Revista Psicología

La Ansiedad

Por Centro Psiconet

¿Quién no ha experimentado alguna vez un estado, por lo general desagradable, de tensión, aprensión o inseguridad? ¿Quién no ha tenido alguna sensación de peligro sin que exista una razón para ello? Tanto si se trata de una sensación de presión en el pecho o de tensión, estrés, nerviosismo… todos estos síntomas pueden revelar un estado de ansiedad.

Si las sensaciones son ocasionales y no provocan un malestar constante, no hay por qué preocuparse, sin embargo, si la reacción de ansiedad supera a la persona afectando a muchas áreas de su vida, tendremos que ver qué está afectando para estar teniendo esos síntomas tan intensos.

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una emoción humana, que se activa cuando el organismo percibe un peligro, ya sea físico o mental. Es una reacción normal que todas las personas experimentan, pues sirve tanto de mecanismo de defensa ante situaciones en las que se percibe un peligro, garantizando nuestra supervivencia; como para adaptarnos mejor a situaciones nuevas.

¿Qué causa la ansiedad?

La primera causa, como ya hemos mencionado, es percibir una situación como peligrosa, con temor a que nos cause un daño físico o emocional. Dicho peligro no tiene por qué ser una amenaza real, pues muchas veces se pueden percibir ciertos estímulos como peligrosos, cuando en realidad no lo son. El hecho de percibirlos es lo que activa la ansiedad.

Además, hay otros factores que pueden favorecer la activación de la ansiedad como:

  • Tener una historia familiar de ansiedad.
  • Tener una historia personal de ansiedad en la niñez o en la adolescencia.
  • Tener experiencias vitales estresantes o traumáticas.
  • Tener otros problemas psicológicos como depresión, baja autoestima, insomnio… entre otros.

¿Cuándo la ansiedad es un problema?

La ansiedad es un problema cuando:

  • Tiene una intensidad y/o duración mayor a la esperada.
  • Conlleva un deterioro en el funcionamiento interpersonal, social, laboral o familiar de la persona.
  • Las actividades cotidianas o normales se ven alteradas por la presencia de conductas de evitación buscando disminuir la ansiedad.

¿Cómo se manifiesta?

La respuesta de ansiedad puede manifestarse de distintas formas en función de lo que sentimos (síntomas afectivos y síntomas fisiológicos), lo que hacemos (síntomas conductuales) y lo que pensamos (síntomas cognitivos).

En la siguiente tabla se muestran algunos de esos posibles síntomas:

Síntomas afectivos Irritabilidad, aprensión, impresión de estar desligado de uno mismo o de la realidad, miedo, sensación de un peligro inminente.

Síntomas fisiológicos Palpitaciones, taquicardia, dolor, sensación de asfixia, ahogo, nudo en la garganta, náuseas, vómitos, , diarrea, dolor abdominal, dolor de espalda o de cuello, tensiones musculares, tics nerviosos, dolor de cabeza, mareo, debilidad, temblores, sensación de inestabilidad, escalofríos, sofocos, sudores, palidez, sequedad de boca, alteraciones del sueño, fatiga.

Síntomas cognitivos Inquietudes, dificultad para concentrarse, problemas de memoria, obsesiones, pensamientos repetitivos, miedos (por ejemplo a volverse loco, a morir o a perder el control).

Síntomas conductuales Enfado, nerviosismo, temblor de manos o de piernas, expresión tensa en el rostro, respiración rápida, tendencia a evitar determinadas situaciones o determinados lugares.

Por todo esto, el objetivo de las personas que padecen ansiedad será aprender a controlarla mejor y de manera adecuada, pero no eliminarla, pues como hemos visto sin ella no sobreviviríamos.

García-Herrera, J. M. y Nogueras, E. V. (2013). Comprendiendo la ansiedad. Guía de Autoayuda para la depresión y los trastornos de ansiedad. Servicio Andaluz de Salud: Consejería de Salud y Bienestar Social.


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