La arquitectura, como cualquier otra disciplina artística, está sujeta a tendencias ,para quienes las sigan y a críticas, para quienes las valoren. Está sujeta a evolución, de la misma manera que lo estamos quienes la observamos como meros espectadores y crecemos con ella aprendiendo a desprendernos de los detalles sin importancia y a alimentarnos de su grandeza.
Cuando estudias Arquitectura comienzas admirando a los clásicos para continuar un camino de idolatría hacia los “grandes”, entendiendo por grandes normalmente a aquellos cuyas ediciones en papel tienen mayor peso y más color. Y si son de fuera, mejor. El tiempo hace que seas capaz de crear tus propias opiniones, aunque no coincidan con las del resto. Continúas, creces, te equivocas, proyectas, lees, diseñas, paras, retomas, te decepcionas, te ilusionas,…abandonas.
Y de pronto descubres que sigue existiendo gente cuyo trabajo admiras, proyectos que hacen que te detengas a leerlos en toda su expresión. Por un instante, parece que vuelves a las clases de proyectos en la Universidad, donde la ilusión todavía estaba intacta y la mano que traza, inmadura.
Hace poco que he descubierto Ábaton y ya les sigo la pista. La rehabilitación integral de este establo en vivienda es probablemente una de las actuaciones que más me gusta de lo visto en los últimos tiempos. Una visión sostenible de una reforma en la que tradición e innovación conviven sin estridencias.
Os invito a que visitéis su página donde podréis ver la totalidad de las imágenes y proyecto. Seguro que os engancha algún pequeño proyecto más que luce por allí…
fotos vía
patricia