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Knowmads y autónomos: más diferencias que semejanzas

Publicado el 14 febrero 2016 por Jmbolivar @jmbolivar

Knowmads y autónomos: más diferencias que semejanzas

El futuro ya está aquí, solo que desigualmente distribuido.
William Gibson

Leía recientemente un interesante post de Ángel Largo sobre el gran cambio en las relaciones laborales. Al leerlo, me surgió la duda de si realmente estamos ante un cambio en las relaciones laborales o si estamos ante algo incluso de mayor calado.

Hace tiempo que leo y escribo sobre el efecto knowmad en el futuro de la empresa, ya que «knowmad» es un concepto con el que me siento plenamente identificado y sobre el que incluso he compartido públicamente en alguna ocasión mi propia experiencia. Por este motivo, he estado pensando sobre el post de Ángel desde que lo leí y me gustaría compartir contigo las conclusiones a las que he llegado hasta ahora.

Creo que lo primero que habría que tener en cuenta es que, si bien es cierto que un autónomo puede ser un knowmad, o que un knowmad puede ser autónomo, ambos conceptos son por completo independientes. De hecho, a día de hoy, el porcentaje de autónomos a los que se podría considerar knowmads es ridículo, al menos si nos ceñimos a la definición de knowmad que hace el creador del término, John Moravec.

Lo segundo a considerar es la distinción que hace Moravec entre «job» y «work», que tiene que ver con las distintas relaciones entre la persona y su actividad. Un «job» es la actividad a la que dedicas la mayor parte de tu tiempo con el objetivo de ganarte la vida, para que todos nos entendamos. «Work», sin embargo, es un concepto más amplio y profundo, una visión del trabajo que integra también los valores y el propósito de la persona. La diferencia fundamental que se desprende de la existencia de los conceptos de «job» y «work» es que tanto el autónomo como el knowmad llevan a cabo un «job» pero, en el caso de un knowmad, un «job» tiene que ser un trabajo con sentido, una exigencia que rara vez vamos a encontrarnos en el caso de los autónomos, al menos a día de hoy.

Un tercer aspecto sobre el que reflexionar es la naturaleza del cambio. Cuando Ángel habla de un gran cambio en las relaciones laborales creo que se queda corto. Personalmente creo que estamos ante la sustitución de buena parte de las relaciones laborales por relaciones mercantiles. Es cierto que la subcontratación de autónomos es un «apaño» que siguen utilizando muchas empresas para reducir costes. El «body shopping» es una práctica que está ahí, generando «trabajo basura» en los límites de la legalidad, tratando de camuflar una relación que en realidad es de carácter laboral como si se tratara de una relación mercantil, pero aquí estamos hablando de otra cosa.

El tipo de relación que establece un knowmad con una empresa es profundamente distinto al de un empleado o un autónomo. A diferencia de los anteriores, el knowmad no vende su mano de obra, ni su tiempo, ni su presencia, ni su lealtad, sino únicamente el fruto de su conocimiento a precio de mercado. Un knowmad nunca ocupa un puesto de trabajo ni se amolda a una jornada laboral, sino que lleva a cabo un proyecto de manera autónoma e independiente.

Un cuarto elemento a destacar es la «alergia» de los knowmads a los entornos jerarquizados. Un knowmad puede trabajar para prácticamente cualquier cliente y en cualquier lugar, pero necesita hacerlo a su manera. Esto es importante porque, por definición, un knowmad necesita total autonomía para hacer su trabajo y ese grado de autonomía es inexistente en las jerarquías. El supuesto «empleado knowmad» del que algunos hablan es un «oxímoron».

El quinto elemento que me parece clave destacar es la notable diferencia de actitudes entre un autónomo y un knowmad frente a su trabajo. Aunque hay bastantes más, algunos ejemplos de estas actitudes serían:

  • Un knowmad se centra en las sinergías; un autónomo se centra en las transacciones.
  • Un knowmad practica la destrucción creativa para generar valor; un autónomo exprime al máximo el valor de sus activos y sus recursos para rentabilizarlos.
  • Un knowmad comparte de manera abierta lo que sabe; un autónomo guarda para sí lo que sabe.
  • Un knowmad desaprende y aprende por placer, de manera continua y proactiva; un autónomo aprende por necesidad, ocasionalmente y de manera reactiva.
  • Un knowmad busca la colaboración desde un paradigma de abundancia; un autónomo huye de la competencia desde un paradigma de escasez.

La conclusión a la que podemos llegar es que nos encontramos ante un cambio social y económico de igual o mayor dimensión del que supuso la llegada de la Revolución Industrial. El knowmad, ese «trabajador del conocimiento y la innovación» del que habla Moravec, es la adaptación a la era de Internet del «trabajador del conocimiento» al que se refería Drucker hace unos años, y está llamado a jugar un papel clave en los próximos tiempos.

Como dice William Gibson, el futuro ya está aquí, aunque no haya llegado por igual a todas partes. Los knowmads existimos, al margen de que seamos todavía una minoría. Rafa Agramunt, a quién conocí en una reunión de knowmads gracias al maestro @vorpalina, lo expresa de forma inmejorable: «No somos uno, somos una legión. No solo somos esperanza. Somos el futuro pero ya estamos aquí».

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YARPP

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