Revista Ciencia

La arenaria de mar sobrevive en las playas a duras penas

Publicado el 08 agosto 2011 por Pedrolmendez
La arenaria de mar sobrevive en las playas a duras penas  Turismo de sol y playa, de lo más típico del verano. Si visitamos alguna de las pocas playas de la costa cantábrica en las que aun quedan dunas, con un poco de suerte podremos encontrarnos con la pequeña planta que aparece en las fotos, la arenaria de mar. Como es costumbre entre los taxónomos no se ponen de acuerdo con el nombre científico, así que cito los dos más empleados: Honckenya peploides (L.) Ehrh o Alsine peploides (L.) Crantz.

Dunas y la Ley de Costas


  Según el artículo 31b de la Ley de Costas vigente (1988) cualquier edificio asentado sobre terreno dunar o sobre arenas de playa seca debe ser demolido, pero obviamente esto se hace en contadas ocasiones. Lo más habitual en España es observar que apenas quedan playas con dunas. En nuestro subconsciente colectivo hay algo que cuando toca elegir entre paseos marítimos, chalets, hoteles, clubes náuticos, campos de golf, etc. y dunas costeras, se elige lo primero.  Resultan chocantes las discusiones sobre dónde empieza y termina el terreno dunar, una especie de regateo a nivel técnico sobre cuánto se puede destruir. Por culpa de este afán español por la construcción la arenaria de mar que ya lo tiene difícil en la vida encuentra problemas adicionales. 
La arenaria de mar sobrevive en las playas a duras penas
Arenaria de mar
  Tras este inciso que ilustra bien lo difícil que se le ponen las cosas a algunas especies nos centraremos en esta pequeña luchadora de color verde intenso y tallos recubiertos de hojas opuestas, sésiles y carnosas. Es una cariofilácea propia de suelos arenosos que prospera especialmente bien a barlovento del sistema dunar. Al estar en primera línea, entre las dunas embrionarias y las primarias, recibe el salitre y el impacto de la arena más gruesa procedentes de la mar. Esta psammófila pionera gusta de estos duros hábitats. Sus brotes surgen bajo la arena de estolones rastreros que se desplazan por debajo, como si fuesen periscopios de un submarino que navegase bajo la arena. Florecen entre abril y junio.    Comparte hábitat con otras valientes que también viven en este difícil entorno en el que sus raíces tienen que soportar concentraciones salinas relativamente altas. La vemos formar comunidades características compartiendo hábitat con Cakile maritima Scop., Salsola kali, L., Calistegia soldanella, Agropyrum junceum (L.) Beauv. y con alguna otra halófita.
  Confiemos en que la educación y la divulgación sirvan para hacer a las nuevas generaciones más sensibles hacia la conservación de la vida costera. De hecho es perfectamente factible compaginar turismo de sol y playa con el respeto al medio ambiente. No es necesario cubrir estos espacios de construcciones. Y si nos encontramos con alguna arenaria de mar no le hagamos la vida más difícil, seamos también respetuosos con ella.
Un saludo
Nota: esta entrada participa en el VII Carnaval de biología(Biocarnaval de verano) albergado en el blog ¡Jindetrés, sal!

Volver a la Portada de Logo Paperblog