Hacer una reseña de una obra de Elizabeth Gaskell es todo un placer, aunque no tanto como la lectura de cualquiera de sus novelas o de, por ejemplo, esa maravillosa biografía de Charlotte Brontë que nos ha enseñado a admirar y querer a la autora de Jane Eyre.
Y digo que es un placer reseñar su obra- por cierto, la reseña de Cranford podéis leerla AQUÍ, y la de la biografía de Charlotte Brontë AQUÍ- porque te da la excusa perfecta para no desvincularte y seguir deambulando por el mundo que ella ha creado. La casa del páramo, la novelita que hoy nos ocupa, es un delicado y delicioso cuento de Navidad. Fue publicado como tal en la Navidad de 1850 y se mantiene, no podía ser de otro modo, fiel a la tradición y al espíritu del género. Se aleja Gaskell para contarnos este cuento de la ciudad bulliciosa, de la industriosa urbe, para trasladarnos a un entorno rural al que el progreso llega lenta y pausadamente, pero llega, y en el que quizá el triunfo de la bondad, la modestia, el sacrificio y el amor se hace más verosímil y se mimetiza con mayor facilidad con la pureza del entorno que rodea a los personajes.
Maggie Browne, hija del difunto coadjutor de Combehurst, vive con su madre y su hermano en la solitaria casa que da título al libro. Solo su vieja criada parece apreciar el dulce carácter de Maggie; la joven sufre sin queja y con resignación el menosprecio de su madre- que solo tiene ojos para su consentido y malcriado hijo varón- y de este, que solo tiene ojos para sí mismo y sus ambiciones personales. Pero el aislamiento en el que parcialmente viven se ve alterado de vez en cuando con la visita del terrateniente local, el señor Buxton, con el que la familia de Maggie acaba estrechando lazos. La aparición del hijo de Buxton, Frank, y lo que surge entre él y Maggie pondrá a la pareja a prueba ante los contratiempos y oposiciones que han de superar. Es un cuento de Navidad, decimos, y por lo tanto el final ha de ser... ¿feliz? Estaréis conmigo en que en una historia de este tipo debería ganar la bondad, mientras la maldad queda destruida, recibe su castigo y carga con su pena hasta que sea posible la redención, si la hay. Nada más os digo. Leed La casa del páramo, dejaos llevar y reconfortaos con esta bonita historia, que comienza así:
Ah, y si visteis la serie Cranford y Retorno a Cranford de la BBC, comprobaréis cómo la historia de Cranford propiamente y la de La casa del páramo aparecen entrelazadas, aunque con algunas variantes, por obra y gracia de los guionistas. Aún así, visionado más que recomendable también. ¡Gracias por compartir!"Si uno tuerce a la izquierda después de pasar junto a la entrada techada del cementerio de la iglesia de Combehurst, llegará al puente de madera que cruza el arroyo; al seguir el sendero cuesta arriba, y aproximadamente a un kilómetro, encontrará una pradera en la que sopla el viento, casi tan extensa como una cadena de colinas, donde las ovejas pacen una hierba baja, tierna y fina. Desde ahí se divisa Combehurst y la hermosa aguja de la iglesia."