XIII. Entodo caso la causa final en tanto que designa la diacronía en un paseo dado, permite "simular", "representar" todos losprobables cambios que pueden producirse para propiciar, conformar enun sentido u otro el objetivo, o hacer fracasar de manera parcial o total elobjetivo a conseguir, acabar el paseo. Por supuesto, que la formapaseo no puede desligarse ni del agente que lo lleva a cabo ni delagente que lo observa, sin embargo, es posible objetivar tal paseouna vez que está realizado, pero como la naturaleza completa deSócrates siempre es determinable, la realización completa del paseotambién. El paseo mismo remite a los signos. El Sócrates real remite al contenido que presupone los signos que están en el origen de cualquier discurso sobre Sócrates.La clave de ello es que los fundamentos últimos del paseoy de quién fue Sócrates, la causa material como la otra mitad de lacausa formal no puede ser configurada últimamente, y sin embargo, noestá indeterminada su estatuto es lo de lo indeterminable, frente ala determinación completa de toda entelequia, sea paseo o seaSócrates, y la determinación recíproca que necesita al menos dosrazones para hacerse una idea tanto de la causa final como eficiente,como causas extrínsecas, como el afuera al que apunta la materiaúltima. Sobre la relación entre razón suficiente y causas meremito a Leibniz en su Monadología:
Perola razón suficiente debe hallarse también en las verdadescontingentes o de hecho, es decir, en la serie de las cosas que sehallan repartidas por el universo de las criaturas; en la cual laresolución en razones particulares podría llegar a un detalle sinlímites a causa de la inmensa variedad de las cosas de la Naturalezay de la división de los cuerpos al infinito. Hay una infinidad defiguras y de movimientos presentes y pasados que entran a formar parte de la causa eficiente de mi escritura presente, y hay una infinidad de pequeñas inclinaciones ydisposiciones de mi alma, presentes y pasadas que entran a formar lacausa final. (Monadología, párrafo 36)
XIV. Una veztratado diversos aspectos muy generales sobre las causas, propongoalguna variación en la terminología pero para afirmar que la teoríade las causas de Aristóteles puede servirnos en Filosofía parahacernos una idea de lo que hacemos. En primer lugar lo queAristóteles denominaba causa eficente y causa final puededenominarse como razón sincrónica y razón diarócnica. En el casodel paseo la razón diacrónica permite diferenciar dos pasos quepermiten dar una imagen procesual del mismo, en cambio las distintaspartes en que se divide el paseo y que dan una imagen presente puededenominarse razón sincronica. La importancia de esta cuestióntanto si se trata de Sócrates como de un paseo es que las razones dela forma paseo o Sócrates no permite reducir la una a la otra portanto, la forma ha de verse como dialógica. La dialogía la entiendoen sentido etimológico a través de la razón que es sincronica odiacrónica. La expresión nos permite hacernos una idea de lo que esun paseo o de quién es Sócrates. La forma de expresión es portanto dialógica, el contenido que presupone el paseo o la vida deSócrates, sin embargo no puede decirse que sea dialógico, porque esel objeto de la razón, lo visible La Idea de Platón, el Ser deParménides, los atómos de Demócrito, las mónadas de Leibniz. XV. Ahora bien, no es posible la vuelta a la metafísica la primacía dela expresión señala la primacía de la gnoseología frente a laontología. Pero esto no significa que la materia como fundamentoúltimo de la ontología sea indeterminado, sino que es determinabley ello porque remite a dos nociones lo informal puro, y el tiempo. Si el contenido no es dialógico es porque remite a esencias puras, el paseo remite a un grado de intensidad que lo cualifica como paseo, y la vida de Sócrates remite a otro grado de intensidad que también lo cualifica, la grandeza de la vida de Sócrates, es que aunque ya no pueda verse afectada por nada, el grado de intensidad que es, nos sigue afectando hoy en día. Loúltimo, la determinación de tal grado de intensidad, está determinado por lo que Leibniz denominó razón suficiente,sus mónadas mismas están explicadas por este mismo principio nopueden ser defendidas más que como una imagen ficticia yprovisional. Y ello porque una y otra vez cualquier imagen de larealidad no pueden distinguirse más que apelando una razóndiacrónica que reconstruya una y otra vez esta imagen. Y comodecíamos cualquier imagen del paseo o de Sócrates remite a unacausa final la de su reconstrucción en el porvenir. Aunque estaimagen esté fuera del tiempo, la única manera de conjurar el tiempovacío, que a veces parece atraversarnos.