La actitud del público en un concierto de piano

Habéis visto o recordáis el susto que se llevó Beethoven cuando, según la película "Amor inmortal", es interrumpido en su improvisación de "Claro de luna"?
Pues así de abrupta es la sensación que tiene un músico cuando toca en un concierto y le sacan de su estado de concentración.
Más de una vez me he llevado grandes sustos cuando de pequeño estudiaba el piano en el salón de mi casa y alguien entraba en el mismo. 
El solo hecho de "romper el tiempo que crea la música", un tiempo especial, pues tu pulsación y respiración se alinean perfectamente con la música cuando estás interpretando entregando tu mente y tu corazón, ese momento de romperlo equivale a asustar a la persona, pero un susto de los grandes, para que me entendáis.
Elementos de alto riesgo en un concierto son:
pulseras, 

abanicos, 

caramelos, 

entrar a mitad de obra, 

toses, 

flashes, 

alarmas de relojes, 

móviles, 

cuchicheos, 

niños pequeños, 

aforo excesivo con el público demasiado cerca...
Cuando estuve una década educando al público en los cientos de conciertos que dimos para público escolar y adolescente dentro del grupo de didáctica de la audición musical ACORD, siempre añadíamos en la parte posterior del programa una especie de decálogo en el que recordábamos todos estos aspectos y aún así siempre había el o la graciosa de turno que molestaba a los músicos!
¿Verdad que no irías a una sesión de cocina de Arzak, Roca o Adriá y meterías unos dedos sucios en sus creaciones?
¡Pues lo mismo es!