Revista Historia

La "casa das neves", Pessoa, el Tarot.... extraña mezcla en el Terreiro do Paço

Por Descubriendonuevasciudades

El paseo comenzará por el barrio pombalino por excelencia, la Baixa, si habéis leído el "Libro del desasosiego" de Fernando Pessoa, deberías empezar la visita desde la Plaza de la Figueira y tomar la rua de los Douradores. En esta calle situó Pessoa la oficina comercial en la que trabajaba Bernardo Soares, el protagonista del libro. En poco tiempo podremos contemplar una de las casas más sólidas y mejor conservadas del barrio, la Antiga Casa Pessoa, un buen restaurante que no tiene nada que ver con la familia del poeta. Cuando se llega al final de la calle de los Douradores, debemos girara a la derecha y antes de visitar la Plaza del Comercio, entrar en el conocido café restaurante Martinho da Arcada , fundado en 1782, fue uno de los refugios preferidos de Pessoa. El escritor es un hombre metódico, de costumbres inalterables, siempre pasa por la oficina de correos a recoger su correspondencia, luego se dirige al Martinho da Arcada, allí come y se encuentra con sus amigos, almuerza por un precio razonable y además en ocasiones se organizan tertulias en torno al poeta. El café tiene dos estancias rectangulares que se comunican por una arcada. La historia del establecimiento comienza allá por el año 1778, era una simple tienda de licores, muy modesta donde también se vendía hielo y a la que se conocía como la "Casa de la Nieve".

En la Lisboa del siglo XVIII proliferan las tabernas de mala fama, el que apareciese una nueva taberna era todo un acontecimiento. El 7 de enero de 1782, la pequeña tienda de licores se convirtió en una taberna. El propietario era Juliao Pereira de Castro, el "Neveiro" de la corte, es decir era el que tenía la licencia real para poder vender hielo. Hielo que se encontraba a 1.100 metro sobre el nivel del mar, justo en el punto más alto de la Serra da Lousa. Don Juliao había construido unos mil setecientos ochenta pozo que se utilizaban para almacenar y compactar la nieve de la sierra, que acababa convirtiéndose en bloques de hielo. El hielo se recogía en invierno y era vendido en verano, para el traslado de los bloques de hielo los envolvían en paja y los cargaban en carretas tiradas por bueyes que los trasladaban por carreteras serpenteantes hasta llegar a Constanza, donde los embarcaban en los barcos que los llevarían al Terreiro do Paço, en Lisboa. Allí se vendían a la Casa Real, y a los diferentes cafés, uno de ellos era el Martinho da Arcada.

Un año más tarde el local sería arrendado a un italiano, Domenico Mignani, que lo bautizó con el nombre Casa del Café Italiano. Pero no será el único nombre que lleve el establecimiento, a lo largo de su historia en 1809 se llamará Café des Jacobinos, ya que es frecuentado por los jacobinos y libertinos de la época. El nuevo dueño Simón Fernando, le cambió el nombre y lo llamó Casa de la Nieve, lo convirtió en un local elegante donde la alta sociedad se deleitaba con sus helados, era 1820. Cuatro años más tarde, la casa cambió de dueño, y de nombre pasando a llamarse "Café Plaza del Palacio de arcade". Sin embargo no sería hasta 1829 cuando pasaría a llamarse Café Martinho, como su dueño, Martin Bartholomew Roberts que tuvo que acondicionarlo y renovarlo, por lo que acabó convertido en uno de los mejores cafés de la ciudad, el último cambio fue 16 años más tarde, cuando para diferenciarlo de otro local que tenía abierto el mismo dueño en la plaza del Rossio, le pusieron Martinho da Arcada.

El café tuvo más dueños posteriormente, pero ninguno osó cambiarle el nombre. En 1984 fue clasificado como patrimonio arquitectónico y un bien de interés público, se remodeló y se reabrió para el goce de lisboetas y turistas.

En un ángulo del café se encuentra el "rincón de Pessoa", hay varios cuadros colocados con recuerdos suyos, una fotografía, un par de dibujos y un breve poema junto a la siguiente oda de Ricardo Reis:

" Para ser grande, sé entero: nada

tuyo exageres o excluyas.

Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres

en lo mínimo que hagas.

Así la luna entera en cada lago

brilla, porque alta vive."

Estamos en el Terreiro do Paço, una de las más bellas plazas del mundo, delimitada al norte, al este y al oeste por un conjunto de edificios porticados que le dan una armonía de líneas.

Tras el terremoto de 1755 que asoló toda la zona ribereña del Tajo, se trazó el plano de lo que sería la nueva Praça do Comercio, sobre el antiguo Terreiro do Paço. Obra de los arquitectos Eugenio dos Santos y Carlos Mardel, está considerada como la obra de referencia del período pombalino. Carlos Mardel y el marqués de Pombal tenían algo en común, sus conocimientos esotéricos, además de que éste último estaba muy unido a la masonería de Viena a través de los Iluminados de Baviera, es por ello que el diseño de esta plaza se inspira en gran parte del Tarot. Al Tarot también se le conoce como el Libro de Thot, y Thot era el dios egipcio de la sabiduría, también llamado Ganesh por los hindúes, o más conocido como Hermes.

El Tarot se compone de 78 cartas o láminas, siendo las 22 primeras de oro o esotéricas (los Arcanos Mayores) y las 56 restantes de plata o Exotéricas (los Arcanos Menores).

De este modo, los edificios laterales de la plaza tienen 28 arcos cada uno, sumando un total de 56 arcadas, relacionadas con los 56 Arcanos Menores. Por otro lado, en la fachada principal de la plaza entre las calles do Ouro y da Prata (del Oro y de la Plata), hay 22 arcos (11 en cada dirección a partir de la Rua Augusta) y que corresponden a los 22 Arcanos Mayores.

Si los dos lados de la rua Augusta suman un total de 22 arcos, el monumental Arco de Triunfo sería el vigésimo tercer arco, es decir el primer Arcano Menor y punto de partida hacia el pueblo de Mafra, donde se encuentra el Convento del Divino Espíritu Santo, considerado la Jerusalén Celeste, mientras que el Terreiro do Paço sería la base terrenal de dicha Jerusalén Celeste.

En la parte superior de cada arco de la plaza, podréis ver la cabeza de un delfín, que está considerado como el símbolo de la piedra filosofal.

En el centro de la plaza está la estatua del rey José, que mira hacia el Tajo, alzada sobre un pedestal a cuyos lados se encuentran las figuras del Triunfo, representado por un caballo, y la Fama, representada por un elefante, en el medio hay un medallón que representa al marqués de Pombal. Esta estatua se inauguró el dí de su cumpleaños, el 6 de junio de 1775, y ocupa el centro geométrico de un triángulo equilátero cuyos vértices se encuentran en el eje del arco de la Rua Augusta y en los ejes de los portales laterales de las dos torres que rematan el lado abierto de la plaza. Es interesante observar que si se sobrepone en el plano el convento de Mafra sobre el del Terreiro do Paço, el altar mayor y la estatua del emperador se encuentran exactamente en el mismo lugar, y las dos grandes torres del convento están en la misma latitud que las de la plaza. De este modo, algunos han sacado la conclusión de que las proporciones de ambos espacios son iguales, e incluso se completan con intención de situar aquí la capital temporal del mundo y, siete leguas más lejos, en Mafra, la capital espiritual. En la parte trasera del pedestal, bajo el trasero del caballo y por consiguiente del rey, hay un bajorrelieve en el que vemos un niño coronado junto a su madre, que recibe de la Roma aniquilada las armas de Lisboa. A los pies del niño, un dignatario ofrece un arca abierta que contiene un tesoro, mientras que un arquitecto le enseña a la Virgen el plano de la nueva Lisboa.

Al fondo del Terreiro, está el Arco de Triunfo, que da paso a la Rua Augusta. En muchas ciudades como París, Roma... los arcos de triunfo representan el éxito del Imperio temporal, mientras que el de Lisboa, representa el concepto del Imperio Espiritual. Simbólicamente el arco es el Umbral de los Misterios, el paso de las tinieblas de la ignorancia hacia la luz de la sabiduría que la Lisboa mística esconde. Fue terminado en 1873, y está rematado por una figura de la Lusitania Gloriosa coronando a Apolo y Minerva, uno representa al Genio y el otro al Valor. A los lados, hay dos figuras reclinadas que representan a los ríos Tajo, a la derecha, y Duero, a la izquierda. El conjunto escultórico que sirve de ornamento al arco se completa con las figuras de Viriato y Nunálvares a la izquierda, y Vasco da Gama y Pombal, a la derecha.

Como curiosidad hay que decir que está la Rosa Cruz de San Andrés que representa a los Constructores Libres de la época del marqués de Pombal, los encargados de reconstruir la ciudad tras el terremotos de 1755, y que estuvieron inspirados por la mística de los antiguos Rosacruces, adeptos del cristianismo primitivo. Y que aparecieron por Portugal hacia el 1700, ocultos tras la piedad franciscana del convento del Santo Espírito Santo de Mafra, donde residieron y donde fueron relevados a partir de 1717 por la Casa Real de los Masones Lusitanos. Una vez reconstruida Lisboa, estos adeptos místicos desaparecieron, hay quien dice que se marcharon para fundar la ciudad de Washington, cuyo esbozo se inspira a grandes rasgos en Lisboa.

En los soportales que forman ángulo con la calle de la Alfándega se suelen instalar algunos puestos que venden libros de viejo. Los domingos suele haber un mercado filatélico y numismático en el que suelen abundar las medallas conmemorativas, pues los portugueses son muy aficionados a coleccionarlas.

Desde aquí nos podemos acercarse cruzando la calle del Arsenal, a la Plaza del Municipio, cerrada en su parte más oriental por los Paços do Conselho (Palacio del Ayuntamiento). Inaugurado en 1875 sustituía a un edificio que acabó siendo pasto del fuego. Es un monumento a la capital, a su historia y a sus personalidades.

Desde el Largo de Sao Juliao, al norte de la Plaza del Municipio, en uno de sus rincones podemos contemplar la fachada modernista del Banco Borges e Irmao, realizado en 1884.


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