Hoy quiero enseñaros parte de la boda de Laura y David en el Parador de Cangas de Onís. En esta boda, yo había diseñado las invitaciones y decidieron contar conmigo también para la decoración de la iglesia y salones. Se trataba de una boda pequeña, de esas que te permiten cuidar los pequeños detalles y mimar todo de una manera más personal.
No soy partidaria de ocultar o tratar de vestir más de lo necesario aquellos espacios cuya arquitectura siempre será más importante que lo que nosotros podamos añadir. El Parador fue en sus orígenes el Monasterio de San Pedro de Villanueva y es, por sí mismo, un gran ejemplo de arquitectura románica asturiana. La Iglesia adyacente es pequeña pero maravillosa, con una bóveda sobre la única nave que queda, estucada y pintada con motivos geométricos. Por todo esto, decidimos decorar el interior de la Iglesia muy discretamente centrando toda la decoración en la portada de la fachada sur.
Laura y David no querían apenas flores (que no vegetación). La verdad es que me gustó mucho su decisión porque nos permitió centrar casi toda la decoración en plantas y elementos vegetales verdes, un color que la suficiente fuerza como para llenar espacios y que además, iba mucho con ellos, con sus gustos, con lo que buscaban. Y con ayuda de Dani, de Pando Floristas, creamos un bodegón fuera de la Iglesia donde colocamos los misales que los invitados recogían a su entrada a la celebración.
El clima aguantó y pudimos organizar la decoración de los aperitivos en el claustro del Parador. Siguiendo con la misma dinámica, utilizamos árboles y plantas para abrazar, de alguna manera, al protocolo de mesas que venía acompañado de un gran detalle por parte de los novios. Como os decía, estas bodas pequeñas permiten cuidar ciertos detalles y los novios recuperaron imagenes antiguas de sus invitados y como si de un gran expositor fotográfico se tratase, las incluímos en el seating plan como regalo para ellos. Solamente tenías que encontrar tu foto y llevártela. Un detalle que lleva mucho tiempo preparar pero sin duda los invitados agradecieron enormemente. Y después llegaba la cena. Aquí os avanzo una pequeña muestra del “making of” ya que, como en todas las bodas de noche ocurre, la magia llega cuando se va la luz.Cubrimos las mesas con mantelería gris y bajoplato plateado, y como centros de mesa, conjuntos de pequeñas plantas entre las que destacaba nuevamente el brezo aportando ese color de otoño que tanto nos gusta y que tan bien funciona con el gris. Para la mesa principal, utilizamos un precioso mantel verde y bajoplatos floreados de M viste tu mesa. Ya sabéis que un sello de mis bodas desde el comienzo (tan comienzo que ya lo hice en mi propia boda…), es diferenciar la mesa presidencial. Creo que debe destacar en color, en luz, en vajilla, en cristalería…en todo.
Sobre ella, los chicos de Pando Floristas se ocuparon de colgar unas estructuras vegetales con paniculata (buscábamos algo blanco que aportase luz) que por la noche llenamos de velas suspendidas. Pero para ver cómo quedó…tendréis que esperar! Porque eso requiere las fotos de JFK Imagen social, que estuvieron en la boda ocupandose de la fotografía y vídeo.
Sólo faltaba la novia, pero lo dicho, para ver más, habrá que esperar… pat