Revista Cultura y Ocio

King Of Rome – Pet Shop Boys

Publicado el 05 abril 2016 por Srhelvetica

Que anda el personal muy agitado, con el corazón dividido entre el (más envejecido) bando de “estos no son mis Pet Shop Boys”, y los entusiastas defensores de los esfuerzos de Tennant y Lowe por salir de su zona de confort y no perder vigencia. Supongo que, por una mera cuestión de edad, me toca alinearme con el primer grupo, el de aquellos que, aún reconociendo que la suya es una de las trayectorias (¿LA trayectoria?) más longevas y espectaculares en la historia del pop, y reconociendo la evidencia de que aún son capaces de firmar emocionantes hits, echan en falta a los viejos (los jóvenes, en realidad: los viejos técnicamente hablando son los de ahora) Pet Shop Boys.

Me pasó con “Electric” y me pasa, en mayor medida, con este reciente “Super” de 2016 (A “Elysium” directamente ni lo mento, porque como ya comenté por aquí, me pareció una castaña): aprecio los esfuerzos de un grupo que en los años ochenta se convirtió en uno de los mejores exponentes de la vampirización de la electrónica por parte de la música pop, por seguir valiéndose, casi cuarenta años después, de los ritmos nacidos en la pista de baile para la construcción de fabulosas canciones. PERO. Aunque resulta incuestionable que la ayudita de Stuart Price les ha hecho ganar muchos puntos en aquello de seguir siendo contemporáneos, no puedo evitar echar en falta cierta sutileza, ese puntito perfectamente equilibrado que tan bien manejaba el dúo entre hedonismo y melancolía. Lo ponía en un comentario que dejé en la entusiasmada revisión que hacían en Jenesaispop al respecto de “Super“: ni siquiera hace falta remontarse a temas tan capitales e incuestionables como “Rent“, “Being Boring” o “My October Symphony“, es que a estas alturas del partido yo creo que ni siquiera les sale un “I Don´t Know What You Want But I Can´t Give It Any More” o un “King Of Rome“.

No se trata, por tanto, de si aquello del reguetón es un sí o es un no, o del cansino debate de si de el pop actual permite a no a sus artistas hacerse mayores, ni siquiera de si cualquier tiempo pasado (incluso el más zapatillero y makineta) merece ser reivindicado sólo por ser capaz de arrancar una sonrisa nostálgica: se trata simple y llanamente de que la (otrora) pareja más cool de Londres parece demasiado empeñada en demostrar que la ropa flúor les sigue sentando bien, (y sí: les sigue quedando bien), pero parecen menos interesados en firmar las melodías legendarias que les llevaron a los más alto. Las nuevas canciones tienen pegada para dar y regalar, e incluso en los pocos ratitos en los que los ritmos frenéticos impuestos por Price dan un respiro, consiguen no aburrir, que no es poco… Claro que hay canciones en “Super“, por supuesto que sí, y qué buena noticia es que de una asociación tan duradera como la suya aún sea posible esperar divertimentos como “Pazzo!” (su particular “Tutti Frutti“), dignos homenajes (“The Pop Kids” o la más que aceptable “Burn“) al eurodance de los noventa y baladas sintéticas (“The Dictator Decides“) capaces de cubrir lla pista de baile con escarcha. El problema de estos dos, una vez más, es lo que nos han dado antes: al lado del excelso champagne de ya-sabéis-qué-canciones, sus últimas producciones saben como ese copazo que te metes a las cuatro de la mañana en plena euforia, sin importarte demasiado si se trata de whisky nacional, ginebra Turpin, garrafón o alcohol de quemar. Cumple su función refrescante/estimulante, pero a ver quién es el guapo que lo elegía para tomárselo en casa.

Vuelvo a “King Of Rome” después de esta perorata. La canción no pertenece ni mucho menos a la época gloriosa del dúo, sino que estaba contenida en ese acto de resurreción de 2009 (¡sólo hace siete años!) titulado “Yes“, un álbum que, con el tiempo, ha acabado por perfilarse como el último Gran Disco del grupo. No es por quitar méritos -que los hay- a lo acontecido después, pero no encuentro ninguna canción posterior a la altura de “All Over The World“, “Pandemonium“, “The Way It Used To Be“, o esta canción que (al loro: ni siquiera fue un single) protagoniza la entrada de hoy, y con la de alguna forma pretendo reivindicar esa sutileza que echo en falta.

Vale, es verdad: la pista es un intento bastante evidente de reverdecer los laureles de obras maestras del pasado como “My October Symphony“, y habrá a quien esta faceta (la balada sintética de lagrimita de un grupo capaz de plantarte un misil en los auriculares) hasta le aburra, pero no puedo evitar que se me escape un suspiro cada vez que la escucho. No es “Rent“, no es “Being Boring“, claro que no; pero “King Of Rome” tiene todo eso que convierte a Pet Shop Boys en uno de mis grupos favoritos de siempre: el inconfundible fraseo nasal de Neil, arreglos orquestales deluxe, el (nada inhabitual en ellos, esta vez se trata de Napoleón II) guiño cultureta, y esa sensación agridulce pesando en el pecho, como una intuición de que cuando se enciendan las luces y te despidas de tus amigos, te marcharás a casa contento pero ensimismado en tus cosas, casi triste, sin saber bien por qué…

Small man, big world
Lost beyond the pale
I know you inside out
I can tell the tale

Across the sky the change of time
Last night I lost all day
I’m here and there or anywhere
Away from Manderley

And if I were the king of Rome
I couldn’t be more tragic
My fate to roam so far from home
In search of my lost magic

Oh baby come back
Oh baby come back to me

The desert moon, a new lagoon
We glide upon the surface
Night falls fast, no shadows cast
Arriving without purpose

Oh baby call me
Oh baby call me today

And if I were the king of Rome
I couldn’t be more lonely
With so much scope to dream and hope
Someday you’ll deign to phone me

Oh baby call me
Oh baby call me today

I long for your inscrutable pale face
I hunger for your beautiful embrace

Publicado en: Canciones EscondidasEtiquetado: 2009, Parlophone, Pet Shop Boys, Synth-Pop, YesEnlace permanenteDeja un comentario

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