El edificio que más curiosidades posee en Toledo es su Catedral. Levantada sobre importantes construcciones anteriores, la "Primada" de España tiene entre sus muros numerosos secretos imposibles de narrar en tan sólo un artículo. Veamos algunos de ellos...
Un poco de historia
Iniciada en 1226, bajo el arzobispado de Jiménez de Rada y con la protección del Rey Fernando III “el Santo”, y levantada sobre el anterior templo visigodo y a su vez sobre la mezquita mayor de Toledo, que ocupaba parte de este mismo espacio, desde el primer momento grandes constructores y artesanos de diferentes épocas trabajarían en su fábrica, avanzándose en la construcción de sus naves durante el siglo XIV, y extendiendo el claustro sobre un viejo barrio judío (Alcaná) dedicado en gran parte al comercio. Numerosas fueron las propiedades de éstos expropiadas y derribadas para levantar espacios dedicados al templo toledano, dada la estrechez del espacio urbano que ocupa, inmerso en la mole de edificios que es Toledo, anteriormente y en la actualidad.
A buen seguro podemos afirmar que la Catedral de Toledo es el edificio más grande iniciado en el siglo XIII en la península ibérica, con fuertes influencias francesas pero con cierta influencia en su horizontalidad propia de la tradición española. Un amplio templo con planta de salón de cinco naves, más ancha la central y crucero no saliente pero de gran anchura, rematada en la cabecera con una magnífica doble girola, continuación de las naves laterales, en la que podremos encontrar “el transparente”, retablo marmóreo que permite la entrada de luz a éste espacio.
Cinco puertas permiten el acceso del público a la Catedral: la de los Reyes, la de los Leones, y en la fachada principal, la “puerta del Perdón”, la de “la Torre” (o del Infierno) y la de “Escribanos” (o del Juicio)
Es de destacar, de forma breve la belleza del coro situado en la nave central, con una magnífica sillería de estilo renacentista; el cerramiento con bóvedas ojivales de alta elevación con grandes ventanales típicamente góticos; así como la única torre en la que se utilizó un original sistema de diseño que permite el paso de un cuerpo prácticamente rectangular a una bella aguja flamígera octogonal que alberga un magnífico campanario, incluyendo la famosa “Campana Gorda”, con más de 18 toneladas de peso.
¿Por qué no existe una segunda torre en la Catedral?
Son muchas las versiones que hay respecto a este tema. Según algunos cronistas, la construcción costó más de lo previsto, por lo que la segunda torre quedó para mejor ocasión y así hasta la fecha. Según otros, no había intención desde el principio de hacerla; el espacio en el que ahora se encuentra la capilla mozárabe es algo mayor que la torre construida, por lo que deducimos que si se hubiera planificado una segunda torre, sería diferente de la actual.
La plaza a la que da la fachada catedralicia no es excesivamente amplia, por lo que tal vez hubiera quedado demasiado apabullante la construcción de dos torres. La torre construida tiene cargas propias, como se observa en los contrafuertes, no forma parte de la fachada y es un prisma adosado que anula la posibilidad de una puerta, final normal éste de cada nave. Esta supuesta torre tiene una obra baja del siglo XIV, igual a la que lleva la terminada, en piedra oscura.
El Reloj de una sola manilla
Uno de los únicos relojes de una sola manilla que existen en el mundo se encuentra en la Catedral de Toledo, sobre la puerta “de la Feria” (también conocida como “del Reloj”) Fue construido hace dos siglos por Manuel Gutiérrez, y antaño producía un sonido característico con una martillo que golpeaba el yunque situado sobre la esfera interior. Existe al menos otro reloj en la catedral situado en la torre, que nunca ha dejado de funcionar, y dispone de tres campanas, sin una esfera visible desde el exterior.
Cuerno de elefante
Entrando por la puerta del Reloj, justo a la izquierda se puede observar colgando de las bóvedas de la Catedral un gran cuerno sujeto por una cadena que según la tradición corresponde a uno de los bueyes que trasportaban las primeras piedras para levantar el templo y que murió allí mismo a causa del esfuerzo realizado.
Su tamaño y escasa curvatura hacen pensar que quizás perteneció realmente a un elefante, y otros piensan que posiblemente también fuera una especie de bocina que los mozárabes utilizaban para convocar a los fieles en sustitución de las campanas, prohibidas por los musulmanes. Es curioso destacar también que en las columnas cercanas, no en el suelo sino a media altura se encuentran sepultados algunos personajes que fallecieron en la época de construcción.
Siguiendo con las alturas de la catedral, en la tribuna situada frente al órgano lateral izquierdo, sirvió para que oyeran misa los familiares del arzobispo y en ocasiones señaladas los mismos reyes; en algunos documentos del siglo XVI se alude a esta tribuna como “el mirador de los Reyes Católicos”.
Altar de San Ildefonso
Entrando a la Catedral, hay un altar adosado a un pilar, que guarda en su interior la supuestamente verdadera piedra donde puso un pie la Virgen cuando descendió a Toledo para poner una casulla a San Ildefonso. Esta piedra se ha conservado in situ, marcando probablemente el lugar en que se hallaba la cabecera de la primitiva basílica visigótica de Toledo. Lo que hubiera antes de éste edificio son tan sólo conjeturas: un templo en época romana, un foro, varios templos… Todo queda para la imaginación ya que quedó sepultado con la construcción de las naves de la actual Catedral… ¿O tal vez no? Hay numerosas voces de expertos en arqueología toledana que sugieren que los restos fueron respetados y están a pocos metros bajo el suelo. Posteriormente, con la invasión musulmana allí se instalaría una gran mezquita, de la que no ha quedado rastro. La planta actual de la catedral muy posiblemente ocupa el espacio dedicado a la sala de oración de la mezquita.
Puertas bien nombradas
Una rápida visita al exterior de la Catedral nos permitirá admirar sus magníficas puertas de acceso. En la plaza del Ayuntamiento podremos observar tres puertas: la del Perdón –central-, la del Juicio Final, a la derecha, y la del Infierno –izquierda-, muy reformadas con el paso del tiempo dada la baja calidad de la piedra con la que se levantaron las originales. El resto de la fachada es fruto de una reforma barroca y del arquitecto Eugenio Durango.
La portada más antigua es la del Reloj, con otros múltiples nombres como del Reloj, de la Feria, de la Chapinería, de las Ollas… Es obra de inicios del XIV, aunque con reformas posteriores. Un patio precede a la portada, actualmente cerrado con una recia reja que impide la entrada, de Juan Francés. Es en esta puerta donde los padres que no querían cargar con la responsabilidad de serlo dejaban abandonados a sus hijos.
En la Puerta de los Leones, así llamada por las esculturas de estos que vigilan su acceso, o también llamada “puerta nueva” o de la Alegría, por celebrar la Asunción de la Virgen, se realizó hacia 1460, con conocidos escultores como Pedro y Juan Guas y Juan Alemán.
La Puerta Llana, pobre en comparación con el resto fue levantada en tiempos del cardenal Lorenzana. Y finalmente, una pequeña puerta, sin adorno alguno, llamada “del mollete” por el pan que se repartía allí a los pobres.
Fuente: http://www.leyendasdetoledo.com/index.php/articulos/curiosidades/92-la-catedral-curiosidades-toledanas-ii.html
Revista Cultura y Ocio
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