Revista Viajes

Kuching, la ciudad del gato

Por Mteresatrilla

Nos despedimos de Kuala Lumpur y en apenas una hora y media de vuelo aterrizamos en Kuching, capital del estado de Sarawak, en la isla de Borneo.

Aunque el vuelo fue corto los minutos nunca me habían parecido tan infinitamente largos. Atravesamos una aparatosa tormenta eléctrica y daba la sensación de que íbamos esquivando los relámpagos hasta que una fuerte descarga provocó un fuerte coletazo al avión que dejó a todo el pasaje mudo de golpe. No tengo miedo a volar y acostumbro a viajar muy relajada pero en esas décimas de segundo pasaron mil cosas por mi cabeza y, a decir verdad, ninguna de buena. Cuando lo peor ya había pasado y el cielo empezó a despejar tímidamente, entre las nubes pudimos intuir la primera imagen de la isla.

El nombre de Borneo me evoca tierra de junglas interminables, ríos caudalosos, historias de cortadores de cabezas, bosques de manglares, islas de ensueño y zonas impenetrables, pero desgraciadamente la mano del hombre se ha dejado notar y de qué manera. La deforestación de la isla es un hecho y muchas hectáreas de selva se han convertido en muebles de maderas tropicales o, más recientemente, en plantaciones de palma aceitera. La primera sensación es de rabia contenida pero … ay que fácil es criticar y tener en la terraza una mesa de teka comprada por una miseria o maldecir mil veces a los que tienen poder, por permitir la tala indiscriminada cuando la palma aceitera es el único modus vivendi de una parte importante de la población. Y es que nosotros cuando viajamos queremos encontrarnos un Planeta virgen, salvaje, impoluto, de postal, porqué sólo tenemos derecho los occidentales a contaminar, arrasar nuestros bosques y a destrozar nuestro litoral.

Y por descontado que no apruebo esta política pero no me siento con ninguna autoridad moral para juzgar unos hechos que al fin y al cabo es lo que ha practicado a destajo el mal llamado mundo desarrollado durante décadas.

Paréntesis aparte y a pesar de esa realidad, Borneo tiene aun muchas cosas para mostrarnos y nosotros dispuestos a conocer algunas de ellas.

Kuching, la ciudad del gato

Kuching es la capital de Sarawak y creo que no me equivoco si digo que es la ciudad más agradable del Borneo malayo, por lo menos de las que visitamos. Tiene ese encanto de las ciudades no demasiado grandes, una buena oferta cultural y posibilidad de realizar diversas excursiones interesantes sin tener que hacer muchos kilómetros. El caudaloso Sungai Sarawak la divide en dos partes y es en la orilla sur donde se encuentran los principales puntos de interés turístico. El ambiente que se respira a orillas del río se presta a largos paseos, especialmente a última hora de la tarde para poder contemplar la puesta de sol mientras se escucha la llamada a la oración de las mezquitas y cenar luego en alguno de los múltiples puestos.

De los cinco días que estuvimos en Kuching dedicamos bastantes momentos al paseo y a callejear, alternando con visitas a museos, excursiones, mercados y asistir al Rainforest World Festival que tendrá capítulo propio.

Kuching, la ciudad del gato
Kuching, la ciudad del gato
Kuching, la ciudad del gato

Kuching en idioma malayo significa gato y en honor a tan admirado animal hay varias estatuas de gatos repartidas por la ciudad e incluso las tapas de las alcantarillas tienen el debido sello felino. Pero eso no es todo, se enorgullecen de tener un Museo del gato que sale incluso en el Libro Guiness de los Récords. Se encuentra en la orilla norte, en el Ayuntamiento o City Hall, un rocambolesco edificio en forma de ovni, porque en Kuching cada orilla de río tiene un alcalde y por tanto un ayuntamiento. El Museo está dividido en diferentes secciones temáticas: el significado de los gatos para el pueblo de Malasia, el gato en el Antiguo Egipto, en la Edad Media… las supersticiones sobre los gatos, su comportamiento y hábitos, los gatos en el cine, gatos de personajes famosos, postales de gatos, sellos de gatos, fotos varias y muchas, muchas, muchísimas figuritas de aquellas tan horribles que en mi casa pasarían por el cajón del olvido como fase intermedia al cubo de la basura. No se puede negar que la idea es original pero no lo aconsejo a no ser que alguien sea un incondicional de los felinos o que le sobre mucho tiempo en Kuching, más que nada porqué cae lejos del centro y hacer el viaje hasta allí no merece demasiado la pena. Lo único a destacar es que me hicieron una entrevista para un canal de televisión y con mi inglés macarrónico solté ante la cámara alguna mentirijilla afirmando que el museo me parecía muy interesante. En fin, una mentira piadosa.

Kuching, la ciudad del gato
Kuching, la ciudad del gato
Kuching, la ciudad del gato

Los Museos que sí merecen una detenida visita, están concentrados alrededor de la plaza Merdeka o de la Independencia. Aquí se encuentra el magnífico Museo de Sarawak además del Museo de Historia Natural o el Museo de Arte, ubicados en encalados edificios coloniales que siguen todos ellos el mismo estilo arquitectónico. El Museo de Sarawak está dividido en dos secciones o edificios separados por un puente. Uno de ellos, el edificio más antiguo, es una bonita mansión colonial que contiene el Museo Etnológico inaugurado en 1891. Aquí se encuentra mucha información sobre las costumbres de los pueblos tribales de Borneo, resultando especialmente interesante todo lo que habla sobre los tatuajes de los iban que representan actualmente un 30% de la población de Sarawak. Cerámica, joyas, lanzas, métodos de caza y pesca y muchos utensilios cotidianos de estas tribus completan la sala superior. En la planta baja se exhibe una muestra disecada de toda la fauna de la isla, esqueletos de algunas especies como orangutanes, proboscis o ballenas y una extensa muestra de todas las serpientes que rondan por estas selvas.

Atravesando el puente se llega a la nueva ala del Museo, el Tun Abdul Razak Hall con un aire más actual y moderno. Se habla de los importantes yacimientos arqueológicos de Sarawak, minerales y extracción petrolífera, cerámica y otras secciones que nos ocupan prácticamente toda una mañana.

Visitamos también el Museo Textil ubicado en otro bonito edificio colonial justo delante de la imponente oficina de correos de robustas columnas corintias blanco nuclear. Éste es mucho más pequeño pero no menos interesante. Podemos aprender acerca de la vestimenta y máscaras de todas las tribus de Sarawak, siendo especialmente interesantes los trajes que utilizan para las bodas, tanto por su colorido como por sus ricas ornamentaciones.

Kuching, la ciudad del gato
Kuching, la ciudad del gato
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Kuching, la ciudad del gato

Y es que Kuching, a diferencia de lo que comenté respecto a Kuala Lumpur, es una ciudad que se disfruta caminando. De su pasado colonial quedan unos sencillos aunque bellos edificios que se salvaron de la II Guerra Mundial y se mantienen limpios y bien cuidados dando un aire elegante a la ciudad del gato. Uno de tales edificios corresponde a los antiguos juzgados donde se halla la oficina de turismo, un centro cultural y un bar restaurante, ideal para tomar una cervecita fresca o un zumo de frutas.

Kuching, la ciudad del gato
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Kuching, la ciudad del gato
Kuching, la ciudad del gato
Kuching, la ciudad del gato

Pero Kuching no sólo se viste de blanco, todo al contrario, porque el color da vida a sus calles y mercados: El color rojo de Chinatown o el color de las telas que se venden en los pequeños comercios de la peatonal Julan India. Los puestos del open market que se encuentra muy cerca de la Mezquita que destaca por sus grandes cúpulas doradas, como también lo son las del pequeño templo sij cercano.

Pasear por el llamado main bazaar tiene también su encanto. Una calle porticada de tiendas, básicamente de artesanía y recuerdos, paralela al paseo del río. Durante el día los porches protegen del sol de justicia y es también un buen lugar para cobijarse cuando los fuertes chaparrones hacen acto de presencia, prácticamente a diario.

El mercado dominical de Julan Satok es otro lugar que merece una visita. De hecho, el mercado empieza el sábado por la tarde cuando van llegando los campesinos con sus mercancías y van montando los puestos donde pasan la noche para tenerlo todo a punto para el domingo.

Kuching, la ciudad del gato
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Kuching, la ciudad del gato
Kuching, la ciudad del gato
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Para pasar al otro lado del río, la forma más rápida es utilizar una de las pequeñas barcas que van y vienen continuamente. Aquí se encuentra el palacio o Istana, que no está abierto al público, el Fuerte Margarita que se construyó para defensa de la ciudad de los piratas y se bautizó con el nombre de la esposa del virrey blanco, Jacques Brooke. Muy cerca del palacio hay un interesante jardín de orquídeas que tuvimos que visitar más deprisa de lo que nos hubiera gustado ya que estaban esperando la visita del Ministro de Turismo.

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Y no hay que olvidar la gastronomía: buenos restaurantes a un precio más que asequible ponen la guinda a unos perfectos días en la capital de Sarawak.

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