Dijimos adiós a las islas Lofoten con un poco de pena, pero por suerte aún nos quedaban un montón de sitios de increíble belleza por descubrir.
A las 6:00 cogemos un ferry que nos lleva desde Moskenes hasta Bodo, de nuevo en el continente, donde llegamos a las 9:45. El trayecto nos ha costado 99 €, nos sorprende mucho que sea casi 30 € más que cruzar de Alemania a Suecia que era el doble de tiempo. Es lo que tiene la falta de competencia (aquí no hay más posibilidadesvolver por tierra recorriendo de nuevo las islas supondría más días y, por supuesto, más gasolina.
De Bodo nos dirigimos directamente a Saltstraumen para ver la corriente más fuerte del mundo provocada por la marea.
El puente que aparece en el mapa es el mejor sitio desde donde observar los potentes remolinos que la corriente formados veces al día, cuando la marea sube y cuando baja. Conviene conocer los horarios, en esta página tenéis un enlace a un pdf con ellos. Nosotros llegamos al lugar 30 minutos tarde pero todavía pudimos apreciarlos, aunque no en todo su esplendor.
Seguimos hacia el círculo polar ártico y por el camino vemos de refilón, entre los árboles, un río espectacular que baja con gran estruendo. Hace un día fantástico y nos parece el sitio ideal para parar a comernos un bocata.
A las seis de la tarde llegamos al Círculo Polar Ártico (66°33' N) Entramos en él por Finlandia ¿recordáis? (en Rovaniemi, la ciudad de papá Noel) y salimos Por Noruega.
Hacemos las fotos de rigor, nos refrescamos en la nieve (el termómetro indica 34°) y nuestro hijo deja constancia de nuestro paso por allí con un hito de piedras ¡Como manda la tradición!
Dormimos en lo alto de una montaña, con unas vistas fantásticas y las ventanas abiertas. Quién nos iba a decir que pasaríamos tanto calor en Noruega :)
Hoy hemos dedicado casi todo el día a conducir. Lo bueno de viajar en verano es que como no se hace de noche los días cunden un montón. Conduciendo entre los dos y con paradas para dar paseítos, admirar el paisaje y relajarse, el camino no se hace nada pesado aunque sean muchos kilómetros. Ya entrada la tarde llegamos a Trondheim, la tercera ciudad más grande de Noruega y nos dedicamos a visitarla.
De nuevo hacemos noche fuera de la ciudad, en un lugar tranquilo del campo.
Nuestro primer destino hoy es la Carretera Atlántica que va desde Kristiansud a Molde (o viceversa) , famosa por unos puentes de formas curvilíneas. En total 8 km que se convirtieron en 2005 por elección popular en "la construcción noruega del siglo".
El tramo está declarado carretera turística nacional y posee varios miradores desde los que disfrutar de los puentes y del magnífico litoral.
Por desgracia, a pesar de que habíamos tenido un día fantástico desde el principio, fue adentrarnos en la zona y cubrirse de una espesa niebla que no desapareció en las horas que estuvimos allí.
Hacer la Carretera de los Troles en autocaravana, con su 10% de pendiente y sus 11 curvas en aguja, es a ratos una experiencia espeluznante, sobre todo cuando toca cruzarse con un gigantesco autobús turístico.
Pero sin duda merece la pena por el paisaje del que se puede disfrutar tanto al recorrerla como desde sus miradores.
Un par de cascadas atraviesan la carretera, para hacerla más espectacular si cabe.
Y al llegar a la cima este bonito lago.
De allí nos dirigimos a Olden, de nuevo tenemos que coger un ferry para atravesar un fiordo.
Hoy han sido poquitos kilómetros (284) para compensar a los días anteriores. ¡Pero qué kilómetros! Si venís a Noruega no os perdáis la carretera de los Troles.
Y tampoco os perdáis el próximo post. Subiremos a un glaciar, visitaremos la ciudad más lluviosa de Europa y alcanzaremos la cumbre del famoso acantilado Preikestolen o Púlpito en español.