
La proposición (2009) es la nueva comedia romántica de Sandra Bullock y tiene todo lo que cabe esperar de este tipo de filmes: una situación de partida improbable --aunque factible-- que propicia que un hombre y una mujer (compañeros de trabajo además) queden socialmente encarados al matrimonio, dando pie a los inevitables equívocos y momentos divertidos. Para empezar, me sorprendió la condensación temporal de la historia (un fin de semana en Alaska) y el hecho de no explotar las peripecias de la pareja en el ambiente laboral y el picoteo social con los amigos de turno (personalmente, prefiero la opción no elegida). Una vez agotados los recursos del guión todo lo que queda es dirección artística y de producción: coprotagonista guapito, ex-novias que están para mojar pan, una familia tradicionalmente contracultural, localizaciones impecables, incluso una ex-chica de oro (Betty White). Nada se sale de lo habitual, no hay transgresión de ningún tipo. Todos se limitan a hacer bien su trabajo.
El único inconveniente del chiringuito que se ha montado la Bullock es que si las comedias no son nada del otro mundo el público tiende a verlas todas iguales --ya tuvimos que pasar por Prácticamente magia (1998), Miss agente especial (2000), Amor con preaviso (2002) e incluso Miss agente especial 2: armada y fabulosa (2005)-- y correr un alto riesgo de quedar encasillada. Y es que dedicarse a un género mal realizado es peor que encadenarse a una saga cinematográfica. Al menos éstas tienen sus fans incondicionales, en cambio hay más comedias románticas que socios en Match.com.