Revista Cultura y Ocio

La cara desnuda de la mujer árabe - Nawal El Saadawi

Publicado el 19 febrero 2020 por Elpajaroverde
Sucedió una noche. Durante ese estado placentero que difumina la frontera entre la vigilia y el sueño, algo brusco interrumpe esa ensoñación y rasga para siempre el velo de inocencia a una edad en la que ni siquiera se conoce el significado de esa palabra.
Nawal El Saadawi tiene seis años la noche en que unas manos la agarran y la sacan con violencia de su cama. No puedo evitar, al leer las primeras palabras del libro que El Saadawi escribe años después y que hoy os traigo, recordar el comienzo de la novela de Anna Giurickovic La hija. Pronto salgo de mi error y me doy cuenta de que a la pequeña Nawal no le va a ocurrir lo mismo que a Maria, la niña y luego adolescente de la novela que cito pero, cuando termino de leer la experiencia que relata Nawal El Saadawi, pienso que tal vez no estaba tan equivocada al creerlo así. Lo que le hicieron a Nawal fue un abuso y no solo sexual. Lo perpetraron con violencia y ejercieron sobre ella el abuso de poder. Hay algo que se rompió a partir de ese momento, algo más frágil que ese himen (estandarte más de la honra del hombre que de la mujer) que se pretende mantener intacto hasta el matrimonio a través de la barbarie. Es la seguridad, la confianza, la promesa de futuro. Lo que Nawal El Saadawi aún no sabe pero con los años no solo entenderá si no que se dejará la piel para que otros lo entiendan, es que todo eso ya le había sido negado desde su nacimiento porque, como ella misma escribe en este libro, «la primera agresión que sufre una niña en la sociedad es el sentimiento de que no es bien recibida cuando llega al mundo».
A Nawal El Saadawi le practicaron la mutilación femenina a los seis años. Asustada y aterrada, cuando todo terminó (o más bien empezó) «no sabía qué parte del cuerpo me habían cortado y no intenté descubrirlo, simplemente lloraba y llamaba a mi madre pidiendo ayuda. Pero, cuando miré alrededor, el golpe más duro fue descubrir a mi madre allí, de pie, a mi lado. Sí, era ella, en cuerpo y alma, no me estaba confundiendo, allí, en medio de todos esos extraños, hablándoles y sonriéndoles, como si, apenas hacía unos minutos, no hubieran participado en el sacrificio de su hija».
Nawal El Saadawi no guarda rencor a su madre, como muestra la dedicatoria al inicio de este libro (Dedicado a Zaynab Shukri, esa gran mujer que vivió y murió sin darme su apellido: mi madre). Tal vez sea excesivo por mi parte calificar aquello en lo que su madre no solo consintió sino que fue cómplice como un acto de amor pero sí creo que por su parte fue un acto de protección. Protección tanto a la hija como a la familia. Protección de la sociedad. Pero ¿quién protege a las hijas de sus familias?
La cara desnuda de la mujer árabe - Nawal El SaadawiLa cara desnuda de la mujer árabe no es un libro autobiográfico, a pesar de que su autora lo comience contando esta experiencia tan personal. Tampoco es una novela, como la mencionada de Anna Giurickovic. Se trata de un ensayo puro y duro. Un ensayo escrito en los años setenta del pasado siglo y publicado en España por primera vez en los años ochenta. Un ensayo cuya lectura, a pesar de que por los años trascurridos no dejará de tener datos desfasados, sigue sintiéndose actual.
Nawal El Saadawi comienza este ensayo sobre la situación de la mujer árabe desde el reducto más íntimo de la misma, desde esa parte escindida del resto de su cuerpo y de su identidad como mujer. Pero el reducto más íntimo también es la familia y la casa que debería ser hogar y sin embargo es prisión, esa casa de la que muchas mujeres tan solo salen para ir al médico (y siempre acompañadas por un varón de la familia) o cuando su vida llega a su fin.
Lo íntimo es también lo que uno no cuenta y guarda para sí. Así, El Saadawi nos habla también de las violaciones y abusos sexuales cometidos en el ámbito familiar. Nos habla de la prostitución, esa salida del hombre a sus impulsos sexuales en una sociedad hipócrita, ese recurso de las mujeres que no tienen recursos en una sociedad que no les permite desarrollar sus capacidades para procurárselos ellas mismas de otra manera.
Pero El Saadawi no se queda ahí. Ella siempre ha sido una inconformista. Sale de las paredes del hogar, se aleja del núcleo familiar. Podría ir hacia adelante, hacia donde ella piensa que las mujeres y la sociedad deben ir pero no lo hace. Nawal El Saadawi es lista, retrocede y vuelve la vista atrás. Sabe que para vencer al enemigo hay que conocerlo, ir hacia el origen, hacia ese punto en el que comenzó su poder. Sabe que la huida hacia adelante solo lleva a la falsa libertad y a la doble moral.
Así, indaga en las causas religiosas del sometimiento de las mujeres. El islam es una de las grandes religiones monoteístas junto al judaísmo y al cristianismo pero, en contra de lo que pueda parecer, históricamente no ha sido la más represiva hacia las mujeres. La causa de esa represión e injusticia, pues, es otra. 
El Saadawi lo tiene claro. La causa está en la economía, en el tránsito de las antiguas sociedades matriarcales al feudalismo y luego al capitalismo, en la instauración del patriarcado que no es otra cosa que el dominio de una clase sobre otra: el patrón domina al esclavo; el hombre, a la mujer.
Con ese viaje retrospectivo Nawal El Saadawi consigue trascender las fronteras de su Egipto natal y de los países árabes y derribar mitos culturales. Saber de nuestro origen compartido hace que no veamos tan distinta la cultura árabe a la nuestra. Puede que ya no nos reconozcamos en esa niña que es mutilada y a la que se le priva de por vida del placer sexual, en esa mujer cubierta de pies a cabeza que puede ser repudiada al antojo de otros, pero la mujer que avanza tímida e incluso a veces escandalosamente hacia esa modernidad inspirada por el imperialismo no nos resulta tan lejana. Y no nos lo resulta porque avanza sobre falso suelo cometiendo nuestros mismos errores. Creo que es por ello por lo que esta lectura continúa siendo actual cuarenta años después de ser escrita. Por ello y porque el miedo a ser sacadas bruscamente de nuestra plácida ensoñación de igualdad, ser sujetadas firmemente de brazos y piernas como lo fue aquella noche la pequeña Nawal para ser violentadas, forzadas, humilladas, sometidas y/o anuladas, bien sea física o metafóricamente, es un miedo latente en todas nosotras y escrito con las lágrimas y sangre de tantas mujeres durante años, siglos y generaciones.

La cara desnuda de la mujer árabe - Nawal El Saadawi

Nawal El Saadawi en 2010, fotografía de Bengt Oberger

«Se podría pensar que el principal criterio por el que se rige cualquier precepto moral, si es que realmente es moral, debería ser que se aplique a todos los seres humanos sin excepción y sin discriminación de sexo, color o clase social. Sin embargo, los códigos y patrones morales de nuestras sociedades pocas veces se aplican a todas las personas por igual. Ésta es la prueba irrefutable que demuestra hasta qué punto esos códigos y patrones son inmorales». 
«La primera condición para que se den los principios básicos del respeto y el amor recíprocos es que ninguna persona puede dominar a otra». 
«Creo que la libertad sexual, intelectual, social y económica es una necesidad para todo ser humano, hombre o mujer, en cualquier sociedad. Sin embargo, creo también que la libertad sexual de la que goza la sociedad capitalista moderna se ha conseguido de forma unilateral sin que haya conllevado un desarrollo paralelo de las libertades social y económica. Esto pone en cuestión los verdaderos motivos que se esconden tras la consistente y creciente campaña que incita a hombres y mujeres a tirar por la borda sus inhibiciones sexuales y sus principios. Y, a su vez, pone en peligro sus posibilidades de progreso, pues todo desarrollo que implique sólo un aspecto de la vida sin tener en cuenta su globalidad puede traer consigo nuevas distorsiones y monstruosidades. Por esta razón se está extendiendo la creencia de que la libertad sexual, tal y como se predica hoy en la sociedad capitalista moderna, no es capaz de dar respuestas o soluciones válidas a muchos de los problemas de la vida y felicidad personal, y que, quizá, sólo sea otro medio, algo más sutil, de hacer pagar a la gente el precio del consumismo creciente y del afán de beneficios de las multinacionales. Se trata de otro "opio" para debilitar las energías que, de otro modo, podrían dirigirse a combatir cualquier forma de explotación. A este respecto, las sociedades orientales y árabes no se han diferenciado de las occidentales. Tanto en unas como en otras, han sido las necesidades económicas las que han gobernado y dictado los valores morales y las normas de comportamiento sexual». 
«Las injusticias aunque duren mucho tiempo no dejan de ser una injusticia». 
«El trabajo no podrá ser nunca un medio de emancipación de los seres humanos a menos que se desarrolle dentro de la estructura de una sociedad justa, que ofrezca las mismas oportunidades a todos de acuerdo con sus capacidades y aptitudes, y no según la clase social o el sexo». 
«La libertad tiene un precio, un precio que toda mujer que se enfrenta a la agresión de la sociedad ha de pagar con su tranquilidad, su paz e incluso su salud. En cualquier caso, no más elevado que el que paga la que elige vivir sometida, pues ella también empeña en ello su salud, su felicidad, su personalidad y su futuro. Por tanto, ¿por qué no pagar mejor el precio de la libertad que el de la esclavitud? [...] Para una mujer, poder reconquistar su personalidad, su condición humana y su dignidad es mucho más valioso que contar con la aprobación de una sociedad dominada por los hombres».

La cara desnuda de la mujer árabe - Nawal El Saadawi

mgf5. Fotografía de Olga Barrios



Ficha del libro:

Título: La cara desnuda de la mujer árabe
Autora: Nawal El Saadawi
Traductora: María Luisa Fuentes
Editorial: Horas y Horas
Año de publicación: 2011
Nº de páginas: 380
ISBN: 978-84-87715-05-1
Viajar leyendo autoras: con la lectura de La cara desnuda de la mujer árabe comienzo mi participación en el club de lectura #ViajarLeyendoAutoras organizado por Isa Martínez (@MtnezIsa, @readingsnorth). La iniciativa consiste en lo siguiente (copio y pego de la descripción del club facilitada por Isa en el grupo de facebook en el que se desarrolla el mismo):
Club Viajar Leyendo Autoras 2020:
Las lecturas serán bimestrales. En enero y febrero viajaremos a África. En marzo y abril viajaremos a América. En mayo y junio viajaremos a Asia. En julio y agosto haremos el viaje especial a España. En septiembre y octubre viajaremos a Europa. Y por último, en noviembre y diciembre viajaremos a Oceanía.
Cada bimestre, a través de una encuesta, escogeremos una autora y cada uno leerá la obra u obras que decida.
Iremos comentando nuestras elecciones, compartiendo impresiones y haciendo recomendaciones.
Para leer en enero y febrero han sido propuestas Nawal El Saadawi, Najat El Hachmi y Leïla Slimani, siendo elegida por votación la primera de ellas.
Nawal El Saadawi nació en Kafr Tahl, Egipto en 1931. Es escritora, feminista, médico y activista política. Esta considerada como una de las feministas más importantes de su generación. Como médica ha llegado a ocupar puestos de responsabilidad. Como escritora es autora de una extensa obra en la que abundan tanto las obras de ficción como las memorísticas y autobiográficas y los ensayos. Siempre combativa, llegó incluso a estar presa por manifestar sus opiniones políticas.
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