Gil, Alberto
Ediciones B, S.A. 2009
Medidas: 15,0 x 23,0 cm.
352 pags.
Encuadernación: Tapa dura
Nº Edición: 1ª
Año de edición: 2009
Libro que aborda de forma minuciosa y entretenida la censura en España. Abundante información recabada del Archivo General de la Administración, que nos permite conocer en profundidad algunos de los motivos, razonamientos, puntos de vista, y muchos disparates que hicieron de la censura un pasaje trágico y cómico en el desarrollo del cine.
El trabajo realizado por Alberto Gil es exhaustivo, delicado, apabullante y hasta cierto punto desmoralizador. Hay que ver la cantidad de expresiones, gestos, títulos de películas, carteles de cine, sugerencias, no sugerencias, meteduras de pata, cortes, modificaciones en general que se realizaron por los censores.
Comentarios de todo tipo, sobre temas como la religión, el divorcio, el adulterio, el suicidio, la ética, la guerra... hacen de este libro un compendio de disparates.
El libro consta de capítulos temáticos, la ética, el divorcio... que analizan aspectos inherentes a cada título y que culminan con una caso especialmente llamativo, lo que denomina el autor, no sin cierta sorna, “momentos estelares”. Por ejemplo, un momento estelar es cuando se contempló la posibilidad de censurar "La pantera rosa", que sí, que sí, que hay falta de respeto a la policía, un policía muy tonto, cuernos, etc.
Algunas páginas centrales muestran imágenes originales y corregidas, simplemente “curiosas”. Y en otra parte, una recopilación de fotografías en las que aparecen algunos de los “artistas”.
En fin, libro entretenido, que no deja de sorprender, al que puedes recurrir en cualquier momento, en el que da igual por donde empieces o qué capítulo quieras leer un día o releer otro día, vamos, que no necesita orden alguno de lectura.
De todos modos, pienso que es casi mejor leerlo a ratos, tenerlo por ahí a mano que leerlo de un tirón. Quizá canse un poco, al fin y al cabo, es siempre lo mismo, razón por la cual, y aunque uno no gane para sorpresas, leerlo y releerlo a ratos me parece una buena opción.
Algunos comentarios extraídos del libro:
En "Solo ante el peligro", "suprimir en el diálogo lo referente al comercio o negocio de Helen"... O en "Río Bravo" cómo Angie Dickinson, la “empleada” del bar, pasa a ser una “viajera”.En otro capítulo podemos leer:
"la película más retorcida y disparatada que se pueda imaginar. No debe importarse.""Película refinadamente absurda y desagradable, a base de “predicador” protestante y asesino. No debe importarse.""Se trata de un engendro monstruoso fruto de una imaginación desquiciada… Rechazable en absoluto."En otro capítulo, éste sobre sobre el suicidio:
"En otras ocasiones, los argumentos que salvaron una película de la prohibición fueron su limitado riesgo de contagio. "Muerte de un viajante", … fue recibida cuatro años más tarde con general hostilidad por los censores, que le aplicaron calificativos como “larga y pesada”, “insoportablemente lenta”, “soporífera” y como una película demasiado teatral.""Por fortuna, en sus informes reconocieron que el suicidio del viajante no planteaba el peligro de que surgieran imitadores: “el suicidio no resulta ningún ejemplo pernicioso porque el suicida está desde el comienzo dando síntomas de enajenación mental”. En el resumen sutil de uno de los vocales, "Muerte de un viajante" era la historia de un “loco que acaba matándose”. "
…El laconismo y el menosprecio fue una de las prácticas habituales de los censores, cuando se enfrentaban a películas que no eran de su agrado, aunque se tratara de títulos consagrados.
Fue el caso de "El último refugio" … Guillermo Reyna, uno de lo expertos en ese estilo displicente, resumía así su informe: “Pistolero numantino, con amor y perrito, pero poco apto para la lucha al aire libre. La cinta pesadita y sin gran interés.” Otro censor que cultivaba el minimalismo, David Jato, era aún más breve: “De policías y bandidos. Muere el malo”.
También con cierto humor se podrían enfocar ciertas críticas, sobre "La mansión de Drácula" …“se trata de un hombre-lobo que no lo tragaría ni san Francisco de Asís”.
Y hubo censores que no pudieron enmascarar su absoluto tedio. Por ejemplo, con "Nunca la olvidaré" … Fue recibida con los calificativos de “tostón” y “espantosamente pesada”. Un censor aceptó que podía autorizarse “hasta para niños que echan los dientes”, y Guillermo Reyna pidió “no volver a verla ni a tiros”.
En contraportada podemos leer:
"La censura cinematográfica en España es el primer libro que trata sobre cómo actuó la censura en tiempos de Franco, quiénes fueron los principales censores, qué los ponía más nerviosos, qué opinaban sobre su tarea, sobre el cine y sobre el público y cómo los productores intentaron burlar su vigilancia. Un ensayo lleno de anécdotas curiosas que aborda la censura en tres bloques temáticos: el amor y el sexo, la moral y la religión, y la política y la sociedad."
Por la red encontrareis un montón de casos y anécdotas que aparecen en el libro.
Y un par de enlaces interesantes encontrados por ahí:
http://blog.metropolislibros.com/libros-de-cine/la-censura-cinematografica-en-espana-por-alberto-gil/
http://www.cazarabet.com/lalibreria/fichas36/censura.htm