La autoestima (Parte 1)

La autoestima es un conjunto de pensamientos, sentimientos y comportamientos determinados en función de la percepción que tenemos de nosotros mismos, así como de la confianza que tenemos en nuestros recursos y habilidades para afrontar las diferentes situaciones que surgen del día a día. Es decir, es la opinión que tenemos de nosotros mismos y la aceptación de lo bueno y de lo malo que tenemos.

Es fundamental tener una buena autoestima, pues la forma en la que nos percibimos nos permite enfrentarnos de una manera u otra a las diversas situaciones. Cuanta más alta sea nuestra autoestima, mejor se suelen resolver los conflictos, tenemos mejores relaciones sociales y somos más optimistas para cumplir nuestras metas.

En gran medida depende de nosotros, pues debemos:

• Conocer nuestras cualidades y nuestros defectos, y así aprender a aceptarlos.
• Aprender de las experiencias de haber afrontado otras situaciones con éxito.
• Asumir las consecuencias de nuestros actos y no castigarnos tanto por los fracasos que podamos experimentar.

La autoestima nos ayuda a:

• Apreciar nuestra valía y reconocer nuestros puntos fuertes y débiles.
• Ser responsables de nosotros mismos y de nuestros actos, asumiendo las consecuencias que puedan haber surgido.
• Sentir control de nuestra vida, de las decisiones que tomamos…
• Tratar a los demás con respeto, reconociendo que no hay nadie por encima ni por debajo de otro.
• Plantear metas realistas y optimistas.

Las personas con baja autoestima:

• Suelen pensar que los demás les juzgan y les evalúan constantemente.
• Piensan que los demás se burlan de ellos, no les comprenden… y constantemente sienten que saben exactamente lo que piensan los demás, sin dar lugar a confirmar si es real o no.
• Creen que por sí mismas no valen, y buscan realizar ciertas conductas para conseguir la valoración y la aprobación de los demás.
• Suelen sentirse culpables y con muchos sentimientos de fracaso.
• Si una vez han cometido un error o se han equivocado, ese error se convierte en el centro de su vida, siendo la clave para generalizar otras situaciones y para definirse en función de ello. No se acuerdan de los éxitos que si obtuvieron.
• Se sienten tremendamente inseguros.
• Tienen pocas habilidades sociales, pues se ven torpes a la hora de solucionar situaciones y conflictos, son poco asertivos…
• Suelen caracterizarse por tener un esquema de pensamiento irracional, donde creencias como “es necesario ser querido y aceptado por todo el mundo” o “tengo que hacer las cosas perfectamente si quiero considerarme necesario y útil” son pensamientos frecuentes y desde donde viven y manejan las situaciones. Al mismo tiempo, suelen ser rígidos y con poca flexibilidad cognitiva.
• Se suelen castigar a sí mismos y vivir desde la queja y el “no puedo”.
• Magnifican sus errores y minimizan los logros.

Por todo esto, en el siguiente blog se darán claves sobre cómo poder aumentar la autoestima, especialmente para aquellos que sepan que su autoestima no es muy alta o se hayan visto identificados con algunas dificultades.

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