Abusos extremos de los derechos humanos a bordo de los buques de pesca ilegal
La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, mejor conocida como pesca pirata es una de las mayores amenazas para la pesca mundial.
Haciendo caso omiso de las leyes nacionales e internacionales, los pescadores piratas dejan hábitats marinos dañados y socavan las sensibles comunidades costeras que dependen del mar para su seguridad alimentaria y medio de vida.
"Los operadores de pesca pirata están devastando la pesca y la biodiversidad marina, robando a algunos de los más pobres de nuestro planeta, arruinando los medios de vida y dañando la seguridad de nuestro medio ambiente marino", dijo Steve Trent, Director Ejecutivo de la Fundación para la Justicia Medioambiental (EJF).
La fundación trabaja con las comunidades locales para construir una red de vigilancia efectiva de los buques de pesca pirata, por ejemplo en la zona del río Sherbro al sur de Sierra Leona, donde la fundación ha trabajado desde 2009 para documentar la pesca pirata.
"Sólo en África, se pierden más de mil millones de dólares cada año por la pesca pirata. Esto no sólo está teniendo un efecto devastador en los océanos y la vida marina, sino también en un sinnúmero de personas vulnerables en remotas comunidades de los países en desarrollo cuyos medios de subsistencia y seguridad alimentaria están siendo seriamente amenazados", dijo Trent.
La pesca pirata en todo el mundo se estima en un valor de $10-23 mil millones por año.
De acuerdo con Trent, la fundación también ha documentado abusos extremos de los derechos humanos a bordo de los buques de pesca ilegal, desde el trabajo infantil a la trata de personas e incluso el asesinato.
"Más recientemente, EJF recogió testimonios de trabajadores birmanos, de tan sólo 16 años, que fueron objeto de trata para Tailandia y los obligaron a trabajar en los buques de pesca. Hasta después de meses de rescate, eran sometidos a arduas y violentas condiciones de trabajo, a menudo sin recibir sueldo", dijo Trent.
La industria del pescado en Tailandia emplea a más de 650.000 personas y en 2012 exportó pescado a EE.UU. por valor de $730.00 millones.
Para poner de relieve el problema de la pesca pirata la fundación lanzó el año pasado la campaña "Save the Sea", junto con la ayuda de trece restaurantes participantes.
Este año 31 restaurantes internacionales líderes acordaron en junio trabajar con sus clientes para dar a conocer el pescado sostenible y contribuir a la campaña de EJF.
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