Hola Graminoleños.
Hoy vamos a continuar con la narración de la trayectoria de Kim Wilde, dejando ya atrás la maravillosa década de los 80 y adentrándonos en la de los 90 con sus profundos cambios en la manera de concebir la música. ¿Cómo afectó el cambió a su música? Para saberlo no tenéis más que continuar leyendo … y escuchando.
A principios del año 1990 aparecería en el mercado un single titulado “It’s Here”, como anticipo del que iba a ser su siguiente disco. Se trata de una canción que se no se sale lo más míimo de su música habitual, por lo que en un principio cambios, lo que se dice bastante pocos.
Poco después se publicaría ese nuevo disco, bajo el título de “Love Moves”, que buscaría seguir la senda marcada por “Close”, aunque como vamos a ver a continuación no lo conseguiría, quedando muy por debajo de las expectativas que en él se habían depositado. Parecía que la fórmula empezaba a agotarse y el cambio de década podia afectarle más de lo deseado.
La sorpresa sería mayúscula en lo relativo al rendimiento del disco, ya que después del gran éxito logrado por “Close” se esperaban unas ventas muy similares. Sin embargo éstas caerían en picado, convirtiéndose en el disco de menos ventas de toda su carrera.
Entrábamos en la década de los 90 que, como hemos visto en numerosas ocasiones en los distintos artículos publicados en “La Graminola”, supuso un cambio radical en cuanto a la manera de hacer y entender la música, algo que no todos supieron superar convenientemente. La impresión que da es que a Kim Wilde esta situación le pillaría un poco con el pie cambiado.
Para que nos hagamos una idea, no solamente el disco no obtendría unas buenas ventas, sino que uno de sus sencillos, el titulado “Time”, se convertiría en la canción de menor éxito de toda su carrera, algo bastante significativo.
Algo que llamaría bastante la atención sería que después de haber compuesto ella misma la mayoría de las canciones de su anterior disco, cosechando el mayor éxito comercial de su carrera, en esta oportunidad volvería a recurrir a otros compositores para crear sus melodías, no llevando su sello ninguno de los temas que integran este disco. Cuanto menos sorprendente, a la par que curioso, ya que pasaría de la cima a los bajos fondos con su disco más mediocre en cuanto a ventas.
De cualquier manera, el tirón no lo había perdido del todo, ya que sus sencillos seguían entrando en las listas de éxito, aunque ocupando posiciones más discretas. Entre ellos, yo destacaría el titulado “Can’t Get Enough”, una canción en la que la guitarra recupera algo de protagonismo, aunque con los mismos ritmos de sus últimas creaciones.
Una cosa quedaba clara, Kim Wilde tomaba decisiones cuando la situación lo requería, y cuando las cosas no marchaban bien sabía que había que introducir cambios. Lo hizo antes, con muy buenos resultados ciertamente, y volvería a hacerlo tras la decepción de “Love Moves”.
Su decisión sería en esta ocasión la de contar con uno de los compositores de moda del momento, Rick Nowels, para escribir con él las canciones de su siguiente disco. Nowels estaba trabajando en aquella época con artistas como Belinda Carlisle o la mismísima Madonna, por lo que realmente estaba apostando a caballo ganador. Una vez más, tomaría el camino correcto.
De esta manera, en el año 1992 aparecería en el mercado su nuevo disco, bajo el título de “Love Is”, que significaría su reencuentro con el éxito y, sobre todo, con las buenas críticas.
Esta colaboración en labores de composición daría sus frutos en forma del retorno al éxito. Para abrir boca, como aperitivo, se publicaría como primer sencillo “Who Do You Think You Are?”, una canción que es una especie de retrospectiva, ya que en ella reflexiona sobre su trayectoria artística, haciendo una especia de balance de todas las decisiones adoptadas hasta ese instante.
De algún modo, varias de las canciones de este nuevo disco tenía claras coincidencias con la música que hacía, por ejemplo, la citada Belinda Carlisle, como sucedería con el tema que más éxito alcanzaría, aunque realmente se tratase de una excepción en cuanto a estilo y sonido porque el resto del disco casi en totalidad sonaba a la Kim Wilde de los últimos tiempos.
La canción en concreto es “Love Is Holy”, la cual iba a convertirse en el sencillo de mayor éxito en cuatro años, tiempo que llevaba Kim sin entrar con uno de sus temas en los primeros puestos de las listas de ventas.
Indudablemente, el sonido de esta canción, el mayor guitarreo y los buenos arreglos suenan a Carlisle, a la maravillosa Carlisle, por todos los costado, por lo que no es de extrañar ese retorno a los primeros puestos.
Las críticas hacia el disco fueron bastante favorables, destacando el contraste entre temas más cercanos al pop, como la canción que acabamos de escuchar, con otros temas más contundentes repletos de buenos riffs de guitarra y sonido de sintetizadores, algo bastante habitual en toda su carrera, sin dejar de lado, por supuesto, a temas más románticos. Como en botica, de todo un poco.
Entre estas últimas, entre las baladas y medios tiempos, destaca “Too Late”, posiblemente su mejor balada de sus últimos tiempos.
El resultado comercialmente hablando de sus últimos discos había sido algo irregular, pero lo que estaba claro era que sus canciones seguían teniendo mucha aceptación, algo que iba a comprobarse claramente con la aparición en el mercado en el año 1993 de un recopilatorio con sus grandes éxitos.
Este recopilatorio llevaría el título de “The Singles Collection 1981-1993” e iba a convertirse en el disco más vendido de toda su carrera. Estaba claro que sus sencillos calaban plenamente entre el público.
Además de todos sus grandes éxitos, el disco incluía algún tema nuevo, destacando entre ellos uno que realmente no era nuevo del todo. Un poco lioso, pero yo os lo explico.
Se trata de una versión que Wilde haría del famoso tema de los Bee Gees que se incluiría en la banda sonora de la mítica “Fiebre del Sábado Noche”, titulado “If I Can’t Have You” y que llevaría en su momento al éxito la cantante Yvonne Elliman. Como suele sucederme en estos casos, yo personalmente me quedo con el original, aunque la versión no está tampoco mal, todo hay que reconocerlo.
Tras este pequeño inciso con la publicación del recopilatorio, en el año 1995 aparecería en el mercado un nuevo disco de Kim Wilde, con el que daría un giro radical a su estilo musical y que iba a suponer un punto de inflexión en su carrera. Lamentablemente, esa inflexión sería hacia abajo.
Es bastante habitual que la publicación de los recopilatorios sirva para cerrar un capítulo y abrir uno nuevo en la trayectoria de los artistas. Esto es lo que ella haría, ya que su siguiente disco, titulado “Now And Forever”, rompería totalmente con lo que le había llevado hasta ese momento al éxito y no se parecería en absoluto a nada de lo que había publicado con anterioridad.
En esta ocasión, Wilde decidiría arriesgar, abandonando totalmente el sonido pop-rock de toda su trayectoria para adentrarse en el terreno del Rhythm & Blues e incluso del Soul. El resultado no sería el esperado y el álbum obtendría muy malos resultados en cuanto a ventas.
El primer sencillo que aparecería de este disco llevaría el título de “Breakin’ Away” y pillaría a todo el mundo tan con el pie cambiado que no obtendría apenas repercusión, en gran medida porque las emisoras de radio no apostarían por él y apenas sonaría en sus distintos programas.
En muchas ocasiones, cuando un artista lleva a cabo un cambio tan radical en su estilo, sucede que si bien su público no acaba de entender esa evolución, la crítica sí que se hace eco de una buena decisión. En esta oportunidad no sería así, ya que los especialistas musicales tacharían este trabajo como un gran error dentro de su carrera. E iba a pagarlo bastante caro.
Quizás sea demasiado drástico calificar de auténtico desastre la publicación de este disco, pero lo cierto es que los errores se acumularon uno tras otro. Evidemente, el principal error sería el cambio de estilo que llevaría a que “Now & Forever” no entrara prácticamente en ninguna lista de éxitos. Pero no sería éste el único error cometido.
Por no acertar, no acertaría ni a la hora de elegir los sencillos a publicar. El segundo de ellos sería “This Is Swear”, una canción claramente menor dentro del álbum, superada en calidad por prácticamente la totalidad del resto de temas que lo integraban, por lo que su repercusión fue nula, hasta el punto de que la canción que iba en la cara B de este sencillo, titulada “Heaven”, tendría mayor aceptación y sería la que las emisoras de radio decidieron promocionar. Como vemos, el desacierto fue mayúsculo.
Tras este retroceso en su carrera, Wilde decidiría dejar a un lado su carrera estrictamente musical y tardaría bastante tiempo en volver a publicar un disco, volcándose en el año 1996 en una nueva faceta, la de actriz, formando parte del reparto que interpretaría la obra teatral “Tommy”, inspirada en la ópera rock de “The Who” del mismo nombre, tras lo que decidiría abandonar temporalmente su actividad, tomándose un largo, larguísimo descanso.
La desaparición de la circulación fue total hasta el año 2001, en el que volveríamos a tener noticias de ella con la publicación de nuevo recopilatorio, en esta ocasión titulado “The Very Best Of Kim Wilde” y con la inclusión en el mismo de una canción nueva que tendría cierta aceptación en algunos países europeos.
Esa canción llevaría el título de “Loved” y sería su retorno al sonido pop de siempre, con unas pequeas dosis de “dance”.
Por aquella época, Wilde estaba ciertamente a otras cosas, pero dados los resultados de las ventas del recopilatorio, que mostraban claramente que su público no se había olvidado totalmente de ella, y esa pequeña sorpresa de la aceptación del tema “Loved”, volverían a meterle en el cuerpo el gusanillo de la música, por lo que un año después volvería a probar suerte con la publicación de un nuevo sencillo.
En esta oportunidad apostaría sobre seguro, porque hay canciones que por sí mismas ya aseguran el éxito, sea quien sea el intérprete que las cante. De esta manera, en 2002 publicaría una versión de “Born To Be Wild”, un clásico de la historia del rock de Steppenwolf, volviendo a cosechar unos resultados más que aceptables.
Un año después, en 2003, la alemana Nena, una de las artistas más consagradas del panorama musical de su país y famosa en la década de los 80 por el tremendo éxito que cosecharía con “99 Red Balloons”, contaría con Wilde para que colaborara con ella en un tema que lograría un grandísimo éxito en Alemania y algunos otros países europeos del entorno.
Esta canción llevaría el título de “Anyplace, Anywhere, Anytime” y de alguna manera devolvería definitivamente a la artista al primer plano del panorama musical. Desde ese instante empezaría a aparecer más frecuentemente en programas de televisión, ofrecería algunas actuaciones en directo y en su cabeza aparecería la idea del retorno con un nuevo disco.
Ese retorno tendría que esperar todavía un tiempo, ya que no se produciría hasta el año 2006, momento en el cual publicaría el sencillo “You Came 2006”, como anticipo del que iba a ser su nuevo álbum, cosechando un gran éxito después de muchos años. Esta canción es una versión actualizada de una antigua canción suya, de la que disfrutamos en el primer capítulo dedicado a ella en “La Graminola”, con un sonido más contundente y guitarrero. Buena versión.
Dado que los sencillos publicados durante los años anteriores habían tenido bastante buena aceptación en Alemania, éste sería el país escogido para la presentación de su nuevo disco, titulado “Never Say Never”. Habían pasado más de once años desde su anterior álbum de estudio con temas nuevos. Mucho tiempo, sin duda alguna.
El disco cosecharía un rotundo éxito en Centroeuropa y sería el retorno triunfal de Wilde a la actividad musical. Se trataba de un disco que contaba con ocho nuevas canciones y seis versiones remezcladas de algunos de sus mayores éxitos de siempre. La fórmula funcionó bastante bien.
Además, para la publicación del segundo sencillo del disco se utilizaría una novedosa fórmula, ya que sería elegido por sus fans mediante una votación que se llevaría a cabo en su página web oficial. El título finalmente escogido sería “Perfect Girl” y, claro está, tuvo el éxito garantizado.
Curiosamente, ahora que sus discos no se publicaban en todo el mundo, en Estados Unidos eran prácticamente artículo de coleccionista y en muchos de los países europeos apenas se promocionaban, Kim había retornado al sonido más rockero de sus principios, a su mejor sonido.
Por supuesto que entre las canciones destacadas de este disco no podía faltar una balada. En esta ocasión se trata de “Baby Obey Me” y aunque es una canción lenta y romántica, tiene también su deje más cercano al rock que al pop. Estaba claro que había vuelto totalmente a sus principios.
Aunque la maquinaria se había vuelto a poner en funcionamiento, lo cierto es que la repercusión de Wilde no era como antes. Su mercado se había visto reducido considerablemente y no tenían la trascendencia de antaño.
Así, pues, habría que esperar otra vez unos cuantos años, concretamente cuatro, hasta que en el año 2010 se publicara un sencillo titulado “Lights Donw Low”, como adelanto al álbum que saldría al mercado pocas semanas después.
Ese nuevo disco llevaría el título de “Come Out And Play” y repetiría tanto en cuanto a sonido como en aceptación, con el éxito cosechado con su anterior trabajo, convirtiéndose en uno de los discos del año 2010 en Alemania, donde había situado su base de operaciones.
La madurez había llevado a Kim a reducir su ambición, reduciendo su extensión de mercado, pero había sabido entender también cual era la música que ese público le reclamaba. Si he de ser sincero, después de la música de sus tres primeros discos, ésta es la que más me satisface de ella. Podríamos decir que suena a la esencia pura de Kim con arreglos del siglo XXI. No está nada mal.
Por este motivo, creo que es digno de destacar otro de sus temas, concretamente el titulado “Real Life”, una canción que en su comienzo parece un medio tiempo para cambiar de ritmo según va avanzando. Me gusta.
Por lo que estamos viendo, Wilde había recuperado su carrera pero no a pleno rendimiento. Sus discos se espaciaban cada vez más entre ellos y abundaban las reediciones de éxitos antiguos, fórmula utilizada habitualmente, como ya hemos comprobado en tantos y tantos artículos de “La Graminola”, por esos cantantes y grupos que podíamos decir estaban un poco “de retirada”.
Otro de los clásicos comportamientos de los artistas que atraviesan esta etapa en sus carreras es la publicación de un disco con versiones de otros artistas. Y es que cuando la inspiración no llega como antes, no hay nada mejor que ponerle voz a éxitos de otros dándole tu toque personal.
Con estas características, publicaría en el año 2011 el disco “Snapshots”.
Entre las distintas versiones que contiene este disco cabe destacar las siguientes:
“Sleeping Satellite” de Tasmin Archer.
“To France” de Mike Oldfield, con un sonido muy cercano a su mítico “Cambodia”.
Y por último, una versión a todo trapo de “Ever Fallen In Love” de Buzzcocks.
Nos acercamos ya al final de la narración de la carrera de Kim Wilde, aunque habría que decir hasta el momento porque nunca se sabe, con otro de los habituales comportamientos de artistas que ya no son lo que eran: la publicación de un navideño disco repleto de villancicos, con todos los respetos, a cada cual más insoportable.
El disco llevaría el título de “”Wilde Winter Songbook” y aparecería en el mercado en el diciembre de 2013, conteniendo canciones navideñas interpretadas algunas de ellas a dúo con otros artistas.
Llega pues el momento de despedirnos. Ya sé que las despedidas son tristes, sobre todo si después de buena música hay que decir adiós con un villancico interpretado a dúo entre Kim Wilde y Rick Atsley, yo no acabo de verlo. La joya se titula “Winter Wonderland” y sigo sin verlo, demasiado empalago para mí.
Esto es todo por hoy, Graminoleños. En unos días más música.
JUAN JOSÉ GOMARIZ