Revista Arquitectura

La arquitectura que escucha el paisaje

Por Proyectosinergias

La arquitectura que escucha el paisaje

Elsa Armas González y Montserrat Garcés Armas

"La madera, la piedra y el hormigón envejecen bien porque cambian. Lo que no sabe cambiar no sabe envejecer"
"Es de donde agarramos los proyectos. Nuestra arquitectura responde al paisaje. Pero no tiene que ver sólo con las islas Canarias. Responderíamos a cualquier lugar".
"No es sólo la ubicación física. Un lugar es todo lo que hay en él. Contiene memoria, un clima, una topografía. Por eso de ahí surge todo el proyecto. Físicamente, a veces la arquitectura se camufla en un lugar. Otras lo potencia. Al vivir en islas, tenemos referentes muy marcados. El paisaje está siempre presente. En las Canarias, la omnipresencia del Atlántico contrasta con un interior muy abrupto. Yo creo que el paisaje influye a cualquiera que pretenda que sus edificios echen raíces. ¿Por qué a Frank Lloyd Wright le salía todo horizontal? Seguro que porque vivía en el desierto de Arizona. El infinito que nosotros tenemos en el Atlántico, él lo tenía allí en el desierto. ¿Y cómo va la arquitectura a desentenderse de un infinito?".
La arquitectura que escucha el paisaje
AMP Arquitectos
Tras estas reflexiones y la imagen de lo que queda de proyecto hoy en día responde el estudio AMP Arquitectos (Felipe Artengo Rufino y jose Mª Rodríguez-Pastrana Malagon), unas reflexiones hechas solo el comienzo de proyecto en este caso y no realidad en su totalidad, ya que el edifico que procederemos a describir no se llegó a concluir, pero aun así cada uno de estos pensamientos son fieles al resultado obtenido.
Los arquitectos definen en su propia página el Museo Arqueológico de Zonzamas, Lanzarote. (en los planos me he permitido remarcar en azul lo único que se llegó a construir y que hoy podemos ver):

La arquitectura que escucha el paisaje

AMP Arquitectos


Proyecto 1997- Estado actual: en construcción.
La arquitectura que escucha el paisaje
“Al sur de Teguise, en Lanzarote, Se encuentra el llano de Zonzamas, que tiene una de las mayores concentraciones de yacimientos de los antiguos poblados de las islas. El museo objeto de este proyecto mostrará y estudia la cultura de los primitivos habitantes de Lanzarote. No será únicamente un ámbito donde se expongan museísticamente los objetos encontrados en las excavaciones sino que mostrará el conjunto de habitáculos y recintos excavados de la zona. En este sentido es de gran importancia la relación con el entorno físico, cultivos, vistas, soleamiento, protección de los vientos dominantes. “
“El edificio se inserta en el magnífico paisaje de Zonzamas enterrado, casi escondiéndose, señalando solo su presencia mediante unos elementos de entada de luz. El asentamiento del conjunto organiza de forma lineal el aparcamiento, los servicios, la tienda, el restaurante y el recorrido exterior por el yacimiento. De esta forma se separa consecuentemente la zona más ruidosa (aparcamientos y servicios) de los espacios que necesitan silencio y tranquilidad para su visita, al mismo tiempo que se aleja del Llano de Zonzamas la siempre distorsionante instalación del aparcamiento.
La arquitectura que escucha el paisaje
Elsa armas González y Montserrat Garcés Armas.

“La entrada al conjunto se realiza a través de un ramal de la antigua carretera que aislado que conduce hasta el aparcamiento. El flujo de vehículos está aislado del exterior por muros de piedra. Un seto curvo separa el ámbito rodado del peatonal. Junto a este espacio se encuentran el restaurante, con vistas hacia el Norte, los servicios y una pequeña tienda. A través de una abertura en un segundo muro se vislumbra el gran hueco de entrada al Museo. De la rampa de acceso se llega a los diferentes espacios expositivos excavados en la roca.
Una vez en el interior del edificio, la oscuridad se despliega, se recrea la sensación de ponderar en habitáculos primitivos, y la luz se introduce como referencia acentuando la profundidad. La disposición de las salas se ha hecho pensando en una total flexibilidad tanto de recorrido como de uso. Al final del recorrido, una gran entrada de luz nos guía hasta la rampa de salida junto al laboratorio. La visita al museo simboliza el viaje a un mundo subterráneo perteneciente a tiempos del pasado, es aquí un lugar donde el visitante particular de Lanzarote. Una vez en el exterior nos encontramos en las cercanías de los montículos de los grabados. Desde ahí partirá el recorrido a través del yacimiento, finalizando la visita, a través de un sendero peatonal que nos devuelve a la zona de llegada.”
La arquitectura que escucha el paisaje
Elsa armas González y Montserrat Garcés Armas.
Tras esta sutil descripción e imágenes de lo que ahora queda de este centro que iba a ser un contenedor de recogida para los restos arqueológicos que allí se encontraban, pasa a ser anecdóticamente el contenido, formando parte de esos yacimientos para los que estaba destinado a cobijar en ese lugar tan disperso, quedando como ruinas de recuerdo de lo que pudo y no llego a ser.Esta entrada la he escrito desde la curiosidad, la incógnita, la duda, la incertidumbre...y sobre todo dándole las gracias Elsa Armas (gracias por enseñarme un "tesoro" donde otros solo ven "ruinas"), compañera de inspección en busca de un edificio abandonado en medio de la nada, y que tristemente las vistas que desde el se vislumbran es una de los vertederos mas grandes de la isla (toda una pena). Este descubrimiento, que claramente posee un gran valor arquitectónico, empezó por ir en busca de él, tras verlo inmortalizado en una revista.Si tienen la oportunidad, les invitaría a que probaran la experiencia, porque no hay nada, como hallar algo desde la ignorancia, recorrerlo, disfrutarlo y admirarlo, sin saber exactamente para que está destinada cada estancia, dejando volar la imaginación...y haciendo del recorrido una sensación empática, donde cada uno, ubicará el programa de este centro (u otro edificio), según lo que le transmitiera cada lugar.
La arquitectura que escucha el paisaje
 Montserrat Garcés Armas.
Si me tuviera que quedar con una imagen de lo que fue este "juego de niños", sería claramente  a la que más nos costó llegar, pasando entre restos de hormigón y trepando como si de una escalera de tratara por esperas oxidadas, facilitándonos por fin el acceso a esa parte superior indefinida, donde el juego de luces, sombras, imágenes descompuestas y sonido del viento se adueñan de ti, dotando a la sala de un valor sensitivo impresionante (créanme si les digo que prácticamente esta sala podría valer para un sin fin de usos).
El hormigón visto le aporta esa rotundidad que se merece, mientras que la composición de figuras tanto del techo como de la fachada donde los arquitectos han decidido en que zonas perforar y en cuales macizar, siguiendo los patrones de la composición de la volumetría en su conjunto y aligerando de esta manera el peso tanto físico como visual que este material genera, dan al conjunto un juego curioso y es que las perforaciones quedan en medio del paño de hormigón que recorre la pieza haciendo que se desdibuje el paisaje a nuestro paso a modo de telón, obteniendo fotogramas del entorno, tierra, paisaje, cielo...

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