Revista Opinión
Hace poco más de un mes que el lujo de la Fórmula 1 abandonó Bahréin. Desde entonces, el país ha dejado de estar presente en los medios de comunicación. Sin embargo, mientras el Gobierno trata de proyectar una imagen moderna de cara al exterior, su gente convive con una realidad muy distinta, donde la represión y los abusos a los derechos humanos son el pan de cada día. Abdulhadi Al-Khawaja es uno de los 14 activistas encarcelados en Bahréin por manifestarse en favor de reformas y libertades. Fue detenido en abril de 2011, torturado bajo custodia y condenado a cadena perpetua por un tribunal militar, en un juicio manifiestamente injusto. Abdulhadi lleva casi tres meses en huelga de hambre y su estado de salud es crítico. Tras pasar varios días sin que su familia tuviera noticias suyas, finalmente pudo pasar con ellos una hora el 29 de abril. Les contó que había sido alimentado a la fuerza por medio de un tubo que iba de la nariz al estómago. Ya le han retirado esta sonda y toma zumos voluntariamente y nutrientes por vía intravenosa. Aunque ha solicitado varias veces ver a su abogado, lleva semanas sin poder comunicarse con él. Además, la vista de apelación prevista para el 8 de mayo ha sido aplazada al día 21 del mismo mes. Estos aplazamientos no hacen sino aumentar el riesgo para la vida de Al-Khawaja, quien, al igual que el resto de personas detenidas por el ejercicio pacífico de su derecho a la libertad de expresión y reunión, debe ser puesto en libertad de manera inmediata e incondicional. No permitas que las autoridades sigan jugando con la vida de Abdulhadi. Podemos parar esto. Firma la petición de Amnistía Internacional.