Las bodas tienen un componente personal que se capta a los cinco minutos de reunirte con los novios. Rápidamente sabes si les ha gustado tu trabajo, si no lo tienen claro, si acabarás quedando con esa novia más allá de la boda o si compartirás canciones y confesiones con ella. Siempre soy muy sincera con los novios. Les digo si creo que algo no funciona a riesgo de que decidan que yo no soy la mejor opción. Pero cuando se produce esa empatía y nos ponemos a trabajar, esa boda pasa a ser un proyecto personal y disfruto, cambio de opinión mil veces, pongo, quito y añado hasta el último momento.
Cuando salieron de mi estudio Irene y Sergio por primera vez supe que sería una boda sencilla, que no simple. Porque esos cinco minutos fueron suficientes para ver que eran buena, buena, pero buena gente. Y trabajar con ellos, para ellos, fue sencillamente formidable porque logramos coordinarnos y entendernos rápidamente.
Su premisa en la boda era el aclamado Carpe Diem . Aprovecha el momento, porque todo es efímero. Y una boda también lo es, pero era su día y supieron exprimirlo al máximo.
Aquí os dejo con mis fotos. En cuanto me lleguen las del fotógrafo de la boda, Carlos Lorite, os las enseñaré…qué ganas!
Iglesia de La Providencia, Gijón.
Restaurante Bellavista, Gijón
Una cosa muy bonita de las bodas, es poder contemplar su evolución. Ya no en el proceso creativo de los meses anteriores, sino en el mismo día. Esta boda comenzó en una tarde soleada mirando al mar y poco a poco, fue cayendo la tarde, y el azul del mar de Gijón se trasladó al salón de la cena. Y cuando se encienden las velas, llega la magia. Gracias y mil gracias Irene y Sergio por escucharme y por dejarme escucharos. Juntos rematamos ese proyecto que comenzamos meses atrás. Carpe Diem, siempre.patricia.
Iluminación: Movusic (qué haría yo sin ellos!)
Flores: Flores El Invernadero
Coro Iglesia: Tesitura Ceremonias
Mantel: Viste tu mesa
Dulce: El azucarillo feliz