La aceptación es la base de la felicidad

“Suframos o no, siempre existe, la posibilidad de asumir una actitud silenciosa y reflexiva de aceptación y bondad hacia nosotros y los demás que nos permite permanecer completamente vivos.” Vidyamala

El título de esta entrada es una frase que rescate hace tiempo de un libro y la coloqué en diversos sitios para no olvidarla, entre ellos, en la portada de mi página web. De esto hace varios años y cuánto más pasa el tiempo y aumenta mi experiencia con pacientes con enfermedad física o mental o personas que pasan situaciones complicadas verifico mucho más su autenticidad.

Una idea que veo necesario aclarar es el concepto “aceptación”, definiéndola en su justo término puesto que muchos hablan de aceptación pero la confunden con resignación.

Resignarse, en su acepción de la RAE (Real Academia Española), significa someterse, entregarse a la voluntad de alguien, conformarse en las adversidades. Como vemos tiene una connotación negativa, por lo tanto, no nos hace sentirnos mejor ni nos beneficia en absoluto. Todo lo contrario, al resignarnos perdemos la capacidad de poder cambiar aquellas cosas, o pequeños detalles que nos ayudan a encontrarnos mejor.

La aceptación, sin embargo, y volviendo a la RAE significa aprobación, aplauso… Es curioso aceptar quiere decir acoger de buena gana lo que nos venga, esta actitud nos ayudará a mantener y reforzar nuestra salud mental en los momentos críticos y adversidades. Como bien explica Kabat Zinn profesor de medicina y fundador y director de la Clinica para la reducción del estrés en la Universidad de Massachusetts “La acaptación no tiene nada que ver con la resignación. La aceptación de las cosas tal y como son, muy al contrario, requiere de las cosas tal como son, muy al contrario, requiere una fortaleza y una motivación extraordinarias (especialmente cuando no nos gusten) y una disposición a trabajar sabia y eficazmente como mejor podamos con las circunstancias en las que nos encontremos y con los recursos, tanto internos como externos, de que dispongamos para mitigar, curar, reorientar y cambiar las cosas que podamos cambiar.”

Todo esto nos demuestra que se puede ser feliz sean cuáles sean nuestras circunstancias porque la capacidad de felicidad dista mucho de lo que sucede en nuestro “yo exterior”; es nuestro “yo interno” lo que determina el nivel de felicidad, cuánto más mires a tu interior, más paz encontrarás.

Es posible ser feliz en la enfermedad y en las adversidades. Esto se logra cuando nos damos cuenta de que el bienestar, la paz interior, la felicidad, etc… provienen de nuestro interior en el momento presente. Mira tu cuerpo, escuchalo y busca la tranquilidad. Si focalizamos la felicidad en las cosas externas (salud, dinero,amor) nunca seremos del todo felices puesto que siempre tendremos carencias en algunos aspectos. Por lo tanto, no bases tu felicidad en tu logros externos sino en tu paz interior. Cuando la encuentres la alegría aflorará de forma sorprendente.

Hay un tipo de terapia conocida como de Aceptación y Compromiso que emplea la aceptación como base de los tratamientos psicológicos. Consiste, de forma breve, en abrirse a la experiencia de lso pensamientos, emociones, sentimientos y sensaciones sin hacer nada para que desaparezcan (Hayes,, 2004).

Para empezar a practicar la aceptación, hay que dar un paso previo que es la autoaceptación, amarse de manera incondicional a uno mismo tal y como se es. Después aceptar a los demás como son, aunque no nos guste como actúan; y finalizar aceptando lo que la vida (Dios, energía, universo, suerte) nos depare. No es tan difícil y los beneficios merecen el esfuerzo…

Abrazos virtuales y feliz semana llena de aceptación.

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