth Kemble. La rebeldía  en el  collageEn 1951 viaja a París y durante tres años estudia con el cubista francés André Lhote. Durante su estancia en la ciudad luz se interesa más por Braque que por Picasso. En 1954 se traslada a Los Ángeles en Estados Unidos, regresando a Buenos Aires en1956, donde comienza a experimentar con el collage. También en esta época y como impresiones de sus viajes a Europa y Estados Unidos realiza algunas pinturas con grandes brochazos negras sobre blanco, inspirado en la caligrafía japonesa por la irregularidad de los trazos y como homenaje a Robert Motherwell por lo grueso y cargadas de las pinceladas. En sus cuadros las líneas negras se entrecruzan espesas y voluminosas, en primer plano, donde queda poco espacio para el blanco. "Los espacios vacíos cargados de mensajes si no estuviesen la obra perdería su contundencia".

En 1959 se inicia en el movimiento informalista y comienza a trabajar con materiales de desecho como trapos viejos, arpillera, metales oxidados, vidrios, clavos, maderas. Así en 1961 decide planear una nueva manera de encarar el entorno mediante una exposición de ruptura denominada Arte Destructivo en la galería Lirolay junto con: Enrique Barilari, Olga López, Jorge López Anaya, Jorge Roiger, Antonio Seguí, Silvia Torras y Luis Wells. Así ejemplifica el suceso Andrea Giunta:

" Tanto la denominación adoptaba como la imagen elegida para ilustrar la tarjeta de invitación, anunciaban la exposición como un trabajo sobre la ruina y el desecho5.

Todas estas impresiones se acentuaban cuando, al ingresar en la sala de la galería

Lirolay, se asistía al espectáculo sonoro y visual que proponían fotos, objetos, al mismo tiempo que buscaba la exhibición de la violencia como un testimonio del salvajismo cotidiano, la muestra se proponía también como una investigación sobre las posibilidades creadoras de la destrucción"

Esta muestra tenía como objetivo alterar los hábitos provincianos de la sociedad imponiendo la destrucción, lo feo y desagradable. Es esta una instancia innovadora que dejará de lado la gratificación del gusto, la belleza y la representación para así derivar en la presentación.

Kenneth Kemble, impulsor de esta exhibición, elaboró un proyecto para hacer conocer y difundir el arte argentino en el país y el mundo, afirmándolo con estas palaras:

"Queremos ser mejor conocidos y valorados en los Estados Unidos y pensamos que esta exposición puede ser el comienzo de una política de intercambio cultural más activa de la que hubo hasta ahora"... y en otros párrafo agrega "Demostrar en nuestro propio país a través de la publicación en diarios y revistas locales las críticas y comentarios elogiosos aparecidos en los Estados Unidos con motivo de la muestra, que el arte argentino tiene trascendencia universal, y por ende, crear aquí una conciencia de su valor y también un mercado local"

La muestra consistía en : paraguas destruidos, muñecas amputadas, un sillón tajeado de cuyo interior brotaba la lana del relleno, simulando una vagina de mujer, ataúdes desgastados, una bañadera manchada con pintura, botellas quebradas, restos de barcos y otras piezas deterioradas, por ejemplo obras informalistas destruidas. Todas estas piezas simulaban la necesidad de agredir y violentar los objetos para logra una reacción ante el espectador.

Esta exposición marca una coyuntura en el arte argentino; de esta manera, con la exposición de "Arte Destructivo" comienza en Argentina una nueva etapa con respecto a la vanguardia en la que se intensifica lo presencial dejando de lado lo representacional.

Al poco tiempo Kemble dejó de lado el informalismo pues para él "el informalismo fue una etapa transitoria, quería la libertad de no encasillarse" como me lo afirmó en una entrevista.

En 1964 viaja a Boston donde residió hasta 1965. Allí realizó pinturas con figuras geométricas irregulares de colores saturados como rojos, azules o naranjas combinados con otros colores, que le da la apariencia de rayas. O combinaciones de piezas geométricos con collages de periódicos donde aparecen formas humanas y alrededor hay figuras geométricas discontinuas de diversos colores.

Kenneth Kemble. La rebeldía  en el  collageDesde 1960 hasta 1972 escribió en el diario de lengua inglesa, Buenos Aires Herald criticas penetrantes y perspicaces sobre la plástica argentina. Desacreditaba las opiniones de los especialistas teóricos del arte argentino, cuando expresaba: "Vivimos en función de una serie de señores que son improvisados totales, que a veces nunca han tomado un pincel o un lápiz, y que otras lo han hecho espuriamente, y que ciertamente no son profesionales, son aficionados".

Cuando regresó de Estados Unidos en 1965 continuó con el collage haciendo cuadros de mayores dimensiones combinando lo liso con lo texturado.

Aparecen telas con flores de gran tamaño y una especie de ventanita donde coloca otro diseño. En sus últimos trabajos se inspiró en un movimiento feminista estadunidense denominado pattern painting en el cual se le daba preponderancia al arte de aplicación y decorativo, donde predominan flores. Kenneth trazaba paralelos de ornamentaciones geométricas combinado con flores, componía el cuadro con collage de papel de empapelar paredes y trozos de tela. Me dijo que "son esencias visuales que derivan en otras esencias visuales"

Kenneth Kemble. La rebeldía  en el  collageFue docente en la cátedra de pintura de Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova, desde 1962 hasta 1979.

Recibió el Primer Premio Municipal Manuel Belgrano (1972); el Gran Premio de Honor del Salón Nacional (1992); el Premio Eco Art (Río de Janeiro, 1992); el Premio Fondo Nacional de las Artes a la trayectoria (1995); y la Beca Fundación Pollock Krasner (Nueva York, 1997).

Kemble fue un transgresor, no quería que lo encasillaran por ello cambiaba constantemente y hacía algo distinto. Su hija Julieta Kemble ha interpretado: " Mi viejo creía que acá primaba una actitud autocolonial, que no éramos capaces de valorar nuestra producción, y esto lo sostenía públicamente. Yo creo que eso le trajo problemas con la gente que manejaba las instituciones"

Su refugio y tranquilidad lo encontraba en su casa en las sierras. El confesaba "Mi si mismo lo encuentro en La Falda" (sierras de Córdoba).

Kenneth Kemble. La rebeldía  en el  collage

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