La bien nacida

Dice mi madre, de toda la vida, que es de bien nacida ser agradecida.
Así que hoy, por fin, voy a darles unas merecedísimas gracias.
A ustedes, sí; porque aunque la mayoría todavía no lo sabe, mis queridos lectores me han hecho el mejor regalo de cumpleaños del mundo. Del mundo mundial. Les confesaré incluso que, todavía hoy, me sigo pellizcando por las mañanas. Para que vean.
Y es que, verán, el 30 de octubre de 2012, en Madrid, el día que cumplía treinta y una primaveras, en pleno relato caperucístico a los polluelos, irrumpió mi madre en la habitación para decirme que me llamaban por teléfono.
Yo la mandé a la porra, claro está, que bastante me estaba costando conciliarles el sueño y llegábamos tarde al restaurante. Con el hambre que tenía y existiendo Facebook, hombreya.
Pero entonces mi progenitora puso esa voz tan maternal de aladeya diciéndome que era importante. Tan importante, puntualizó, como para que Gema esté dando botes al otro lado de la línea.
En ese mismo momento se me anudó el estómago - y así sigue, el pobre. Porque si ya había hablado con Gema ese día, y comido el anterior, que me llamara a esas horas sólo podía significar una cosa.
A Gema Lendoiro la conocí en verano, después de una semana breándonos a e-mails. Que quería ser mi agente, me decía, que intuía que este blog podía ser un libro. Yo al principio pensé que era una loca de esas de la pradera y que qué libro ni qué leches; pero llegó el Maromen y me dio una colleja, luego mi madre me dio otra, mi padre frunció el ceño y mi hermana me dijo que si era imbécil.
Así que le dije que sí, que vale, que lo intentara. Y que ya que estábamos, quería Planeta. 
Ja, ja, ja, qué cachonda ¿verdad?
Pues sí. Sobre todo porque Planeta dijo sí y a mí me dio un telele. Que no cené nada ese día, vamos, que me pasé la noche pellizcándome y me desperté al día siguiente con la mandíbula desencajada. De sonreír.
Y así llevo desde entonces, con cara de lela y chiribitas en los ojos, que en el mierdapueblo se cree todo el mundo que estoy embarazada. Almas de cántaro... si supiesen...
En abril sale el libro, por cierto. Que ya está todo él, horneadito, todo mono que ha quedado, editado, con textos nuevos, con los míticos, con los más polémicos y los más divertidos.
Y ha sido gracias a ustedes, oigan, a todos los que me han acompañado estos casi tres años de aventura bloguera. Tanto los que han comentado como los que no, los anónimos detractores - que, para qué vamos a engañarnos, le han dado mucha vida a este blog -, los que se tomaron la molestia de escribirme, los que han compartido mis entradas, los que le han dado al "me gusta", los que me han animado y los que me han seguido.
Dankes miles a todos por ese regalazo. Y ese plan de pensiones, de paso, porque el día que esté vieja y chocha y me toque elegir residencia con el Maromen, vamos a poder elegir la de más estrellas. Y en España. ¿O acaso creen que a los polluelos, después de este testimonio escrito, les va a quedar otra que cumplir nuestros deseos?
Gracias, gracias, gracias.