Revista Psicología

La adición a sustancias tóxicas es una enfermedad mental

Por Blasramon

Espero que los contenidos sean de tú interés.
Blas Ramón Rodríguez © 2016

Aunque el título de este artículo nos haga saltar del sillón, nos ponga los pelos de punta, nos irrite o subleve y nos haga reaccionar en contra de dicha afirmación, especialmente si abordamos la inclusión desde el punto de vista psicodinámico o perdamos de vista el componente neuropsicológico de estos trastornos; si, lo son.

La adicción es una enfermedad mental porque cambia las relaciones jerárquicas en el cerebro de una manera rápida y muy parecida a los cambios que se producen en la bipolaridad, por ejemplo en el descenso de volumen del hipocampo, propio de fases maníacas (eufóricas). El cambio de estas jerarquías mentales se debe a la necesidad de priorizar la obtención y el consumo de droga.

La adición a sustancias tóxicas es una enfermedad mental


Los comportamientos compulsivos que se producen a partir de estos cambios, especialmente con sustancias que generan desajustes a corto plazo como la cocaína, la heroína, las drogas de diseño o cualquier otra forma sintética de sustancia tóxica, sin olvidar el alcoholismo, producen una incapacidad similar a la que se produce en los trastornos mentales. Son muchas las evidencias científicas de validez generalizada que corroboran que los toxicómanos tienen más del doble de probabilidades de padecer una enfermedad metal que la población en general. Esta probabilidad viene mediada por mayores niveles de ansiedad patógena y depresión. Las drogas hacen caminar al individuo por la cuerda floja de la desesperación, del trastorno neurótico y de la psicosis. Existe evidencia de que el consumo de marihuana en personas con una alta vulnerabilidad ansiógena exhiben mayor riesgo de desarrollar una psicosis esquizofrénica o una psicosis maniacodepresiva. Del mismo modo, el trastorno mental pueden conducir al consumo de drogas. Es muy habitual el exceso de consumo de tabaco y alcohol en enfermos mentales, que utilizan este consumo como una especie de "automedicación" para aliviar pasajeramente los síntomas. La vulnerabilidad genética y los factores psicosociales también tienen una repercusión en favorecer que a un trastorno le siga el otro. Aunque se da con frecuencia esta concurrencia, no significa que necesariamente o inequívocamente una cause la otra.

La exposición temprana a las drogas, a cualquier tipo de droga, como consecuencia de las relaciones interpersonales que se producen en la adolescencia, sabemos que están en el origen de muchos trastornos mentales y de su desarrollo hacia la cronicidad de una enfermedad mental determinada. Más de un joven "loco" suicida vi aislar en el área de psiquiatría del hospital de una institución pública para la que trabajaba por el año 1995, después de meterse fuego por la vena. Las adulteraciones de los principios activos de algunas drogas a base a las impurezas de reacción en el proceso de elaboración de las mismas o por motivos de rentabilidad narcoeconómica, con la utilización de otros estimulantes como la cafeína, o disolvente de azúcares, en muchos casos se utilizan diferentes sustancias químicas de tipo insoluble como el agua amoniacal y varios tipos de alcaloides.

¿Cómo se abordan estos trastornos comórbidos?

Existen varias terapias prometedoras para el tratamiento de los trastornos comórbidos por consumo de drogas y otras enfermedades mentales. Algunas terapias se han mostrado más eficiente en el tratamiento de adolescentes mientras que otras arrojan porcentajes de mayor éxito terapéutico en adultos, ambas tienen en común que se basan en un enfoque integral que aborda ambos trastornos. Muchos de los tratamientos cursan con administración de farmacología para la depresión, la adicción a la nicotina y la reducción del deseo vehemente de consumir metanfetaminas.


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