En 1980, se dio cuenta de una pequeña discrepancia entre los desplazamiento Doppler que esperaba recibir en base a su algoritmo y los variaciones reales, de las señales de radio procedentes de la sonda. Sus movimientos previstos y reales no concordaban demasiado bien. A medida que avanzaban hacia el exterior en contra de la atracción gravitatoria del Sol y de los planetas, la nave iba, por supuesto, más lenta. Pero el problema era que se estaba frenando demasiado. Cada año, ambas sondas estaban unos cientos de kilómetros por detrás de lo que deberían estar en sus respectivas trayectorias, según calculaba el algoritmo. Desde luego, esa discrepancia no es demasiado en el contexto de los viajes espaciales, pero no es algo trivial. La deceleración constante, era de 8,74 x 10-10 m/s2 en dirección al Sol, menor que la aceleración de la gravedad diez mil millones de veces, pero aún así, sin duda alguna, existe.
Trayectorias de las sondas Pioneer y Voyager en su camino de salida del sistema solar (click para ampliar)
La primera reacción de Anderson fue pensar que su algoritmo había pasado algo por alto. Alguna pequeña influencia en el movimiento de la nave se debía quedar fuera de la fórmula matemática. Después de años de reflexión y discusión le llevaron a la conclusión a él y a su equipo de que la deceleración anómala debía ser provocada por la fuga de combustible de sus propulsores, que ejercía una fuerza de retroceso contra el movimiento de la nave. Puesto que en ese momento la nave avanzaba hacia el espacio interestelar sin propulsión, los científicos pensaron que la fuga de combustible terminaría pronto y que el efecto desaparecería. Pero extrañamente no: en la década siguiente, la sonda Pioneer había acumulado miles de millones de kilómetros, pero una cantidad menor a lo esperado.
En 1994, Anderson recibió un correo electrónico de la nada de Michael Martin Nieto, un cosmólogo del Laboratorio Nacional de Los Alamos. Nieto se había interesado recientemente en alternativas a la ley de la gravitación de Newton, incluyendo una nueva teoría llamada MOND (Dinámica Newtoniana Modificada), Nieto quería averiguar qué seguridad tenía la NASA sobre la fuerza de gravedad sobre la base de sus observaciones del movimiento de las sondas espaciales. Anderson respondió, que de hecho, la gravedad no parecía funcionar bien para las Pioneer.
Cuando se enteró del valor exacto de la pequeña deceleración, anómala experimentada por las Pioneer 10 y 11, casi se cae de la silla. Hubo una coincidencia cósmica profunda: Como Nieto se había dado cuenta inmediatamente, el valor de la anomalía de las Pioneer coincidía casi exactamente con la denominada "aceleración cósmica", la velocidad de la luz 'c' multiplicada por la constante de Hubble 'H', lo que sugería que la causa de la anomalía estaba en el terreno de la física fundamental.
Entonces, Nieto fue contratado para trabajar con Anderson en el JPL para una importante investigación de la anomalía Pioneer, y ha pasado la mayor parte de su energía estudiándola desde entonces. ¿Por qué? "La anomalía de las Pioneer podría ser la primera evidencia de que la gravedad se desvía de la ley del inverso del cuadrado de la distancia", afirmó recientemente. "Podría ser algo grandioso".
Continuará...
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Publicado en Odisea Cósmica
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