Revista Medio Ambiente

La absurda hiperprotección del turismo Por Miquel Puig

Por Ne0bi0 @buenosviajeros

Hace un par de días, se publicó en el diario catalán Ara el siguiente artículo que cuestiona la posición privilegiada del turismo en detrimento de la industria, motor económico tradicional de Cataluña.

Este artículo ha sido contestado [CAT] por el profesor José Antonio Donaire, que pone en cuestión las cifras que se mencionan, así como saca a colación que los críticos al turismo también hacen turismo para desacreditar la crítica.

No voy a entrar los argumentos de uno u otro, se lo dejo al lector. Simplemente, me parece muy positivo que se abra un debate sobre sí el turismo debe ser un sector privilegiado o no.

La absurda hiperprotección del turismo
Por Miquel Puig

La absurda hiperprotección del turismo Por Miquel Puig
Cataluña fue un país industrial y está convirtiéndose en un país turístico. Creo que es un proceso lamentable que haríamos bien de enderezar.

Los datos: el primer destino turístico del mundo es Francia, el segundo europeo es España. Reciben unos 116 visitantes extranjeros por cada 100 habitantes. El tercer destino europeo es Italia, donde la cifra ya cae a 72. En Cataluña es 182. Según la OCDE, el país miembro donde el turismo tiene un peso mayor en la estructura productiva es España, donde representa un 10,7%, frente al 3,7% de Francia o el 4,8% de Italia. En Cataluña el peso es similar al español (10,9%).

En cuanto a la industria, su peso relativo está cayendo: era el 25% del PIB en 2000 y ahora es el 18%. No se trata de un proceso de desindustrialización inevitable que afecte toda Europa o de un efecto estadístico: las mismas cifras para Alemania son 25% y 24%, respectivamente. Sin embargo, la manufactura todavía nos es mucho más importante que el turismo: ocupa 425.000 afiliados a la Seguridad Social (contra 223.000) y, sobre todo, aporta la mayor parte de los 62.400 millones de euros que Cataluña exporta en bienes y servicios, frente los 9.900 que ingresa el turismo extracatalán…

 

El atractivo político del turismo es que se trata del sector que más empleo está creando. ¿Por qué, pues, creo lamentable la hipertrofia del turismo? Porque se trata de un sector que crea poca riqueza (antes se llamaba “valor añadido”) y porque crea, sobre todo, puestos de trabajo para inmigrantes. En realidad, el segundo es consecuencia del primero. El desarrollo tecnológico está vinculado a la industria, y los países líderes son los países que siguen siendo industriales. Si se quieren cifras, del mismo estudio de la OCDE se puede deducir que la productividad en el turismo es un 15% inferior a la media. Como es un sector muy poco exigente en cuanto a calificaciones laborales, los inmigrantes tienen una presencia más fuerte: en Cataluña, más del 30% de los afiliados a la seguridad social del sector lo son, frente al 12% de media en el conjunto de sectores, y del 9% en el de la manufactura. Es cierto que el sector turístico es el que crea más puestos de trabajo, pero no los crea necesariamente para nuestros hijos.

Los partidos políticos, preocupados por las alarmantes cifras de paro, tienden a dejarse influenciar por los argumentos del sector, y así lo reflejan sus programas electorales. Si damos un vistazo a los dos partidos-CiU y PP-que preveían (fundadamente) ganó las últimas elecciones, leemos tanto en uno como en otro la propuesta de reducir el IVA turístico al 4% (era del 8%) y oponerse al establecimiento de nuevas figuras impositivas que graven la actividad turística. Poco importa aquí que no pudieran cumplir sus propuestas, lo que importa es que no encontramos nada parecido referido a la industria manufacturera, un sector, como hemos visto, mucho más importante cuantitativamente y cualitativamente. En el caso específico del PP de Cataluña, también sorprende que entre sus propuestas referidas a los “sectores productivos”, ninguno se refiere a la industria (sólo en: comercio, turismo, pesca y sector agrario!).

Cuando el gobierno de la Generalitat, obligado a buscar nuevas fuentes de ingresos para garantizar la prestación de los servicios sociales básicos, anunció que tenía la intención de introducir una tasa turística similar a la que existe en todas partes, el Partido Popular de Cataluña hizo bandera de la su oposición al proyecto; el argumento de Sánchez-Camacho fue que “se oponía radicalmente porque penalizaba un sector dinámico de la economía”. Por su parte, recientemente el diputado Luna reclamaba medidas para incentivar el turismo argumentando que “es el sector económico de mayor crecimiento en Cataluña y el que resiste mejor periodos de crisis”. Se trata de los mismos argumentos que utiliza el sector para defender sus intereses (por ejemplo, para combatir el recientemente aprobado aumento del IVA que le afecta).

Los tres argumentos son falaces. Es absurdo proteger un sector porque es el que resiste mejor la crisis, porque la consecuencia es que la carga se debe poner sobre otro que la soporta peor. Es absurdo incentivar el sector económico que ya tiene más crecimiento en vez de incentivar el que crea más riqueza. Es absurdo proteger un sector porque crea empleo sin plantearse qué puestos de trabajo está creando. Precisamente porque tenemos muchos parados, es absurdo apostar por el sector que-con la construcción-sabemos que más proporción de inmigrantes atrae.


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