La alcachofa debe su nombre a una bella joven llamada Cynara que fue seducida por Zeus y transformada en esta verdura. Procede del norte de África y se ha extendido por todo el Mediterráneo.De la planta de la alcachofa se come la inflorescencia formada por una serie de hojas apiñadas y muy compactas. Las hojas externas son duras pero según vamos avanzando hacia el corazón se hacen cada vez más tiernas y sabrosas. A la hora de la compra, la alcachofa ha de ser pesada, con las hojas verdes brillantes, sin manchas, muy pegadas entre sí, no abiertas. Debe mostrar el aspecto de una piña.Hay muchas variedades pero es especialmente destacable la alcachofa Blanca de Tudela perteneciente a las indicaciones geográficas protegidas (IGP) Alcachofa de Tudela y Alcachofa de Benicarló.
La alcachofa es una planta muy sensible a las altas temperaturas (abren los frutos y los vuelven de un sabor excesivamente amargo) y a las heladas (queman las hojas apareciendo manchas negras); esto condiciona su cosecha: durante el otoño y a principios de invierno en zonas cálidas, y en primavera desde marzo hasta junio. También podemos encontrar corazones de alcachofa en conserva durante todo el año -un 40% de la producción se destina para este fin- y ultracongeladas.En cuanto al valor nutricional es muy destacable su alto contenido en fibra facilitando el tránsito intestinal, por lo que su consumo está indicado para prevenir el cáncer de colon y para personas con sobrepeso. Tiene inulina, un hidrato de carbono ideal para diabéticos. Es muy rica en vitaminas A, B y C y minerales, sobre todo de potasio necesario para el correcto crecimiento de los huesos. Tiene esteroles que ayudan a regular los niveles de colesterol y es muy diurética favoreciendo la eliminación de líquidos sobrantes del organismo.Muchas personas rechazan las alcachofas por su sabor amargo aunque al final deja un regusto dulce, para evitarlo no debemos cocinarla demasiado.
Entre las dietas milagrosas que han surgido en las últimas décadas para perder peso rápidamente se encuentra la dieta de la alcachofa promocionada por algunas famosas. Podemos encontrar distintos tipos de dietas de la alcachofa, aquellas que nos proponen una dieta hipocalórica muy restrictiva (con la cual vamos a adelgazar sí o sí) a base de verduras, frutas, lácteos desnatados, jamón de pavo y arroz, acompañados de cápsulas de alcahofas. Otras son monodietas en las cuales el único alimento que se puede ingerir es la alcachofa durante un mínimo de dos días pudiendo ampliarse hasta a diez días, una auténtica aberración.
Este tipo de dietas pueden generar problemas gastrointestinales debido al alto contenido en fibra de la alcachofa; al dejar esta dieta suele aparecer el efecto rebote, recuperando más peso del que habíamos perdido; pérdida de masa muscular al no ingerir o restringir el consumo de proteínas; déficit nutricional sobre todo en ácidos grasos y aminoácidos esenciales.
Hay que hacer hincapié en el consumo de la alcachofa ya que se trata de una hortaliza, como acabamos de ver, muy sana, con excelentes propiedades nutritivas y con una gran variedad de preparaciones gastronómicas, pero si queremos perder peso debemos seguir una dieta en condiciones, variada, que incluya todo tipo de alimentos y dejarnos de dietas milagrosas que sólo van a perjudicar nuestra salud.
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