Revista Cultura y Ocio
"Una tarde, un fin de semana de marzo, Dewi Ayu se levantó de su tumba tras haber pasado veinte años muerta. Un pastor que estaba echando la siesta a la sombra de un franchipán se despertó, se meó en los pantalones cortos y chilló, y sus cuatro ovejas salieron corriendo cada una por su lado, entre las lápidas de piedra y de madera, como si alguien hubiera soltado un tigre."
Hace años, cuando comenzaba mis aventuras como lectora, existía una colección de libros llamada "Narrativa de otras culturas" que me permitió viajar a través de las letras. Siempre me han interesado ese tipo de libros y, seguramente por eso, me atrajo el libro que hoy traigo a mi estantería virtual. Se trata de La belleza es una herida.
Conocemos a Dewi Ayu en el momento en que regresa de su tumba. Veintiún años antes había fallecido, justo después de dar a luz a su cuarta hija, y ese es el primer pensamiento que tiene al regresar: su cuarta hija, Bella. Dewi Ayu fue una mujer hermosísima, prostituta, que tuvo tres hijas rotundamente hermosas. Después nació Bella, cuya fealdad hizo estremecerse a cuantos la contemplaron al nacer.
Poco más de quinientas páginas son las que necesita Kurniawan para escribir una saga familiar ambientada en Indonesia, que nos relate además su tumultuosa historia reciente, y que contenga elementos bellísimos de un realismo mágico que se ve reforzado por la base de la trama de la novela: la historia de la mujer que se levantó de su tumba. De hecho, solo con este comienzo, ya gana la atención de sus lectores: ¿qué me está contando este hombre? nos preguntamos extrañados ante tan abrupto comienzo. Un comienzo llamativo, que terminará siendo una constante capítulo a capítulo a lo largo de todo el libro, en todas las variantes que imaginemos y puede que alguna más.
La ambientación, el contexto histórico, es uno de los componentes más importantes de la novela, ya que se sitúa en una época en la que Indonesia pasa de las manos holandesas a las japonesas para terminar en la de los propios indonesios. Y esto será determinante para una hija incestuosa de holandeses, como es Dewi, que en el primer cambio se verá recluida en un campo que veremos pasar por distintas manos. Así es como Dewi comienza a ser consciente de su belleza, y del uso que puede darle. Su maldición, que luego le permitirá llegar a altas esferas, será esa belleza que le hizo pasar por más de ciento sesenta hombres: que le convirtió en puta en una sociedad en la que el papel de la mujer es secundario y en una novela en la que los hombres solo aparecen para cumplir su función designada.
"No hay peor maldición que traer una niña guapa a este mundo de hombres repugnante como perros en celo."
Estas palabras salen de la boca de Dewi cuando nace su última hija, Bella. Y, pese a ser un personaje determianante, esta cuarta hija tendrá que compartir protagonismo con esa otra belleza que se escribe con minúscula y que marca destinos. Sobre todo si tu nombre es Bella y eres fea. Y si tu madre vuelve tras tantos años de ausencia entre los muertos.
Todo esto es la novela de Kurniawan, en cuyas palabras uno no puede dejar de ver ecos de mitos o cuentos tal vez orales sobre resucitados y fantasmas. Una novela cuyas páginas están llenas de brutalidades y violaciones, secretos y muertos que llenan lugares, venganza, locura, crítica a los colonialismos y las guerras, a la codicia y también un sentido del humor corrosivo que se cuela en algunas de sus frases. Y todo ellos queda perfectamente compensado con algunas de las imágenes más hermosas que me he encontrado en mis últimas lecturas. Esas que pertenecen a la fantasía y que el autor introduce casi sin que lo notemos, como una metáfora, aumentando la sensación en el lector de estar ante un terrible cuento para adultos. Un cuento de esos que aún no fueron edulcorados, en los que los monstruos acechan en muchos lugares, el mundo no es un lugar tan hermoso y los héroes tal vez no lo sean tanto.
La belleza es una herida es un libro ambicioso y tremendo que se queda pegado al lector tras finalizarlo. Nos deja la certeza de haber leído algo especial, un poso, un resto que hace que, días después y mientras hacemos cualquier cosa, nos asalte una imagen, un pensamiento recogido de las palabras de Eka Kurniawan. Sobre este título estoy segura de una cosa: no dejará a nadie indiferente. Y a mi me ha encantado el viaje.
Y vosotros, ¿os aventuráis en vuestras lecturas a viajar a otros países?
Gracias.