Revista Cultura y Ocio

Kipling en Gowex

Publicado el 22 julio 2014 por Joaquín Armada @Hipoenlacuerda

kipling

Nos quedamos en el tú. El 18 de febrero de 2001, Fernando Sánchez Dragó entrevistó en ‘Negro sobre blanco’ a José María Aznar. La fecha es importante. Los “hilitos de plastilina” del ‘Prestige’ aún no han mostrado la impotencia del gobierno cuando el viento sopla en contra. Y, lo más importante, las Torres Gemelas aún siguen en pie: nadie imagina a los soldados españoles combatiendo en Irak. Así que nos quedamos en el tuteo de Dragó al presidente, y entre tú y tú descubrimos los gustos poéticos de Aznar.

F. Sánchez Dragó: Yo, hablando de poesía, tengo aquí una sorpresa. La saco como un prestidigitador saca un conejo de su chistera, y es este cuadro que yo tengo enmarcado, el ‘If’, ‘Si’, de Kipling, y que parece ser que tú también tienes enmarcado. Lo tenías detrás de una maceta, en tu despacho de Génova, y te lo has traído aquí, a La Moncloa.

Presidente: No sé si estaba detrás de una maceta; pero está aquí conmigo, siempre está conmigo. Yo tengo el ‘If’, de Kipling, que me regaló este gran personaje castellano que es Joaquín Díaz. Él lo escribió con su letra, me lo dio. Yo lo conocía hace muchos años. Es una gran guía de la vida, es la gran guía de la humildad, de la prudencia, de la tranquilidad, y de procurar hacer bien las cosas. “Si guardas en tu…

F. Sánchez Dragó: En tu puesto la cabeza.

Presidente: …tranquila, cuando todo a tu lado es cabeza perdida / Si tienes en ti mismo una fe que te niegan y nunca desdeñas las dudas que ellos tengan…” Etc., etc.

F. Sánchez Dragó: Yo lo releía, aunque me lo sé de memoria, para preparar esta entrevista, y decía: muchos de los versos, muchas de las estrofas que hay en este poema parecen una descripción de tu carácter y también de tu estilo político (…) Tú lo leíste de niño ya.

Presidente: “Lo leí de pequeño y siempre me ha acompañado. Y ahí están unas claves de eso que se puede encontrar, en gran medida, como la verdad. Digamos que uno puede vivir entre focos, entre grandes cámaras, entre la gente, que un intimista como yo vive desde hace muchos años abierto a la vida pública y con responsabilidades de Gobierno, y al final uno dice: la verdad, ¿dónde está? Eso ayuda a descubrir la verdad”.

Sánchez Dragó y José Marí Aznar
La conversación sobre Kipling continua – podéis leerla aquí y verla aquí– pero Aznar ya nos ha dado su clave de por qué tiene ‘If’ enmarcado: “ayuda a descubrir la verdad”. No me di cuenta entonces, pero si hubiera leído ‘If’ habría tenido la certeza de que Aznar no escucharía ni a uno, ni a dos, ni a cinco millones que gritasen en la calle contra una guerra tan injusta como la invasión de Irak en 2003. Si puedes mantener la cabeza en tu sitio cuando todos la pierden y te culpan por ello…” ¿Cuántas veces leería Aznar esta primera frase de ‘If’? ¿Cuántas veces se diría asimismo que él sabía la verdad y todos estaban equivocados?

Si te enfrentas al Triunfo y al Desastre y das el mismo trato a estos dos impostores…” ¿Cuántas veces ha leído esta frase Jenaro García? Dos días después de haberles dicho en una charla interna que todo iba bien, ¡que pondría wifi en Gotham!, el expresidente de Gowex confesó que era el protagonista de una gran mentira. Esa noche, de madrugada, envió a sus ya trabajadores náufragos un correo electrónico en el que decía cosas como: “Yo no me iría de Gowex por nada del mundo, dado que va a forjar el carácter y personalidad de los que decidan realizar la travesía”. A los que dudasen, García les dejaba su salvavidas: ‘If’, el poema que tanto le había ayudado en momentos de crisis, los versos que le sirvieron de guía en su brillante carrera como emprendedor de éxito que culminó en esta imagen.

Rajoy entrega premio a Jenaro García Gowex

Mal lector de Kipling – al que siempre agradeceré haber escrito El hombre que pudo reinar, que John Huston convirtió en una de las mejores películas de aventuras – he leído ‘If’ tras el mensaje de Jenaro García. Imagino que tanto él, como Aznar, Dragó y los millones de británicos que aún hoy dicen que es su poema favorito, encuentran en los versos de Kipling un consuelo frente a la adversidad, una dosis de estoicismo para levantarse y luchar cuando la vida les golpea. Pero leído sin marco, o, más bien, enmarcado por las lecturas de García y Aznar, encuentro en los versos del ‘profeta del imperialismo’, como le llamó Orwell, una suerte de guía enloquecida, una venda de rimas que impide que cualquier resquicio de duda ilumine al lector mientras corre veloz rumbo al muro de la realidad y murmura a gritos: “si no desaprovechas ni un segundo de cada minuto de carrera, la tierra y cuanto en ella existe es para ti”.

The Cambridge Companion to Rudyard Kipling‘. Cambridge University Press. 2011, 55 libras.


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