Hace tiempo un amigo fue despedido de su trabajo. Con tristeza y angustia, publicó en su Facebook un largo lamento en el que expresaba los hechos, sus sentimientos y sus miedos. En lugar de recibir empatía o palabras de apoyo, recibió 25 “me gusta”.
Si miramos esta respuesta desde lejos, parece inocente. ¡Todos usamos el botón de “me gusta”! Pero si nos detenemos a pensar, sus 25 amigos estaban validando y a favor de que la persona se quedara sin trabajo.
En otros ejemplos, he visto cómo personas publican quejas o peticiones de ayuda, solo para recibir “me gusta”. También he sido testigo de muchos que al encontrar más de un párrafo en el muro de alguien, descartan el contenido del texto para deslizar la pantalla hasta el botón de dedo’pa’rriba y pulsarlo. Peor aún, escriben “JAJAJA” u “OK”, sin saber qué de qué se trataba el asunto.
Hablando de mi experiencia personal, intenté que mis talleres y comunidad budista existieran en Facebook, pero me encontré con el mismo fenómeno una y otra vez. La gente no lee, no se comunica y, apelando a la comodidad de las redes sociales, solo dan “me gusta”.
Hace unos días pregunté en un grupo de uno de mis talleres: “¿Tienen alguna duda?”. En lugar de preguntas o una conversación, la gente solo pulsó el botón de la pereza. No tuve comentarios, preguntas ni dudas. Eso es grave para cualquier maestro.
Y me quedó claro lo que he pensado desde hace años: el botón de “me gusta” es una calamidad para la comunicación humana.
Entiendo la psicología detrás de este fenómeno, pero como comunicador y maestro también veo más problemas que soluciones. El fundamento de la comunicación humana es compartir ideas usando un código común, con el que un mensaje es emitido, decodificado y aprehendido… para generar retroalimentación. Este intercambio nutre la civilización humana y es necesario para nuestra subsistencia como especie. ¡Es lo que nos hace crear y ser!
El botón de “me gusta” significa validación y aceptación. Me parece útil y divertido para dar vistazos rápidos a información volátil como memes o fotos de comida. Pero si se trata de comunicación útil, se convierte en el portavoz de la pereza y la apatía. Crea conformismo, malos entendidos y confusión. No es casualidad que Facebook se haya convertido en la causa principal de divorcios y bullying en varias partes del mundo.
El punto de vista del budismo
El Noble Sendero Óctuple que nos marca el Buda para lograr la liberación, incluye el principio de Habla/Expresión Correcta. Nos entrenamos para que nuestras comunicaciones sean virtuosas, amables y útiles para los demás. Pulsar el botón de la pereza, en muchos casos, solo genera más ruido y confusión de lo que creemos.
Siguiendo este precepto, cada uno de nosotros debemos pensar cómo usamos el botón de “me gusta” y preguntarnos: ¿de verdad estoy usándolo para algo útil? ¿De verdad estoy entendiendo el mensaje que estoy por validar?
Si se aprecia a la persona o la idea que estamos leyendo, me parece que tomarse unos segundos para escribir un mensaje sincero es mucho más valioso que demostrar apatía con el botón de “me gusta”.
Comunicaciones honestas y claras, producen relaciones honestas y claras.