Revista Insólito

La bibliomancia y una experiencia personal

Publicado el 29 julio 2016 por Danila Hernandorena @universointerio

Estaba ordenando la biblioteca y en un momento dado irrumpe en mi mente una pregunta: ¿por qué te sientes siempre culpable de todo lo que sucede a tu alrededor?. No se si fue yo superior, mi doble en el futuro, mi ángel de la guarda, qué o quién, pero enseguida me sorprendió otra pregunta: ¿cuándo fue la primera vez que se instaló ese sentimiento tan desgastante, mutilante, paralizante de culpa?.

Sinceramente, creí que ese día no lo iba descubrir y seguí ordenando la biblioteca como si nada. De golpe, la intuición me llevó a la computadora. Soy fiel lectora de Alejandro Jodorowsky, por lo que me pongo a navegar dentro de su sitio y encuentro un informe sobre sobre la bibliomancia, que es un método que consiste en abrir al azar un libro cualquiera, formulando una pregunta. Luego leer el primer párrafo que aparezca, teniendo la mente abierta para escuchar los mensajes e interpretar las posibles respuestas.

La bibliomancia y una experiencia personal

Justo al lado de mi computadora tenia un libro de Enric Corbera, "El observador en bioneuroemoción". Tomé el libro y me dispuse a abrirlo al azar - sé que el azar y las casualidades no existen - lo abro y un título en grande me dice: "Hablemos un poco de la culpabilidad". Comencé a reir. ¡Dios, el universo, la sincronicidad!. Dios tiene tantas maneras de respondernos, ¡solo debemos estar atentos!.

Voy a hablar ahora sobre la culpa. Compartiré contigo la respuesta y luego te enseñaré el método de la bibliomancia.

La culpa es una de las emociones mas tóxicas, de las que más se instalan en el cuerpo. Debemos buscar el origen de tan grandiosa fuerza en el inconsciente. Desde pequeños ya nos dicen qué es lo que está bien y qué es lo que esta mal. Llega un punto en el que creemos que somos culpables de las desgracias de los demás y nos negamos a ser nosotros mismos, para no " hacer daño " a nadie. No ser consecuentes con nuestros sentimientos y pensamientos nos puede llevar a la culpabilidad y a generar conductas complcacientes hacia los demás.

¿Por qué nos sentimos culpables?, ¿de qué tenemos miedo?. El miedo busca relaciones donde la culpabilidad sea el nexo de unión y así permanecer unidos en la carencia. Por otro lado, el ego determina qué es lo que está bien o mal según sus intereses. No debemos olvidar que la sinceridad constituye la mejor defensa contra el verdadero mal y que dejar de mentirse es uno de los mejores recursos para estar en coherencia con uno mismo.

Que lo único que nos una y nos entrelace sea el amor y no la culpa.

Volviendo a la bibliomancia, voy a transcribir este maravilloso artículo de "Plano sin fin". Deseo que lo disfruten y luego de leerlo tomen un libro, inspiren, cierren los ojos, hagan una pregunta y déjense sorprender por la respuesta. Dios tiene muchas maneras de comunicarse, solo debemos observar y estar atentos.

¿De dónde proviene palabra Bibliomancia?

Proviene del griego biblion, "libro"; y manteia, "adivinar". Su significado es bastante claro y no requiere mayores precisiones.

¿Cuáles son las instrucciones para practicar la Bibliomancia?

Basta tomar un libro cualquiera, abrir una página al azar, leerla e interpretarla adaptando su contenido al problema o situación que deseamos consultar.

¿Por qué se abre una página y no otra?

La respuesta es la misma que responderíamos a otras cuestiones, como ¿por qué sacó una carta del Tarot y no otra? o ¿por qué se dispusieron así las monedas del i-ching y no de otra forma?. Por sincronicidad o también lo podríamos explicar en términos de la ley de la atracción.

¿Los resultados de la bibliomancia son producto del azar?

El mundo es una trama de líneas infinitas. Todo resuena, como en una orquesta. Es la sincronicidad, algo que está por debajo de la lógica y une las cosas. Como dice Alejandro Jodorowsky, "si no existe el azar, todo es un milagro".

¿Recordamos qué era eso de la sincronicidad?

La palabra "sincronicidad" la utilizamos en cuanto nos sobreviene una casualidad poco usual, como, recibir una llamada de alguien a quien, justamente, íbamos a llamar; o pensar en alguien que hace mucho no vemos y con quien nos cruzamos al día siguiente en la calle.

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¡Bendiciones infinitas!


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