Revista España
El escritor llegó a Baeza roto por el dolor, en octubre de 1912. Venía de Soria de enterrar a su esposa Leonor.
Se recluyó en la vieja ciudad jienense al amparo de sus monumentos renacentistas y sus paseos que miran al Valle del Guadalquivir.
El 1 de noviembre de 1912, don Antonio Machado tomó posesión de su puesto como catedrático de Gramática Francesa en el instituto de la Santísima Trinidad.
Vivió en Baeza hasta 1919, año en que marchó a Segovia para continuar sus tareas docentes. Residió con su anciana madre en una casa alquilada en el Prado de la Cárcel, próxima al Ayuntamiento.
Los primeros meses de su estancia en Baeza fueron difíciles. Pero conforme pasó el tiempo, el poeta acabó por sentir la ciudad y su paisaje como algo suyo.
El escritor terminó por ensalzar en muchas de sus composiciones poéticas la belleza de la tierra jienense, el trabajo de sus gentes y la singularidad de su historia como lugar de frontera.
La exposición titulada “Antonio Machado y Baeza. Cien años de un encuentro” es uno de los grandes acontecimientos culturales del año en Andalucía. La muestra subraya desde distintas ópticas la íntima vinculación que el poeta mantuvo con la ciudad jienense.
Está abierta en el Ayuntamiento, joya monumental del plateresco, hasta el 1 de noviembre.