Revista Psicología

La “Champions” de la discordia

Por Yanquiel Barrios @her_barrios

La “Champions” de la discordia

Deporte

La Liga de Campeones del futbol europeo es uno de los espectáculos deportivos de mayor seguimiento en el mundo entero. Es un evento que, como muchos conocen, se realiza anualmente entre septiembre y mayo, y en el que participan varios de los mejores clubes del mundo, con sus respectivas estrellas. Antiguamente denominada Copa Europa, la actual competición de clubes más fuerte del mundo, ha ido evolucionando en su formato y ampliando en participantes hasta llegar a la "Champions League" que conocemos hoy.
En un principio solo podían participar los campeones de la ligas de viejo continente; con el paso de los años se decidió (justamente en mi opinión) darle la oportunidad a otros equipos que hubieran quedado como segundos, terceros o hasta cuartos de su liga. Equipos de ligas muy competitivas que no habían sido campeones, tendrían la posibilidad de disputar el evento, lo cual permitiría que el torneo ganara en participantes, pero a la vez también aumentara en calidad.
Actualmente, la final de la "Champions League" es vista por millones de personas, a lo largo de todo el planeta y si bien el torneo parece vivir una nueva época dorada, la ambición de unos pocos poderosos, amenaza con crear una grave crisis, al interior de las competencias europeas de clubes.
Resulta que varios de los presidentes de los clubes más poderosos de Europa, (al parecer inconformes con el formato actual de la Champions, y con ansias de obtener más ganancias) llevan tiempo proponiendo la creación de una especie de torneo de clubes, pero solo entre los equipos de mayor poderío económico; donde no tuvieran que enfrentar a equipos modestos y los estadios y las teleaudiencias estén siempre al límite. Esta insólita propuesta hay que decir que no ha sido la única que ha saltado a la palestra pública, para reformar grandemente la mencionada competencia. En años recientes el ex presidente de la UEFA Michel Platini, propuso la creación de una especie de "superliga de clubes europeos", que a todas luces cargaría más aun los apretados calendarios de todos los equipos, y para los futbolistas representaría mayor fatiga. La enredada propuesta de Platini, perdió fuerza al ser destituido de su cargo. Sin embargo, los clubes de mayor poderío económico se mostraban dispuestos a fragmentar la "Champions", haciendo su propia "Liga de Campeones", si no eran escuchadas sus demandas. Finalmente la UEFA cedió a la presión de estos, y se acordó que a partir del año 2017, los cuatro primeros lugares, de las cuatro ligas de superior nivel (dígase Inglaterra, España, Alemania e Italia) tendrían asegurada su plaza directa en Champions, sin tener que pasar por el repechaje, lo cual dejaría solo 16 plazas para el resto de las ligas europeas, algo muy injusto desde mi punto de vista.
El formato actual se está empleando desde la década del noventa, cuando se cambió el nombre a la competencia. Desde entonces son 32 equipos los que comienzan a disputar la fase de grupos. A comienzos de los 2000 se produjo una pequeña modificación en la estructura competitiva, eliminándose la segunda fase de grupos, con lo cual los equipos pasaban de la ronda preliminar a la ronda de octavos de final, y ahí comenzaba la fase de eliminación directa a doble partido, hasta llegar a la final que se mantenía siendo un solo juego, en un estadio anunciado con anticipación al comienzo del certamen.
Hace unos años atrás las cuatro ligas principales tenían tres boletos directos, y uno al repechaje, sin embargo el bajón cualitativo que ha tenido la Serie A Italiana, hizo que la UEFA, le retirara una plaza directa. De ese modo, el sistema quedó de la siguiente manera, tres plazas directas para Inglaterra, España, Alemania, y el cuarto con derecho a repechaje, y dos plazas directas para Italia y el tercero con derecho a repesca. Parecía que este sistema era justo y hacia sentirse satisfechos tanto a público, futbolistas, entrenadores, como a dirigentes deportivos, pero en el caso de estos últimos, no era así.
Por supuesto que imaginar una competencia donde solo compitan equipos fuertes es algo, de verdad que nos resulta atractivo al oído. Todos los juegos serían de alta tensión y difícil pronóstico no habría goleada cantada ni nada por el estilo, pero por otro lado esta competencia sería en realidad obra de unos cuantos clubes, de solo 4 o 5 países. Pues fuera de los poderosos Real Madrid, Barcelona, Manchester City y United, Chelsea, Arsenal, Liverpool, Bayern Múnich, PSG, Juventus y los hoy venidos a menos Milán e Inter, el resto de los equipos de Europa, podríamos decir que pertenecen (por plantilla y presupuesto) a la clase media europea. ¿Seria lógica una competencia solo entre esos grandes?
¿Qué pasaría si como en la liga 2013-2014 gana en la liga de España el Atlético de Madrid? ¿Lo invitarían al torneo de los poderosos? En mi opinión dada la gran calidad actual de este equipo, sería invitado sin dudas, pero y en el caso de que en Inglaterra ganara nuevamente un equipo muy modesto como el Leicester. ¿Tendría cupo directo en esta competición? Es lógico que todas están dudas salten cuando una competencia se crea solo en función de los más grandes, sin contar en ocasiones las sorpresas que nos puedan deparar otros conjuntos. Otro ejemplo que ilustra lo que menciono, es que en los últimos tiempos el tercer lugar de la liga italiana, ha tenido muchísimos problemas para acceder a la Liga de campeones; en varias ocasiones no ha podido superar el repechaje, como fue el caso de la Roma este año, humillada por un club pequeño. Si bien los clubes de España, Inglaterra y Alemania han demostrado su categoría en la mayoría de estos duelos de repesca, en algunas ocasiones, la sorpresa ha ocurrido y el favorito ha tenido que marchar a disputar la Europa League (segunda competencia en importancia).
El hecho de poner como vitalicias cuatro plazas, sin tomar en cuenta el nivel de la liga en ese momento, es algo en mi opinión cuestionable, pues si bien hoy el nivel de la liga italiana (mi criterio) no merece recibir ese premio, quizás mañana pase lo mismo con la alemana, o quien sabe si hasta con la española. Lo cierto es que en una reunión de la Asociación de Ligas Profesionales, 23 países votaron en contra de esta modificación (únicamente Italia votó en contra) y anunciaron su total desacuerdo con esta medida de la UEFA, amenazando incluso con un boicot de la Champios, si no eran escuchados sus reclamos.
La Liga de Campeones no siempre la han ganado los poderosos, o los grandes favoritos, en 1997 el Borussia Dormunt venció en la final a una fuerte selección de Juventus. El Valencia llegó a dos finales consecutivas en 2000 y 2001 (frente a Real Madrid y Bayern Munich), y aunque no logró coronarse fue sin dudas una gran proeza de un equipo histórico en España, pero no de los más poderosos económicamente a nivel europeo. ¿Quién no recuerda el título del Porto en 2004 eliminando en el camino a Manchester United y Chelsea? ¿Quién no recuerda que aquella final la jugó con el Mónaco, que había dejado al Real Madrid fuera en semifinales? En los últimos tiempos equipos modestos como el Rubin Kazán, el Shaktar Donets, el Villareal, el Benfica, o el Zenit de San Petersburgo han obtenido buenos resultados en competiciones europeas. Un club de muy bajo presupuesto y escaso historial como el Dnipro de Ucrania, fue capaz de llegar a una final de Europa League, aun cuando cedió ante el siempre competitivo Sevilla, demostró que los partidos no se ganan a priori, por nómina, hay que jugarlos. Esperemos que la sangre no llegue al río y se encuentre una solución justa para todos, y la Champions continúe siendo el tremendo espectáculo que paraliza el mundo, fundamentalmente en el mes de mayo con la final. Que sigamos teniendo un partido trepidante entre dos clubes, que se ganaron en el césped, por méritos propios su inclusión allí, sin importar su presupuesto o historial.

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