Gorō Miyazaki, ese es su nombre. Hijo del, considerado por muchos, maestro más grande de la animación, Hayao Miyazaki (‘El viaje de Chihiro’, ‘La princesa Mononoke’, ‘El castillo ambulante’, etc.). Dicen que desde su adolescencia Gorō comenzó a tener sentimientos contrarios a su padre, por lo que se negó a seguir los pasos de éste como cineasta. No soportaba la idea de que lo pudieran comparar con él. Sin embargo, compartían la misma pasión por la naturaleza, hasta tal punto que decidió que su vida giraría en torno a ella.
Estudió ingeniería forestal y comenzó a trabajar como constructor de parques y a diseñar lugares públicos. A principios de los noventa su padre le dio la oportunidad de diseñar y construir el Museo del Estudio Ghibli, y con el paso de los años llegaría a convertirse en su Director General. En 2005, Toshio Suzuki, co-creador del Estudio Ghibli, descubrió un talento innato en Gorō para el dibujo y lo persuadió para que dirigiera una película de animación. Gorō aceptó, hecho que desencadenó un conflicto con su padre, quien dijo públicamente que su hijo no tenía la experiencia suficiente como para dirigir una película, palabras que supusieron el distanciamiento entre ambos durante un año.
Finalmente, tras el estreno de ‘Cuentos de Terramar’, Hayao se “deshizo de sus palabras” afirmando que la ópera prima de su hijo fue hecha de manera honesta, así que es buena. Eso hizo que se reconciliaran, y comenzaran a trabajar juntos mano a mano.
Hoy se confirma que Gorō dirigirá su segunda película, ’Kokuriko-Zaka Kara’, con la ayuda de su padre (quien se encargará de la planificación y del guión).
La historia se desarrolla en el Tokio de 1963 (un año antes de los JJ.OO.), y se centra en una niña llamada Komatsuzaki que vive sin su padre (desaparecido en extrañas circunstancias en el mar) y sin su madre. La película llegará a los cines en el verano de 2011.