Revista 100% Verde

La catedral de Justo Gallego

Por Epifania

Dicen que la fe mueve montañas, y bien se podría decir que levanta monumentos, como es el caso de Justo Gallego, que lleva casi 50 años construyendo una enorme catedral el solo que no tiene nada que envidiar a cualquier edificio religioso de cualquier punto de la geografía española.
Justo desde siempre ha tenido una profunda vocación religiosa, por ello a la edad de 25 años decide dedicar su vida a Dios y entró en el Monasterio de Soria para convertirse en monje. Pero al enfermar de tuberculosis  tuvo que abandonar su sueño y volver a su pueblo, Mejorada del Campo en Madrid, por miedo a contagiar al resto de religiosos.
Aunque la vida le jugó una mala pasada, este hombre juró que si se curaba de su enfermedad construiría una catedral en honor a la Virgen del Pilar, y así mismo comenzó un 12 de octubre de 1961 su andanza, poniendo ladrillo tras ladrillo el solo con alguna ayuda esporádica.
Justo no es arquitecto, ni ingeniero, es más, tampoco tiene ninguna formación relacionada con el mundo de la construcción. Tan solo es un pobre hombre que dejó de ir a la escuela con 10 años porque la guerra le arrebató a su padre y tuvo que ayudar a su madre en la labranza del campo.
La catedral del loco, como la llaman los vecinos de la localidad madrileña, tan solo ha sido financiada por el dinero que consiguió su autor por la venta de unas tierras y los donativos desinteresados de quienes hayan querido colaborar. Aunque parezca extraño es el único monumento religioso que la Iglesia no ha financiado, por ello, en su gran mayoría está hecha con materiales reciclados.
Lo más probable es que Justo no vea acabada su obra, pero siempre nos quedará lo que intentó inculcarnos con ella: luchar por lo que creemos hasta el final, y contra eso no hay crisis económica que pueda.
La catedral de Justo Gallego

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