Revista Cultura y Ocio
Como blogger, o bloguero, siempre he evitado el ser víctima de un arrebato, y escribir “opinio-sentimientos” de los que, al muy poco tiempo (el mismo día) pudiera arrepentirme. Por eso, y lo he dicho más de una vez en este blog, procuro dar a alguna noticia que me salpica a los ojos o al corazón, un margen de seguridad, o como frecuentemente se utiliza ahora,“ejercer un cordón sanitario”, de unas dos horas, en las que se me vaya enfriando la boca, y “largar” menos de lo que haría “still hot”.
Y hoy, con el asunto del Tambor de oro 2017, y dárselo o no a Angels Barceló, no es que me he “calentao”, sino que he estado más abrasado que San Lorenzo en su parrilla.
Vayamos por puntos. Como este blog suele leerlo gente de muchos lugares, primero vamos a aclarar conceptos: ¿Qué es el “Tambor de oro”?Es el máximo galardón con que la ciudad de San Sebastián / Donosti distingue cada 20 de enero, festividad de San Sebastián, en una ceremonia que tiene lugar durante la Tamborrada infantil en el Ayuntamiento, a una persona, física o jurídica, que ha promocionado la imagen de la ciudad. En los comienzos, el galardonado no podía ser nacido en Donosti, pero con el tiempo, en 1986, ésto fue modificado, y así al poco tiempo se le pudo dar, por ejemplo. a Iñaki Gabilando.
En otras palabras, el tambor de oro va muy unido al buen nombre y promoción de la ciudad. Y lo que se ha creado desde hace dos días, cuando transcendió que el galardón de este año era para Angels Barceló ha sido de todo, menos ejemplo de cordura.
En Donosti tenemos un gran problema desde siempre, y es que todos tenemos razón. Y somos más de no dar ideas, y cuando se acepta la de alguien, es cuando todos los demás corremos a dar nuestra opinión, eso sí, con carácter de no ser la más acertada, sino la única.
Si el Ayuntamiento, o Consistorio, debiera actuar bajo la imagen de una familia bien avenida, aunque luego limpien los trapos sucios en la intimidad de su hogar, ha actuado, una vez más, como la famosa casa de Tócame Roque, aunque en esta ocasión, en versión Koxkera. No es de recibo otorgar algo y que se haya hecho eco toda la sociedad, y auque faltara una póliza, quitárselo. Luego diremos que los vascos somos personas de palabra… Y eso al margen de que seas de la opinión a favor de Angels Barceló o no, quien está claro que se ha encontrado con un buen pastel sin comérselo ni bebérselo. Y ya se sabe que en Donosti, ni comer ni beber no entra en la lógica.
Seamos serios, en Donosti tenemos el “marco incomparable” porque ya venía en el pack, de lo contrario, entre mirarse el propio ombligo, por parte de cada uno de los partidos que componen el firmamento consistorial y que solo se preocupan de oponerse, y de crear comisiones a favor, y sobre todo en contra, el conseguir cualquier objetivo para la ciudad es más difícil que embarcarse tras la búsqueda del unicornio azul.
Para conseguir el Estadio de Anoeta, si mal no recuerda este vecino, y habla de memoria, inaugurado en Agosto de 1993, se empezó a mover el tema desde que se concedía dinero para “arreglar” Atocha, para los mundiales de 1982, pero se quería ese dinero, para “hacer otras cosas más importantes”, y , claro está, sólo se daba para ese cometido, por lo que, al final se tardaron ocho años más en conseguir el nuevo campo, siendo inaugurado, y bajo la promesa de que también se utilizaría, como pista deportiva, ocho años después.
Y la Odisea de la Estación de Autobuses duró …más de treinta años, y que desde el primer momento de la inauguración ya era, en opinión de este vecino del mundo, pequeña
(http://patxipe.blogspot.com.es/2016/02/estacion-espacial-donosti.html).
Uno, este vecino del mundo, que ya ha llegado a los sesenta, hace mucho tiempo que llegó a la conclusión de que el peor enemigo del donostiarra es otro donostiarra, o incluso él mismo.
Aunque ahora todos los del consistorio se hagan los suecos, seamos serios, lo de “Capital Europea de la Cultura 2016” ha pasado sin pena ni gloria, porque el partido político que consiguió ese objetivo ya no estaba en el poder.
Ni aprendemos del pasado, ni queremos aprender. Eso sí, tenemos una ciudad muy bonita para ese turismo de calidad tan deseado, pero que, seamos serios, ellos vienen, si vienen, para unos días, y los que se enfrentan con esos precios, también de lujo, somos nosotros, los curritos de a pie. ¿Que no se puede hacer otra cosa? Sí, hay lugares, Canarias como ejemplo, que en las tiendas tienen dos precios, aunque no sean oficiales, uno para los habitantes, y otro para los turistas. ¿Que es feo? Peor ha sido lo que se ha hecho con Angels Barceló, y todavía sacaremos pecho. Y que conste que aunque la Señora Barceló me parezca una profesional como un pino, y a la que escucho muchas noches, no tenía el menor interés en que fuera, o no, Tambor de oro. Pero ese feo, no se hace. Y para más inri, al final, el galardón de este año queda desierto. Una especie de "entre todos lo mataron y él solo se murió", "el balón es mío y si no juego lo rompo", o mantener actitudes de cara a la galería. Hoy más que nunca es para recordar el especial de esta pasada Nochevieja de Don José Mota, y su sketch en el que los políticos españoles supervivientes de un accidente aéreo, prefieren permanecer en la isla a ponerse de acuerdo en quién se va y quién se queda en una barca que tenían. Es una buena metáfora de nuestro presente, e incluso en el caso de nuestra querida Donosti, se pudiera considerar un auténtico plagio.
Al final, no sé si ha servido de algo lo del cordón sanitario. Pero, por lo menos, a este vecino del mundo no le saldrá una úlcera por la mala leche acumulada hoy. *FOTO: DE LA RED.