Recuerdo una serie de televisión que se llamaba "La cabeza de Herman" y que pasaron en La 2 hace unos cuantos años. El argumento versaba sobre la diferencia de criterio que escenificaban los habitantes del cerebro del susodicho Herman, y que orientaban el sentido de sus acciones.
Cuatro personajes que representaban distintas maneras de afrontar las situaciones que al chico se le iban presentando. No siempre Herman hacía caso de la opción más razonable.
En muchas ocasiones a uno le gustaría tener acceso a la sala de control de la masa gris y mantener una pequeña charla con el jefe de máquinas o con el grupo de individuos que mueven los hilos. Difícil tarea para ellos.
Si el planteamiento de la ficción se hiciese realidad, sería muy interesante ver qué se cuece en la cabeza de un tipo antes de verle actuar. Y entrando de lleno en el contenido del blog, muchos se preguntan ahora qué pasa por la cabeza de Rudy. No demasiado atrás en el tiempo nos encontrábamos a un jugador desmotivado, ojeroso, y con intenciones claras de dejar a vista de retrovisor su etapa NBA. Primero era su agente el que hacía pública la decisión de Rudy de no volver a pisar el Rose Garden y de retomar su fructífera carrera europea.
Sin posibilidad de salir de Portland vía traspaso, fue el propio RFernández el que manifestó después sus deseos en público. Mal asunto, estas cosas no gustan en la NBA. Sanción al canto para el catalán por todo el torrente de palabras que corrieron como el nuevo Ferrari de Alonso por los mentideros y despachos de clubes en Europa.
Los grandes equipos de Euroliga modificaron sus agendas de fichajes para hacerle un hueco a un jugador de primer nivel, capaz de desnivelar encuentros y de ser un fichaje de auténtico lujo.
Cerrada también esa alternativa y siendo renovado por los Blazers, a Rudy no le quedó otra que respirar profundamente y afrontar una nueva temporada a las órdenes de McMillan. Empezó mal, con escasos minutos y un protagonismo nulo, y para un jugador que vive de sus sensaciones en la cancha, significaba entrar en una dinámica peligrosa.
En este punto los habitantes de la cabeza de Rudy habrían pasado de pintarse en la cara señales de guerra a un enfrentamiento fratricida al más alto nivel.
La vida da vueltas, no deja de girar y tampoco de sorprender. Una nueva oportunidad se presentó ante los ojos de Rudy en forma de lesiones. Con una "injury list" a rebosar, a McMillan no le quedó más remedio que acudir al talento del número 5, con el trasero caliente de estar sentado en el banquillo.
Y Rudy regresó, eso sí de forma un tanto irregular, pero lo hizo. Cierto es que su estancia en pista ha retrocedido en cuanto a promedio se refiere, al igual que sucede con su anotación, pero las sensaciones son otras. Por fin se siente importante. Por fin ha sido el jugador clave en más de un partido aislado, y de una vez por todas se le empieza a ver como algo más que un triplista con poco más que ofrecer.
Anota, asiste, rebotea, roba balones e incluso ha llegado a desempeñar las labores de base en un partido. Impensable en el mes de noviembre.
Sin la estrella Roy en cancha, RFernández se convierte según el partido en la tercera o cuarta muñeca de la franquicia, y es mucho hablando de alguien que tenía puesto el cartel de "pasaba por aquí".
Tiene libertad en la pista y es feliz. Con eso de momento es bastante para él. Veremos si sus actuaciones le abren las puertas del mercado y los que le tienen anotado en la libreta llaman a la puerta de los Blazers.