J. Kevorkian. Very still life.
En una de esas andanzas en busca de libros viejos y antiguos he encontrado un raro ejemplar de un pequeño libro: The Story of Dissection (Philosophical Library, New York, 1959. 80 páginas) de la autoría del polémico Dr. Jack Kevorkian. Como se recuerda, Kevorkian se hizo famoso en la década de 1990 por su participación en suicidios asistidos de pacientes supuestamente incurables, actividad que lo hizo merecedor del apelativo 'Death's Doctor' (Doctor Muerte).
Kevorkian solía presentarse y ser presentado como un abanderado de la libertad de decisión de personas sufrientes y para quienes la vida era un lastre intolerable, como el temerario lider de una corriente tal vez políticamente incorrecta pero humanamente compasiva y auténtica. Sin duda muchas personas simpatizantes de la eutanasia vieron en él a un hombre decidido a luchar por el alivio de los desahuciados.
El hallazgo de este librito me ha volcado a la red: allí se encuentran múltiples páginas dedicadas a alabar o denostar a Kevorkian. Atisbar en la enorme cantidad de enlaces sería extenuante labor. Mejor parece ser escuchar al mismo Kevorkian. Por supuesto The story of dissection no es sino un breve boceto, a veces soslayado en su bibliografía, pero donde se atisba soterradamente una peculiar fascinación por la muerte y prácticas hoy desterradas como la vivisección. ¿Se hallaría ya entonces Jack Kevorkian maquinando sus nefastos inventos Thanatrón y Mercitrón?
El año 1986 Kevorkian propuso la creación de una nueva especialidad: Bioethiatrics. Este feo vocablo era la conjunción de bioética y la raíz 'iatros', que significa actividad médica: se trataria entonces de una especialidad médica con la suprema capacidad de resolver los dilemas éticos que por derecho le concernirían sólo a la profesión médica, según Kevorkian. Un arrogante artículo de cuatro páginas recogió su propuesta: no un grupo de expertos en leyes, biología, filosofía, religión, psicología pues tales comités son innecesarios y burocráticos para Kevorkian, un sólo hombre iluminado se bastaría: seguramente pensaba en él.
En el año 1985 Kevorkian ofreció otra pieza sobre la historia de la experimentación en seres humanos condenados a muerte y aquellos ya ejecutados. Allí hacía un llamado por el replanteamiento de la noción de la dignidad pues la convergencia de la pena de muerte en los Estados Unidos y la necesidad de experimentos riesgosos en humanos, así lo exigían, según él. En una carta de 1987 propiciaba además la disposición de órganos de los ejecutados de tal modo que pudiesen ser transplantados, pero lo que llamaba la atención es una frase de la misiva: así como Kevorkian consideraba que cada médico era libre y autónomo de escoger si deseaba efectuar inyecciones letales, alegaba que era inmoral que otros médicos se opusieran a la voluntad y decisión de otro colega que sí desease efectuar semejantes procedimientos. (!)
En una entrevista a la revista Time del año 1993, Kevorkian despliega sus convicciones absolutistas y dogmáticas sobre la indiscutible nobleza de su propósito tanático.
- Entrevistador: ¿Cuáles son sus credenciales para juzgar a quién debiera y a quién no ayudar a suicidarse?- Kevorkian: Ser médico. (...)- Entrevistador: ¿No debiera Ud. tener siquiera una relación médico - paciente algo duradera con aquellos a los que asiste?- Kevorkian: ¿Cuál es la importancia de eso? (...)
En una de las páginas donde se prodigan sahumerios a Kevorkian se muestran algunas supuestas obras pictóricas del Doctor Muerte. Más que un comentario piadoso al respecto, es revelador leer las descripciones que hace el autor sobre sus pinturas, por ejemplo Nearer My God to Thee.
Kevorkian escribe: 'Esta imagen muestra cómo se siente la mayoría de humanos ante la muerte -al menos su propia muerte-.A pesar del alivio de la religiosidad hipócrita y su seductora promesa de una vida después la muerte pletórica de bienaventuranzas celestiales, la mayoría de nosotros luchará para demorar la inevitable victoria de la muerte biológica. La contemplamos con cerval terror, con pánico, con horror. Sin escatimar ningún sacrificio, cualquiera sea su índole, adocenando desesperadas plegarias, imprecando las maravillas de la medicina moderna. ¡Cómo nos priva aquel espantoso abismo! ¡Cuán zigzagueante el grito que puede escapar del escabroso hoyo! ¡Desoladora es la caída! Mientras por debajo las osamentas de los que ya se han ido, que han hecho la transición y se preguntan por qué tanto escándalo afuera. A fin de cuentas ¿cuán insoportable la nada puede ser?'
No se trata pues de la 'santidad de la vida' a rajatabla o de imponer al prójimo interminables sufrimientos en aras de un precepto confesional. Pero sin duda la situación es más compleja que como el Dr. Kevorkian la veía. Mucho más compleja que la disección de un cadáver, sin duda alguna.
Enlaces:
- Una manera distinta de fascinación con la muerte: Morbid Anatomy.