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Kinectimals: Ahora con Osos en el zoo de Madrid

Publicado el 14 septiembre 2011 por Portalgameover

Hay veces que, solo con el título del juego, a uno le cuesta saber de qué va a tratar. Quien esperara ver la redención de la Muerte comunista en Red Dead Redemption se llevaría un buen chasco, y aquel que muriera por ver un zorro convertido en estrella del faranduleo se decepcionaría brutalmente con Starfox. Es por eso que, al menos, cuando fui a ver Kinectimals: ¡Ahora con osos! tenía una cosa clara: Difícil es que el juego no de exactamente lo que ofrece.

Kinectimals: ¡Ahora con osos! se ha podido probar esta semana en una cabaña situada en mitad del zoo de Madrid1 habituada para que los niños jugaran, entre la jaula de los monos titi y la exhibición de delfines. Porque claro, ¿quién va a querer ver a los osos panda en vivo y en directo si podemos ver una extraña versión virtual? Por lo visto, nadie: La cabaña estaba continuamente repleta de padres indicando a los hijos lo que debían hacer y de niños emocionados por poder hacer bailar al panda en la pequeña demo de diez minutos que se repetía una y otra vez. Y entre medias, Game Over, el único medio con la poca vergüenza de asistir, probar, mirar y preguntar por qué no hay canapés.

Kinectimals: Ahora con Osos en el zoo de Madrid

¡Deja de jugar a la pelota! ¡Aprende kung fu de una vez! ¡Vamos! ¡Mata! ¡Asesina!

Frases como “¡Anda, Robertito, es como la Wii, pero sin cacharro!”, “Lo que me gusta de Xbox 360 es que es más para niños que la Wii” o “¡Qué gráficos, si parece de verdad!” habrían hecho tirarse de los pelos a cualquier jugón que se acercara a la cabaña en cuestión, pero tampoco se puede pedir un vasto conocimiento videojueguil a todo el mundo. Lo que está claro es que Kinect conquistó los corazones de todos los visitantes al zoo de Madrid, a pesar de que la colección de minijuegos que la demo ofrecía no fuera, digamos, novedosa y fuera de lo corriente.

En primer lugar, situados enfrente de la pantalla, hay que enseñar unos pequeños trucos al oso panda: Sentarse, darse la vuelta, bailar el kalinka2 y hacerse el muerto. Por supuesto, todo esto con profusión de gestos y monerías por nuestra parte, desde tumbarnos en el suelo hasta cruzar los brazos y saltar. En particular, este último sacrificio de nuestra dignidad no terminaba de pillarse bien, por lo que todos vimos, con cierto dolor, a una niña realizando, literalmente, diez saltos hasta que el oso entendió que tenía que ponerse a bailar. Yo tampoco lo habría entendido a la primera, conste.

Pero este ataque a nuestra integridad no terminaba aquí, ya que el oso de las narices insiste en que le ayudemos a pescar. Con la mano izquierda usamos la caña y con la derecha el carrete. Sacamos un buen pescado, se lo damos al oso y éste lo vuelve a tirar al agua. Claro, no vayamos a pensar que los osos comen comida. Tras repetirlo en numerosas ocasiones, el oso se cansa (no tanto como nosotros, claro está) y decide que es la hora de jugar a la pelota. Nuestro papel aquí es devolverle los balones al panda, un minijuego entretenido que, sin aportar nada, al menos era el único atisbo de videojuego “clásico” que podía encontrarse en este Kinectimals: Ahora con Osos.

Kinectimals: Ahora con Osos en el zoo de Madrid

El panda del zoo, el de verdad, da su opinión al respecto de Kinectimals

Tampoco quiero que os llevéis la impresión equivocada: Sí, me sentí ridículo jugando al juego. Sí, tuve que sentarme en unas sillas pensadas para niños de cinco años mientras esperaba. Sí, odié al panda con todo mi ser. Pero, pese a todo, comprendo que es una excelente primera impresión de Kinect para los niños, con una demo simpática pensada para los infantes. Y no me cabe duda de que Kinectimals: Ahora con Osos, dentro de su profunda mediocridad, se convertirá en el juego favorito de más de uno y más de dos chavales.

Por cierto, los poseedores del primer Kinectimals podrán descargarse a los osos como DLC, mientras que la versión física contará tanto con los felinos del juego original como con el oso pardo, el oso panda, el oso negro, el oso de los Glaciares y el oso canela. Está claro que el juego no es una obra maestra, pero tampoco está diseñado para un jugón cínico de 27 años. Las cosas hay que reconocerlas: A mis seis años, me habría pasado el día entero pescando para mi oso panda.

El problema que se me plantea es… ¿Y después, qué? ¿Qué otros Kinectimals nos esperan en el horizonte después de jugar con ese gran depredador que es el tigre y con osos, que, no lo olvidemos, son animales que pueden matarnos? ¿Kinectimals: Ahora con tiburones? ¿Kinectimals: Acaricia a tu pitbull? ¿Kinectimals: Adorables pirañas? Lo que está claro es que si siguen con este buen hacer seguirán consiguiendo éxitos: Unos gráficos aceptables, un uso del Kinect divertido y un tipo de juego que escasea en el catálogo de Xbox 360 hacen de este Kinectimals: Ahora con Osos un más que apreciable intento de llevar la categoría de “para todos los públicos” a la consola de Microsoft.


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