Revista Ciencia

La aves sí, pero, ¿y los árboles?

Por Aver Aves @AverAves

La aves sí, pero, ¿y los árboles?

Javier Rico

A mediados de cada mes solemos subir una entrada al blog, pero en diciembre  de este año vamos con dos. Este otoño ha sido el mejor de toda la historia de Aver Aves, y ya llevamos siete. El gran número de salidas ha propiciado el disfrute aún mayor de la evolución de esta estación en la ciudad de Madrid, y muy especialmente con los árboles. Por eso os regalamos esta galería de fotos perteneciente a la salida con un grupo del Centro Integrado de Enseñanzas Musicales (CIEM) Federico Moreno Torroba por el parque Emperatriz María de Austria de Carabanchel.  

La visita cumbre de la estación otoñal fue la que hicimos a este parque, también llamado Parque Sur. Nos demostró que, a falta de un hayedo de Montejo al lado de cualquier centro escolar, bien vale un parque u otra zona verde urbana para disfrutar y aprender con la variedad cromática que nos regalan almeces, abedules, arces, álamos y, por qué no, el contraste con pinos y cedros.

La aves sí, pero, ¿y los árboles?

El arce japonés es la especie que abre esta entrada al blog y la que sigue en la segunda fotografía. En el primer caso con los alumnos y alumnas disfrutando con la belleza otoñal que aporta y en el segundo con la hojarasca que deja sobre el suelo.

La aves sí, pero, ¿y los árboles?

No obstante, desde las puertas del CIEM combinamos la observación de estorninos, palomas y urracas con el cambio de color del verde al marrón de plátanos de sombra y álamos.

La aves sí, pero, ¿y los árboles?

Ya en el parque, mientras contemplábamos en el estanque las evoluciones de gaviotas reidoras y ánades azulones, y en los árboles las de gorriones molineros y mosquiteros comunes, el suelo nos seguía regalando escenas como la que dibuja las hojas del almez.

La aves sí, pero, ¿y los árboles?

Un poco más adelante nos deleita de nuevo la vista el álamo blanco, esta vez en sus ramas y con su hojarasca, que añade a los colores del otoño el envés blanco del limbo de sus hojas.

La aves sí, pero, ¿y los árboles?

La especie que más nos sorprendió fue el abedul. No se suele utilizar mucho para adornar parques porque es muy exigente con la humedad y es más propia de climas fríos, pero aquí le tenemos. En este caso, además de sus hojas, es su corteza blanca la que también llama nuestra atención.

La aves sí, pero, ¿y los árboles?

Como nos gustó tanto el pequeño rodal de abedules presente en el parque Emperatriz María de Austria, queremos dejaros también esta muestra de su hojarasca.

La aves sí, pero, ¿y los árboles?

Y cerramos con esta foto, también otoñal. Primero porque demuestra que, si vamos bien abrigados, es un error desechar paseos por la biodiversidad urbana en este época. Segundo porque entre la hojarasca del fondo correteaba una lavandera blanca. Y tercero porque en los árboles ya pelados de hojas de la derecha nos despidió del parque un inquieto y confiado carbonero garrapinos. Todo ello explica la atención que muestra este grupo tan majo del CIEM Federico Moreno Torroba.

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