Tengo la persistente sospecha, que muta cada día que pasa a certeza inapelable, de que los Reyes Magos se encuentran afectados por un ERE, de que ellos tres y los empleos indirectos que suponían engrosan ahora la cifra de 4.890.928 parados que perpetra el ministerio de Empleo y de los 6.202.700 que contabilizaba la EPA a finales del primer trimestre del año. Los Reyes Magos deben andar desesperados frente a la pantalla del ordenador, del televisor, de la radio, viendo y oyendo cada día nuevos y más irremediables desaguisados.
La ausencia se hace más palpable, casi presencia solidificada, entre los que más los necesitarían. Un informe editado por Fundación Alternativas sobre la democracia en España 2013 presentado ayer advierte de que la crisis se está cebando con quien menos tiene, lo que provoca que crezca de forma exponencial la brecha social entre ricos (que no necesitan a los Reyes en absoluto, ya que ellos solos se bastan para colmar sus propios deseos) y las clases medias y bajas. Nada nuevo bajo el sol: el tiempos revueltos los ricos disponen de los mecanismos y de los profesionales que conocen los entresijos para sacar provecho, mientras que los que menos recursos tienen se ahogan en las tierras movedizas de la ciénaga. Por eso, cuanto más tardemos en reaccionar, más emponzoñados estaremos y más difícil será salir a flote. “Queridos Reyes Magos,…”. Pero ya no se escriben cartas.