Dunas y la Ley de Costas
Según el artículo 31b de la Ley de Costas vigente (1988) cualquier edificio asentado sobre terreno dunar o sobre arenas de playa seca debe ser demolido, pero obviamente esto se hace en contadas ocasiones. Lo más habitual en España es observar que apenas quedan playas con dunas. En nuestro subconsciente colectivo hay algo que cuando toca elegir entre paseos marítimos, chalets, hoteles, clubes náuticos, campos de golf, etc. y dunas costeras, se elige lo primero. Resultan chocantes las discusiones sobre dónde empieza y termina el terreno dunar, una especie de regateo a nivel técnico sobre cuánto se puede destruir. Por culpa de este afán español por la construcción la arenaria de mar que ya lo tiene difícil en la vida encuentra problemas adicionales.
Arenaria de mar
Tras este inciso que ilustra bien lo difícil que se le ponen las cosas a algunas especies nos centraremos en esta pequeña luchadora de color verde intenso y tallos recubiertos de hojas opuestas, sésiles y carnosas. Es una cariofilácea propia de suelos arenosos que prospera especialmente bien a barlovento del sistema dunar. Al estar en primera línea, entre las dunas embrionarias y las primarias, recibe el salitre y el impacto de la arena más gruesa procedentes de la mar. Esta psammófila pionera gusta de estos duros hábitats. Sus brotes surgen bajo la arena de estolones rastreros que se desplazan por debajo, como si fuesen periscopios de un submarino que navegase bajo la arena. Florecen entre abril y junio. Comparte hábitat con otras valientes que también viven en este difícil entorno en el que sus raíces tienen que soportar concentraciones salinas relativamente altas. La vemos formar comunidades características compartiendo hábitat con Cakile maritima Scop., Salsola kali, L., Calistegia soldanella, Agropyrum junceum (L.) Beauv. y con alguna otra halófita.
Confiemos en que la educación y la divulgación sirvan para hacer a las nuevas generaciones más sensibles hacia la conservación de la vida costera. De hecho es perfectamente factible compaginar turismo de sol y playa con el respeto al medio ambiente. No es necesario cubrir estos espacios de construcciones. Y si nos encontramos con alguna arenaria de mar no le hagamos la vida más difícil, seamos también respetuosos con ella.
Un saludo
Nota: esta entrada participa en el VII Carnaval de biología(Biocarnaval de verano) albergado en el blog ¡Jindetrés, sal!