Revista Cultura y Ocio
A Julio César, sus vecinos le llamaban "Caesar", lo que pronunciaban KÉSAR (con "e" abierta, más o menos como "hand" en inglés)..Pero el caso es que los latinos de hoy en día lo pronunciamos de modo no sólo completamente diferente, sino también muy diferente unos de otros. Los italianos dicen CHÉSARE, los franceses SESÁG, y nosotros, por supuesto, ZÉSAR, con un sonido, el primero de la palabra, que no existía en latín y que tampoco existe en ninguna otra lengua románica (salvo el gallego; los ingleses, en cambio, lo tienen en palabras como "think")..La cuestión es, ¿cómo demonios llegaron los latinoparlantes a hacerse talmente la picha un lío asín? ¿Cómo ha podido transformarse un sonido tan peculiar como el de la ka (que los romanos escribían "C"; p.ej., también le decían "KÍKERO" a Cicerón), en otros sonidos tan diferentes? Pues aquí va un trocito de la historia..Posiblemente ya en la misma época de Julio César, o bien poco después, en latín vulgar no se decía KÉSAR, sino KIÉSAR (y KÍKIERO). No mucho más tarde, para la época de la caída del imperio, eso había pasado a ser KYÉSAR (y KYÍKYERO), pronunciado la i griega como una consonante, como en "yo", no como en "y" o en "hay". Lo sabemos por las quejas de los gramáticos y pedagogos de entonces, que no cesaban de criticar a sus contemporáneos por lo pésimamente que hablaban la noble lengua de Virgilio. Pasando el tiempo (no mucho), el sonido K al principio de esas sílabas se transformó en una T, así que decían TYÉSAR, y de aquí a TSHÉSAR..A partir de aquí, la evolución fonética siguió rumbos diferentes en Italia, Francia y Castilla. En Italia (y Rumanía, por cierto), el sonido TSH se convirtió en CH en la Alta Edad Media, y así ha quedado hasta ahora. En Francia (y en casi toda la parte occidental de la romanidad, salvo en Castilla), TSH evolucionó a TS, y de ahí a S a finales de la Edad Media. En castellano, en cambio, TS se acabó transformando en TZ más o menos por la misma época, y finalmente en Z.Enrólate en el Otto Neurath